El Director General de la Defensoría del Pueblo de Paraná murió este domingo luego de batallar durante tres semanas contra el Covid. Este lunes no habrá atención al público en las oficinas.
E
ste domingo falleció Horacio Gaitán, Director General de la
Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Paraná, tras luchar durante tres semanas
contra el Covid. No habrá atención en las oficinas este lunes.
Horacio Gaitán tenía 56 años y fue parte del grupo de trabajo
inicial de la Defensoría del Pueblo, cuando se creó en 2003, e integró el
Registro de Mediadores Comunitarios Voluntarios de la institución desde 2006.
Este lunes no habrá atención en la Defensoría del Pueblo: Por urgencias, se solicita comunicarse por mensaje de texto/whatsapp al 343 6226414, al correo electrónico [email protected] o por Facebook en Defensoría del Pueblo de Paraná. Por temas de mediación, al 343 5163712 o a través del mail [email protected]
La despedida de sus compañeros
"Con una memoria admirable, recordaba fechas, anécdotas y acciones de la institución a lo largo de estos 18 años de existencia. Era un reservorio de la historia que no se encuentra en los papeles y también, de la que queda en los registros escritos. Siempre tenía el dato. Y esa habilidad la desplegaba además en relación a la historia argentina y, especialmente, a la referida a la Unión Cívica Radical (UCR), ideas con las que congeniaba sin ahorrar una mirada crítica", expresaron desde la Defensoría.
Agregaron que tanto tenía presente hechos de otro tiempo, que ante determinadas consultas y reclamos de vecinos, referidos principalmente a temas bancarios, solía apelar a la historia para explicar el porqué del funcionamiento actual del sistema financiero.
"Serán imágenes que los integrantes de esta institución atesoraremos de Horacio, una buenísima persona que lamentablemente dejó este presente".
"Al atender consultas de la ciudadanía, no reparaba en el tiempo, ni en las explicaciones, y lo hacía desde la calidez y amabilidad. Su sensibilidad estaba presente en las distintas facetas de su vida, pero en la Defensoría basta un ejemplo: no dejaba que los vendedores ambulantes que llegaban hasta la oficina a ofrecer sus mercaderías se fueran sin nada; él compraba aunque no le hiciera falta", lo recordó la institución.
Recordaron su "sonrisa recurrente", sus charlas largas y pausadas, abundantes en referencias; su predisposición incondicional, sin horarios ni días; sus muestras de amistad y "el sonido cansino de sus pasos en la larga escalera de ingreso al edificio de calle Monte Caseros 159".
“Descansa en Paz, Horacio, diste lo mejor de vos. No alcanzaste a estar en la nueva sede que tan entusiasmado te tenía, pero nunca dejarás nuestros recuerdos. Es el sentimiento de los que compartimos el lugar del trabajo que tanto honraste", finalizaron.