El Superior Tribunal de Justicia designó a Carola Bacaluzzo. Es la 6° funcionaria en tramitar la causa iniciada en 2013, en la que Dolores Etchevehere denuncia a su madre y hermanos por estafa.
E
n acuerdo general, el Superior Tribunal de Justicia (STJ) designó, el miércoles 18, a la abogada Carola Bacaluzzo como titular del Juzgado de Garantías N° 7. Hasta ese nombramiento a dedo por parte del STJ y sin pasar por el proceso de selección del Consejo de la Magistratura, Bacaluzzo se desempeñó como relatora del juez Daniel Carubia, vocal de la Sala Penal del STJ.
Entre otras causas, Bacaluzzo tomó en sus manos el
voluminoso expediente de la denuncia por estafa que en 2013 inició Dolores
Etchevehere contra su madre, Leonor María Magdalena Barbero Marcial, y sus tres
hermanos, Luis Miguel, Arturo Sebastián y Juan Diego Etchevehere, y que a lo
largo de su tortuoso desarrollo sumó denuncias por vaciamiento de empresas,
evasión impositiva y fraude al Estado.
Bacaluzzo se convirtió así en la sexta jueza que tramita la causa Etchevehere, un proceso que muestra el zigzagueante camino que suelen tener las denuncias en la Justicia cuando dependen del humor de los funcionarios judiciales. El último juez a cargo de esa investigación fue Juan Hipólito Carlin, un exdefensor nombrado, también por el STJ, sin intervención del Consejo de la Magistratura, como juez de Garantías.
La causa Etchevehere empezó, entonces, en 2013 pero a poco de andar estuvo a punto de naufragar.
El 6 de diciembre de 2013, el fiscal Ignacio Aramberry elevó
al entonces juez de Instrucción Alejandro Grippo la “denuncia presentada por la
ciudadana Dolores Etchevehere ante esta Fiscalía a mi cargo”: 20 carillas de
mucha información que ponía contra las cuerdas a sus tres hermanos, Luis
Miguel, Arturo Sebastián y Juan Diego Etchevehere, y a su madre, Leonor María
Magdalena Barbero Marcial.
El 20 de diciembre de ese año, Dolores Etchevehere ratificó ante el juez Grippo los términos de la denuncia formulada por escrito.
La decisión que siguió en la Justicia fue un bochorno: el 6 de febrero de 2014, la agente fiscal Evangelina Santana dictaminó lo que sigue: “Atento a la entidad del hecho que diera inicio a las presentes y siendo factible que el conflicto suscitado en autos pueda ser resuelto mediante el proceso de mediación, ante la pronta implementación en nuestra jurisdicción del nuevo ordenamiento adjetivo, remítase las presentes actuaciones a la Delegada Judicial del Ministerio Público Fiscal, Dra. Paola Farinó, a fin de que consulte a las partes y en caso de que presten su consentimiento, celebre la mediación”.
El 24 de febrero, y tras entrevistarse con Dolores
Etchevehere, Farinó informa que la mediación resulta inviable. El 6 de marzo,
la agente fiscal Santana anoticia al juez Grippo de la continuación de la causa
penal. La primera medida que dicta el magistrado es pedir a la Dirección de
Personas Jurídicas de Entre Ríos información sobre la composición societaria de
Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), la empresa editora de El Diario, y de
Construcciones del Paraná SA, empresa de la que son socio los Etcheveherfe.
También, a los bancos Itaú y de Entre Ríos para que informen sobre líneas de
crédito otorgadas a la firma Las Margaritas, también del holding de los
Etchevehere.
Dolores Etchevehere dice en un segundo escrito, presentado el 10 de abril de 2014: ”Básicamente he denunciado la forma en la que abusivamente se ha obligado a la sociedad en beneficio de un grupo de accionistas (mis hermanos y mi madre) lo que posibilitó la extracción de fondos líquidos para ser aplicados a otra maniobra también de una tercera: Construcciones del Paraná, de la cual naturalmente no soy accionista (sí lo soy de SAER y Las Margaritas, como oportunamente explicara)”.
De ese modo, la menor del clan Etchevehere contaba de qué manera se había «vaciado» a Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER)
En la primera denuncia, la mujer habló de la “toma fraudulenta de un crédito del Banco Itaú por la suma de $1.066.000 equivalentes a u$s 250.000 al cambio de entonces (año 2011, aproximadamente $4,24242 por dólar) cuyo importe fue retirado por los denunciados según así surge de los estados contables correspondientes al ejercicio cerrado al 31 de diciembre de aquel año”. Los denunciados son, claro, sus tres hermanos y su madre.
Después, abundó en las cifras y detalló que el fraude
bancario fue mayor a los u$s 250.000.
Hubo otros dos montos de u$s 360.000 y u$s50.000 que los denunciados
tomaron de préstamos bancarios y se repartieron en provecho personal. Por eso,
en 2014 Dolores Etchevehere pidió el allanamiento de la sede de la sociedad Las
Margaritas SA, en Urquiza 1123, tercer piso, el mismo edificio donde funcionó
la Redacción de El Diario, con el propósito de secuestrar los libros contables
“y toda otra documentación que tenga que ver con el hecho que se denuncia”.
También pidió allanamientos a las sedes de SAER, en la misma dirección, Urquiza
1123, tercer piso , dirección que corresponde a otra firma, Construcciones del
Paraná, cuyo allanamiento también solicitó.
Los préstamos, después se supo, fueron pedido por los Etchevehere a los bancos Itaú y Nación, a tasa subsidiada, en teoría para fines productivos, pero que en la práctica fueron a dar al bolsillo de la familia.
Con su denuncia, Dolores Etchevehere procuraba establecer “la ruta del dinero” y la “posible utilización de los fondos (o parte de ellos) de los préstamos tomados por Las Margaritas SA en la transferencia de los inmuebles” propiedad de SAER. Desvío de fondos, vaciamiento, estafa: delitos gravísimos que una fiscal, más adelante, entendería como una simple peleíta familiar.
Ese modus operandi sería luego reseñado en un dictamen de los fiscales Alejandro Cánepa y Viviana Ferreyra, que más tarde intervendrían en el caso tras la desafortunada intervención de la fiscal Santana y, más tarde, de su colega Laura Irene Cattáneo.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora