Un estudio inédito realizará una red de institucionales nacionales junto al INTA. En Entre Ríos apuntarán al uso agrícola, citrícola y arrocero. Intervendrán especialistas entrerrianos de la Estación Paraná.
U
na red de instituciones nacionales de ciencia y tecnología del país, junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), desarrollarán un inventario de agroquímicos en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. La información oficial da cuenta que la iniciativa busca conocer con certeza cuáles son los productos químicos utilizados en esas provincias para la producción agropecuaria y que se pueden detectar en el ambiente.
En el trabajo
intervendrán especialistas entrerrianos, de la Estación Experimental Paraná del
INTA.
María Carolina Sasal, jefa del Departamento de Recursos Naturales y Gestión Ambiental de INTA Paraná explicó a Uno que recientemente se aprobó el financiamiento de un proyecto Interinstitucional en Temas Estratégicos, para realizar una primera etapa de un inventario de niveles de agroquímicos contemplando sistemas extensivos e intensivos, la temporalidad de aplicación y sus características ambientales.
El objetivo del
proyecto consiste en realizar una evaluación espacio- temporal de los niveles
de agroquímicos en suelos, agua superficial, sedimentos y peces, en diferentes
escenarios agroproductivos de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre
Ríos y Santa Fe.
Sasal es
ingeniera Agrónoma, Magister en Ciencias del Suelo y Doctora en Agronomía.
Además es coordinadora del proyecto Remediación de suelos y aguas y
Restauración ecológica de sistemas degradados por uso agropecuario,
agroindustrial y actividades extractivas del INTA
Ante la consulta
acerca de antecedentes de estudios similares, indicó que hoy la información disponible está dispersa, fue generada en distintos
momentos y medida con distintas metodologías de muestreo y análisis por
diferentes grupos de investigación del país.
En este caso, el
proyecto reúne más de 50 especialistas de 10 universidades nacionales, Senasa e
INTA.
“La necesidad de
realizar un Inventario o estado de situación surge a demanda de un Acuerdo
Interministerial que se realizó en noviembre de 2020 entre los Ministerios de
Ciencia, Tecnología e Innovación, Agricultura, Ganadería y Pesca, y Ambiente y
Desarrollo Sustentable”, planteó y especificó que en el caso de Entre Ríos, se
seleccionarán para ser medidas, tres cuencas bajo diferentes usos
agropecuarios: “Está previsto analizar el uso agrícola en el departamento de
Diamante, el uso citrícola en Federación, y arrocero en Villaguay y San
Salvador”, adelantó a Uno.
El proyecto, dijo, tiene una duración de dos años y distintas etapas. Actualmente, hemos iniciado la elaboración de los protocolos de muestreo y análisis y hacia fines de año iniciarán los muestreos, que se realizarán en tres momentos en función de los ciclos de cultivos.
—A partir de distintos estudios del INTA u otros, ¿cómo se observa la degradación o el deterioro ambiental o en los suelos?
—Hoy disponemos de información que nos señala que la intensificación de la agricultura, que en los últimos 50 años generó incrementos sustanciales en la producción de alimentos, puede tener consecuencias ambientales negativas como aumento de la erosión, compactación, disminución de fertilidad, reducción de la biodiversidad, contaminación, y a escala global impacto sobre el clima. Por esto, preocupa su sustentabilidad en el largo plazo y su efecto sobre el medio ambiente.
En Entre Ríos, las características naturales de baja capacidad de infiltración de sus suelos y la topografía ondulada, predisponen al 57% de la superficie a procesos de degradación por erosión hídrica.
Este proceso de
degradación que se agrava con cambios de uso del suelo o simplificación de
secuencias de cultivos, amenaza la calidad de las aguas superficiales debido a
las pérdidas por erosión y el arrastre de fertilizantes y otros agroquímicos
aplicados al suelo. En este sentido, los diagnósticos de estado de situación
son imprescindibles para diseñar e implementar estrategias de mitigación y si
es necesario remediación del ambiente.
—Esa falta de información ordenada, protocolizada
y estandarizada en las provincias es lo que impide que se avance en medidas
comunes ligadas al uso de los agroquímicos?
—Existe una gran
necesidad de contar con información ordenada y protocolizada, obtenida de
manera sincrónica sobre niveles de agroquímicos a nivel nacional, pero en
particular Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe que son las principales
productoras agrícolas en el país.
La información estandarizada sobre los actuales niveles ambientales de agroquímicos debería servir como información de base para generar un sistema de monitoreo a largo plazo, verificar la eficacia de las actuales regulaciones al permitir contrastar los niveles guía disponibles para los distintos plaguicidas y las concentraciones registradas en las distintas matrices, permitir detectar desvío de usos, ayudar a establecer niveles de uso de plaguicidas que sean sustentables con el ambiente y las poblaciones que rodean las áreas productivas, generar confianza en la población y facilitar exportaciones de productos certificados como sustentables. En tal sentido, los resultados del proyecto constituirán un insumo para gestionar políticas públicas que contribuyan al desarrollo de una producción sustentable.
—Cómo se miden los niveles ambientales de
agroquímicos? Alguna región ya tiene mediciones preliminares?
—Hoy tenemos en
el país disponible capacidades para detectar bajísimas concentraciones de
agroquímicos en el ambiente. Hay equipamiento de alta complejidad y personal
altamente calificado para el análisis de trazas y residuos en distintas
matrices. Diferentes trabajos científicos en el país dan cuenta de esto, se
llevan a cabo en estudios generalmente enmarcados en tesis de posgrado. Estos
estudios en general se basan en toma de muestras a distintas profundidades,
momentos, tiempos y metodologías analíticas que dificultan su comparación. Por
esto se busca un consenso en los principales especialistas de la región para
que luego este trabajo pueda ser replicado en otras provincias y con otros usos
agropecuarios.
—Este trabajo sería un aporte fundamental para el
debate inconcluso y no resuelto sobre el uso y distanciamiento de las
aplicaciones de agroquímicos.
—Contar con
información científica, rigurosa y confiable es necesario en cualquier debate.
El estudio del distanciamiento o dimensionamiento de áreas de resguardo
ambiental requiere adicionalmente estudios que incluyan la matriz aire, y
además, que desarrollen estrategias de producción adecuadas y compatibles con
esas interfaces críticas.
Justamente el mes pasado, el INTA Paraná y la empresa ARsense firmaron un convenio para desarrollar equipamiento para monitoreo en aire de agroquímicos. El objetivo es fabricar y poner a punto un equipo de toma de muestras de aire que permita cuantificar plaguicidas que puedan encontrarse en fase vapor o particulado. Esto permitirá generar información inédita en el país respecto a calidad de aire y aportará herramientas y resultados científicos para recomendaciones agronómicas en pos de reducir la deriva de plaguicidas y contribuir a la definición de áreas de resguardo ambiental.