
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, anunció este jueves en la red social X la liberación de 84 ciudadanos ucranianos, incluidos personal militar y civiles, en un nuevo intercambio de prisioneros con Rusia. Zelensky destacó que “casi todos requieren atención médica y una rehabilitación significativa”. Entre los civiles liberados se encuentran personas que habían sido retenidas por fuerzas rusas desde 2014, 2016 y 2017, mientras que el grupo militar incluye a defensores de Mariúpol, ciudad símbolo de la resistencia ucraniana en los primeros meses de la invasión rusa.
El mandatario ucraniano agradeció el trabajo del Cuartel de Coordinación, la Inteligencia Militar (GU), la Oficina presidencial y los servicios especiales por su esfuerzo en la liberación de prisioneros, así como la mediación de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) que facilitó el intercambio. “Agradezco a todos quienes nos ayudan a seguir liberando a prisioneros ucranianos”, afirmó. Zelensky también subrayó el papel de los combatientes en el frente, quienes “reponen cada semana el fondo de canje de Ucrania”.
La operación de liberación se lleva a cabo en un contexto internacional marcado por intensas tensiones y a pocas horas de una cumbre bilateral entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el presidente estadounidense Donald Trump en Alaska, una reunión que podría redefinir el rumbo de la guerra en Ucrania y el futuro económico de Rusia. Según Bloomberg, Putin llega a la cita presionado por una crisis financiera interna sin precedentes desde la década de 1990. El precio internacional del crudo ha caído a 55 dólares por barril, el gasto militar se sitúa en el 8% del PIB y la inflación anual supera el 10%. A esto se suma un notable aumento de la deuda y señales de alarma acerca de la viabilidad del sector bancario ruso.
Fuentes citadas por Bloomberg indican que Putin busca en esta negociación aliviar la presión sobre el Kremlin a través del levantamiento de sanciones occidentales y concesiones en Ucrania, mientras que Washington advierte sobre la posibilidad de endurecer aún más las medidas punitivas si no se llega a un acuerdo. “La economía rusa no se encuentra bien en este momento”, advirtió Trump, quien afirmó que cualquier rebaja en la presión solo se otorgará ante avances concretos.
El deterioro de las finanzas rusas se aceleró con la invasión de Ucrania en febrero de 2022, a partir de la cual el Kremlin incrementó el gasto militar, obligó a la banca a otorgar créditos preferenciales a contratistas y recurrió a controles financieros rigurosos. Expertos del Carnegie Endowment y del Banco de Finlandia sostienen que el déficit fiscal ruso y el estancamiento en los sectores productivos amenazan la sostenibilidad de la estrategia actual. El Fondo Nacional de Riqueza corre el riesgo de agotarse antes de fin de año, lo que comprometería la capacidad de acción del gobierno.
El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, describió la situación como una “tormenta”, mientras que Herman Gref, director ejecutivo de Sberbank, advirtió sobre el riesgo de una recesión inminente. En el caso de un eventual acuerdo de cese al fuego, los funcionarios bancarios temen una ola de quiebras entre contratistas militares que han sido inflados por el crédito.
La cumbre de Alaska representa para Moscú una oportunidad de conseguir alivio internacional y margen político, mientras que para Estados Unidos se presenta como una ocasión para imponer condiciones desde una posición de fuerza. La resolución del encuentro podría influir en el curso de la guerra en Ucrania y en la futura estabilidad de Rusia. El reciente canje de prisioneros, según Zelensky, anticipa la posibilidad de nuevos acuerdos y pone de manifiesto la determinación de Kiev por recuperar a sus ciudadanos, incluso en circunstancias internacionales altamente adversas.