
Atreverse en una Argentina que consume 12 millones de alfajores por día y hay un boom de lanzamientos, sobre todo en el segmento de los alfajores “bajoneros”, aquellos de unos 70 gramos, habla de tomar riesgo.
Y algo de eso se adjudica Alejandro Ibarra que el año pasado desembarcó con una fábrica en Gualeguaychú, Entre Ríos, con un alfajor muy típico de su Uruguay natal que llamó Juana La Loca.
“Lo que hicimos desmiente esa percepción tan asentada acerca de que los empresarios uruguayos tenemos aversión al riesgo”, le dice Ibarra a Clarín al enumerar tropiezo tras tropiezo entre las trabas para importar insumos primero, las oscilaciones con el dólar, mantener precios competitivos, la caída del consumo y lo que implica desarrollar una cadena de distribución. Aquel primer aterrizaje implicó un desembolso de US$ 1 millón.
Terminó desprendiéndose a manos de la firma El Rodeo de Catamarca de los alfajores Juana La Loca, con la reputación de liderar al otro lado del río en el segmento premium y apelando a una tradición que despierta emoción en Uruguay por ser alfajores de salchichón de chocolate, un postre casero habitual elaborado con cacao y las galletitas rotas.
Pero ese producto “Ya fue” y la expresión sirvió para nombrar a su última aventura, los alfajores con tapa de merengue, algo que le costó varios meses conseguir y que después de numerosas pruebas consiguió proveedor en Córdoba.
El lanzamiento corona lo que comenzó cuando Ibarra decidió recorrer por su cuenta cada kiosco para entender qué es lo que faltaba para un producto que en la Argentina de los bolsillos flacos se convirtió en un almuerzo para muchos. Así descubrió que era necesario un packaging con variedad, tres gustos en pocas unidades y por supuesto, el merengue como diferencial. Otro tema, la duración: que llegue fresco a los 90 días.
En Gualeguaychú ya tienen planes de ampliación para una planta que produce 800.000 unidades por mes.
Es curioso, pero los uruguayos lideran este tipo de alfajor que se diferencia del premium que representan los Havanna y los más masivos como Jorgito o Guaymallén, que inició Ulpiano Fernández en 1945 y que produce desde su flamante planta en Ezeiza, unas 3 millones de unidades por día.
En Uruguay precisamente surgió Marley que innovó con la tapa con doble baño y el que creó la categoría bajoneros que se hicieron conocidos en Argentina en el 2020.
Su creador fue Pablo Frioni, hoy director de la empresa Productos Bajoneros, quien es, curiosamente, salteño. Surgieron con la legalización de la marihuana en el país vecino pero ellos sostienen que “el bajón” está asociado al antojo. Como suele suceder los socios se dividieron y de Marley fundaron Rasta que lideran en la categoría en el país.
Ambos para un público joven. Rasta se produce en Luján a razón de 50.000 alfajores por día. Utiliza la red de distribución de Speed, esa bebida energizante sin alcohol y una marca que se vincula al abogado Víctor Stinfale, conocido por representar desde Maradona a delincuentes como Luis “el Gordo” Valor y el fallecido barrabrava José “el Abuelo” Barrita. La novedad es que Speed habría comprado Rasta en la Argentina y también a Marley en Uruguay.
En cuanto a Ya Fue, el alfajor que se elabora en Gualeguyachú, el formato es cuadrado, cada unidad pesa 70 gramos, más que otros alfajores.
“La marca estará presente en canales de consumo tradicionales como kioscos, salones, almacenes y autoservicios, que es por donde se comercializa este tipo de productos en Argentina. Ya cerramos con distribuidores que suman entre 8.000 y 10.000 puntos de venta”, indica Ibarra al contar que aquí en Argentina se consume en un mes lo que en Uruguay se concreta en un año.
Junto a su socio Mario Almirón, también uruguayo, enfatiza la innovación con merengue. No es para menos. Jorge D’Agostini, autor de Alfajor argentino: historia de un ícono, cuenta que parte de la Constitución de 1853 se redactó en Santa Fe, en la alfajorería Merengo, reina de las golosinas con merengue.