El Gobierno Nacional declarará esta semana la emergencia hídrica por la bajante del río Paraná, lo que permitirá destinar fondos para las localidades afectadas, pero aún no detallan el monto para Entre Ríos.
A
través de un Decreto de Necesidad y Urgencia, el Gobierno
de Alberto Fernández decretará en los próximos días la emergencia hídrica por
la bajante del río Paraná, que ya afecta a varias provincias de la región.
“Probablemente estamos ante la bajante más pronunciada y de mayor duración de
los últimos cien años”, advirtió Sergio Federovisky, viceministro de Ambiente y
Desarrollo Sostenible de la Nación.
“Estamos trabajando en una mesa convocada por la Jefatura de Gabinete, encabezada por Santiago Cafiero. En esa mesa se evaluó una inversión de 1.000 millones de pesos para garantizar el funcionamiento de la cuenca en términos de agua potable, en términos de navegación y en términos de residuos peligrosos, entre otros puntos”, comentó el funcionario. “Se va a emitir un Decreto de Necesidad y Urgencia que probablemente salga mañana o pasado con la declaración de emergencia hídrica, que va a permitir justamente destinar todos los fondos y todas las acciones ministeriales para afrontar la amenaza que significa la bajante”, adelantó Federovisky a Infobae.
Una inversión de 1.000 millones de pesos para garantizar el funcionamiento de la cuenca en términos de agua potable.
Según cuenta el viceministro trabajan en la mesa convocada
por el jefe de Gabinete, los ministerios de Obras Públicas, Seguridad, Ambiente
y Transporte, además del Instituto Nacional del Agua (INA) y del Ente Nacional
de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA). El foco está puesto en la situación
crítica que genera la histórica bajante registrada desde hace largos meses en
el río Paraná.
Uno de los fines es garantizar el acceso de la ciudadanía al agua potable.
“A muchas empresas locales potabilizadoras de agua se les
dificulta la posibilidad de tomar agua, porque prácticamente terminan chupando
barro, por decirlo groseramente. Ahí tenemos que estar atentos y es por eso que
estamos trabajando en la mesa con los demás ministerios”, explicó Federovisky.
Se busca “garantizar la provisión de agua potable de la manera que se pueda”.
En relación al escenario, Federovisky explicó: “Lo que
estamos viendo es la expresión más cabal de un problema ambiental agudo. Esto
es un problema ambiental en todas sus formas, porque además es multicausal como
todos los problemas ambientales. Es muy probable que estemos viendo una de las
consecuencias más anunciadas y más dramáticas del calentamiento global, que es
la agudización de los extremos”.
“Lamentablemente es muy posible que tienda a repetirse de
esta manera rotunda a lo largo del tiempo. Es decir que no sea un episodio
casual ni que se de con unicidad, sino que sea parte de los escenarios que
vamos a ver de ahora en adelante en la situación que plantea los cambios
climáticos”, enfatizó en su lectura de escenario.
A principios de mes, Nación estatizó por decreto la Hidrovía Paraná-Paraguay, por lo que el control está a cargo de la Administración General de Puertos (AGP). “Hay que garantizar la navegabilidad más allá de si el operador es un privado o es el Estado mismo. El Estado está necesitado de garantizar que el flujo del comercio exterior siga vigente y es por eso que estamos trabajando para establecer estas pautas con el ministerio de Transporte”, enfatizó en ese sentido el funcionario, quien también es biólogo y periodista especializado en medio ambiente.
La quema de humedales está conectado a la bajante del Paraná, según explica Federovisky
Para Federovisky, la situación es grave y compleja. “Estamos
ante una sequía extraordinaria en la zona alta de la cuenca del Paraná, cercano
al Amazonas y en la zona de Mato Grosso. Cuando digo la cuenca, no me refiero a
la parte argentina del río Paraná, sino a los afluentes, los lugares donde
nacen los ríos. Toda la cuenca donde integra toda la parte de Brasil, casi todo
Paraguay, parte de Bolivia, Uruguay y por supuesto un importante territorio de
Argentina está sometida a todas estas variables: cambio climático, sequía
extrema, el fenómeno del Niño, la deforestación aguda, el mal manejo de los
ríos, las dificultad en el manejo de los caudales o las represas”, fundamentó
el biólogo.
En este sentido, completó: “Todo esto conforma hoy un
resultado que estamos viendo, poniendo en riesgo además en el caso Argentino,
el humedal fuertemente deteriorado de la zona de la Mesopotamia, que con esta
bajante se ve doblemente agravado".
La quema de humedales está conectado a la bajante del Paraná, según explica Federovisky. “Lo que estuvimos viendo el año pasado y vimos este año, como consecuencia de la bajante, es quema para secar el humedal. Colocar terraplenes en la zona que se ha quemado para evitar que cuando suba el nivel del río, el agua vuelva a ingresar. A través de ese mecanismo, destruir el humedal para convertirlo en tierra seca para futuras explotaciones agropecuarias o ganaderas. Eso es avance de la frontera agropecuaria utilizando el fuego como sustituto de la topadora”, explicó.
En lo que respecta a las proyecciones del clima, el viceministro sostiene que no existen buenas señales para el panorama de la bajante: “Las perspectivas de los expertos del INA son que la situación de bajante puede permanecer hasta fines de este año. De ese modo, la situación aparece como una amenaza seria. Por el lado de los incendios forestales, pero por el lado también de factores adicionales como por ejemplo la provisión de agua potable, la aparición de una afloración de cianobacterias que se ve facilitada por la bajante”.