Fernando Cañete honra en un comunicado a un ex empleado de la obra social fallecido, discriminado a todas las personas que han muerto reclamado atención o paliativos para la muerte al Iosper.
S
e cumplió el primer aniversario del fallecimiento de Julio Facello, quien ocupó cargos en el Instituto de Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper) y en los gobiernos municipales de Mario Moine y de Julio Solanas”.
Por ello, el presidente de la obra social emitió un comunicado recordando al fallecido ex compañero, donde expresó: “Durante muchos años, Julio nos brindó siempre un ejemplo de profesionalidad, amistad y solidaridad”.
Al tiempo que destacó: “Su compromiso no fue solo puertas adentro de nuestra Obra Social, sino que también, se desempeñó durante años como director y vice de la organización Cáritas en Paraná, donde dejó todo de sí, acompañando a las personas vulnerables y excluidas”.
El directivo del Iosper concluyó su mensaje recordando: “Hace un año que partió físicamente, pero sigue con nosotros, porque lo recordamos y le agradecemos tanta vida y servicio compartido. Siempre estará en nuestro recuerdo”.
Más allá del merecido homenaje a Facello, el cuestionado y denunciado presidente de la entidad, ha dejado pasar la oportunidad de recordar a otras personas, por las que el Iosper pudo, y debió, actuar con celeridad, y que lamentablemente, esa burocracia, les terminó costando la vida.
Tal es el caso de Tiziano Cáceres, un niño de 4 años que falleció en marzo de 2018, esperando una medicación que el Iosper nunca le hizo llegar. La petición de la familia Cáceres se judicializó y que llegó hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El reclamo judicial apuntó a lograr que el Iosper brinde "cobertura integral al 100% de la medicación Nusinersen (Spinraza) 12 mg/5ml por cuatro aplicaciones, que fuera prescripto por su médica, neuróloga infantil Lilia Edith Mesa, a los fines de tratar el padecimiento del niño consistente en atrofia muscula espinal tipo 1".
Se trata de una medicación que, en ese momento, tenía un costo del orden de los 12 millones de pesos.
Un fallo en primera instancia resultó adverso, pero luego la Sala Penal y de Procedimientos Constitucionales acabó dándole la razón a los papás de Tiziano y condenó al Iosper a brindar esa medicación. Pero antes de que se efectivizara el fallo, la obra social y la Fiscalía de Estado promovieron un recurso extraordinario, y llegaron hasta la Corte.
Finalmente, Tiziano murió sin la medicación que necesitaba, y posteriormente, sin el homenaje ni el recuerdo de los directivos de la obra que le negó la posibilidad de un tratamiento para continuar con vida.