Una jueza laboral de Gualeguay hizo lugar a una demanda por violencia en el ámbito laboral. Fue presentada por una empleada de la obra social de la provincia. Entre los funcionarios denunciados se encuentra el presidente Fernando Cañete.
M
ónica María Terraza, jueza laboral de Gualeguay, hizo lugar
a una demanda por violencia en el ámbito laboral presentada por una empleada de
la delegación del Instituto Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (Iosper)
que fue trasladada de funciones y a quien se le habría quitado la titularidad
del cargo de responsable en la obra social.
Además, la magistrada ordenó a los funcionarios de la
entidad, entre ellos su presidente, Fernando Cañete, a realizar una
capacitación en género, la cual deberá ser costeada con sus propios recursos.
La denunciante, A.M, inició su demanda el pasado 17 de
diciembre de 2021, con representación de por abogados Maite Churruarín y Damián
Ibarra, y la acusación por violencia laboral abarca a los varios funcionarios,
entre ellos el presidente, Fernando Cañete.
El reclamo de la demandante señala: “El cese de los actos de
violencia contra su persona, prohibición de acercamiento y de acuerdo al
informe médico a expedirse por el equipo técnico interdisciplinario, en el caso
de que se considere la posibilidad de reincorporarse a trabajar en los tiempos
adecuados a su estado de salud, solicitando que se le asigne como lugar de
trabajo la mini sede del Hospital San Antonio, donde en principio considera
estaría resguardada su salud por cuanto las personas que han ejercido y ejercen
violencia en su contra”.
Según consigna el Diario El Sol de Concordia, al comenzar la acción judicial, la trabajadora relató que es empleada de planta permanente de Iosper desde 2000 y que en 2015 fue designada jefa de la delegación Iosper en Gualeguay, luego de haberse jubilado quien ocupaba esa función.
La jueza laboral de Gualeguay,
Mónica María Terraza.
La situación cambió a mediados de 2017 cuando ingresó a trabajar a la delegación Gualeguay de Iosper una abogada, de nombre GCI, quien luego ocuparía su lugar en la jefatura.
Señaló que esa letrada, que según la denunciante cuenta con
“respaldo político”, fue corriéndola de su función hasta quedarse con su lugar.
En su presentación judicial, la mujer sostuvo: “Poco a poco
se le fue relegando tareas y buscando los medios para anularla”.
Todo siguió más o menos así hasta que el 11 de diciembre de
2019 cuando funcionarios de la casa central de Iosper viajaron hasta Gualeguay,
mantuvieron una reunión a solas con ella y la notificaron de “su destitución en
el cargo y la notificaron en el mismo acto de la designación de quien sería su
reemplazante, la Dra. G. I.”.
“Calificó de atropelladora y moralmente violenta la forma y
refirió que en la oportunidad tomó conocimiento que, arbitrariamente, aduciendo
la ´necesidad de reubicación del personal del Instituto´ y que el presidente de
Iosper había resuelto que se le retiraba el cargo de Jefa de Delegación, para
asignárselo a una compañera, quien no tenía más de dos años y algunos meses de
trabajo en la referida dependencia”, dice el escrito que firmó la jueza laboral
de Gualeguay.
El Iosper, a través de su representante legal, Ezequiel
Jerónimo Poncio, pidió la excusación de la magistrada para entender en la
causa.
A través de una presentación efectuada el 1° de febrero de
2022, el Iosper pidió la nulidad de las medidas resueltas por la jueza y
plantearon “la incompetencia por considerar que no estamos ante un caso de
violencia de género sino de una cuestión propia del fuero laboral, entendiendo
esencialmente que el caso ha sido erróneamente encuadrado en el marco de la Ley
26485 de Violencia contra la Mujer”.
Desde la obra social resaltaron: “No surge de la demanda que
los hechos denunciados y las conductas que supuestamente se les endilgan tengan
su fundamento en el género de la denunciante, sino que, según la denunciante lo
expresa, se habría fundado en la intención de darle a la Dra. I. su puesto
laboral para que así juntamente con la Sra. C. pudieran decidir libremente y
según sus propios criterios sobre los destinos de la Delegación del Iopser de
Gualeguay, cuestiones que considera propias del devenir laboral, pero alejadas
del móvil propio de la violencia contra la mujer”.
Fernando Cañete, presidente del Iosper.
“En cuanto a la verdad de los hechos, luego de relacionar las
invocaciones que habría hecho la actora en su escrito inicial, por su parte,
refirieron que más allá de su estado mental que le impidió recurrir el
contenido de tal resolución, lo ciertoes que la referida resolución fue dictada
por autoridad competente, en el marco de las prerrogativas que la ley de
creación de Iosper le reconoce, contando con una presunción de legitimidad”,
afirmaron desde institución.
La jueza laboral defendió su competencia y reafirmó el
encuadre del caso en el marco de la Ley de Violencia de Género.
Al respecto, señaló: “Corresponde desestimar la excepción de
incompetencia interpuesta por los denunciados, y mantenerme en el entendimiento
de esta causa por considerarme competente material y territorialmente para
ello”.
Al defender el encuadre en el caso de violencia de género, sostuvo: “Es necesario actuar, en lugar de continuar siendo meros observadores temerosos de aplicar las herramientas que se vienen perfilando y cuyo objetivo es erradicar la violencia tal como se nos enseña en las capacitaciones. Estamos precisados a llevar a cabo los cambios necesarios para preservar los derechos fundamentales de las personas, los derechos humanos, sin quedarnos con la parte teórica de las capacitaciones recibidas”.
En ese marco, Terraza admitió la demanda contra Iosper por
violencia en el ámbito laboral e institucional, y declaró: “Su existencia en
las modalidades denunciadas y conforme los fundamentos expuestos en los
considerandos precedente”.
Además, instó al Iosper a: "Que lleve a cabo los actos necesarios para reincorporar a la denunciante a su trabajo, garantizándole un ambiente saludable, libre de violencia y acoso, debiendo otorgarle tareas efectivas de la jerarquía y en la categoría de Delegada/Encargada que ocupaba antes del desplazamiento efectuado y dándole los recursos, espacios y herramientas tecnológicas para cumplirlas, en esta ciudad”.
Determinó que esa tarea no la realice en la delegación de
Iosper Gualeguay sino en la mini agencia del Hospital San Antonio.
Y finalmente exigió a la obra social: “Rever retroactivamente los descuentos de adicionales ordenados sobre los haberes de la denunciante”.
Pero también dispuso que los funcionarios denuncias realicen,
a su exclusivo cargo y costo, capacitación en materia de violencia en el ámbito
laboral y prácticas discriminatorias fundadas en razón del género y otros
motivos discriminatorios.