El ex intendente de Colonia Avellaneda, Edgardo Dellizzotti, abandonó formalmente el Partido Justicialista tras una dura carta a sus autoridades. Se había afiliado con la "transversalidad" kirchnerista y provenía de la UCR.
E
l ex intendente de Colonia Avellaneda, Edgardo Dellizzotti presentó ante las autoridades del Consejo Provincial del Partido Justicialista el pasado 11 de septiembre una nota en la cual expresa numerosas críticas al accionar de dirigentes y funcionarios y denuncias de presunto nepotismo y acomodo de familiares en estamentos de poder de la provincia.
También echó en cara la falta de acompañamiento de vicegobernadores y legisladores del departamento a sus gestiones en la ciudad aledaña a Paraná.
Al no recibir respuestas partidarias, consignó Debate Abierto, decidió presentar su renuncia mediante telegrama ante la Justicia Electoral de la provincia.
Restará saber a partir de este momento si Dellizzotti continúa la
senda que emprendieron algunos dirigentes ex PJ quienes fundaron sellos locales
para competir en sus localidades bajo una nueva identidad vecinalista.
En Colonia Avellaneda, mientras tanto, el peronismo es conducido por el actual intendente Ariel Weiss.
Trayectoria
Cabe recordar que Dellizzotti llegó al gobierno de Colonia
Avellaneda por la Unión Cívica Radical, luego mutó en radical kirchnerista,
como lo recuerda en la carta que envió previa a su renuncia al PJ. “Luego del
ofrecimiento efectuado realicé la transversalidad, afiliándome al Partido Justicialista y acompañando
fielmente y con todo mi esmero al Frente para la Victoria”, reseña.
El dirigente primero gobernó en la ciudad cercana a Paraná
cuando era una junta de fomento. En 2011, cuando fue elevada a la categoría de
municipio, fue electo intendente, y reelecto con dicha investidura en 2015.
La carta enviada por Dellizzotti ante las autoridades del
PJ:
AL CONSEJO PROVINCIAL DEL
PARTIDO JUSTICIALISTA
DISTRITO ENTRE RIOS
SU DESPACHO:
Quien suscribe, Edgardo Daniel DELLIZZOTTI, en mi carácter
de afiliado y ex presidente municipal, me dirijo a ustedes y
a toda la militancia a través de las consideraciones que paso a exponer.
Como ustedes saben, he sido dirigente de la ciudad de
Colonia Avellaneda durante casi veinte años, siendo impulsor en el año 2002 de
la “Democratización de las Juntas de Gobierno”,
lo cuál me permitió a través de la coalición que conformaba en ese
entonces, convertirme en el primer presidente electo de mi localidad, elegido
por el voto popular.
Que unos años después -luego del ofrecimiento efectuado- realicé la transversalidad, afiliándome al Partido Justicialista y acompañando fielmente y con todo mi esmero al FRENTE PARA LA VICTORIA, en cual representé en las elecciones municipales de los años 2007, 2011 y 2015, siendo victorioso en todas ellas, contando con un apoyo provincial parcial, ya que si bien logre la adhesión de los gobernadores, no pasó lo mismo con sus vicegobernadores, ni con los legisladores enganchados en la lista sábana del partido.-
Por aquellos años, lo que empezó con una gran ilusión y esperanza, terminó en un gran desencanto y contrariedad. Y como fiel seguidor de la ideología de Juan Domingo Perón, me indigna, me entristece y no puedo tolerar que algunos dirigentes, sin vocación política y servicio, tengan como único norte “acomodar” en el Estado a familiares y amigos, siendo traidores a la causa tan noble y prestigiosa que pregona nuestro partido y de la cual me siento totalmente identificado.-
Es necesario un cambio profundo, sin anestesia, debemos reformar la Carta Orgánica Partidaria
y el Tribunal de Disciplina, para que aquellos dirigentes oligarcas y
sectarios- muchos de ellos puestos a dedo, llegando a ocupar una banca como
legislador sin siquiera haber integrado una cooperadora- sean
responsabilizados, por sus desdeñables y miserables actos, que someten y
oprimen a todos los ciudadanos, dañando
y desprestigiando a todos los que formamos el pueblo justicialista.
Los invito a que pregonemos e instemos a este cambio, es posible una provincia y país con equidad e igualdad, con oportunidades para todos, y no éste con dirigentes incapaces y un pueblo empobrecido.
Les hago llegar un saludo con el mayor de los respetos, quedando a disposición de aquellos que tengan el mismo anhelo y esperando una respuesta favorable. Caso contrario, me veré en la obligación moral de renunciar indeclinablemente al Partido Justicialista.-