
El Servicio Meteorológico Nacional ha dado a conocer el pronóstico climático para el trimestre de julio a septiembre. En este informe, se indica que prevalecerán las condiciones Neutrales y se prevén lluvias dentro de lo normal para el norte del país y el sudeste de Buenos Aires; en cambio, en la provincia de Córdoba y el oeste de Santa Fe, se esperan niveles inferiores a lo habitual, mientras que el sur del litoral y el noreste de Buenos Aires recibirán precipitaciones por encima de lo normal. Las temperaturas, por su parte, mostrarán un comportamiento normal o superior a lo habitual en las regiones del NOA, Cuyo y el centro del territorio.
Sin embargo, el consultor Eduardo Sierra advierte que “estamos frente a una situación climática inestable, con fuertes irrupciones de aire polar en las últimas semanas”. Esta masa de aire muy frío se posiciona en regiones del norte, impidiendo la entrada de la humedad que aporta el aire tropical.
“Tradicionalmente, las lluvias en Argentina se originan a partir de vientos cálidos del nordeste, cargados de humedad, que se encuentran con vientos fríos del sudoeste, generando así precipitaciones. Debe existir un equilibrio entre ambas fuerzas, pero los vientos polares de las últimas semanas han alterado esta dinámica”, explica el especialista.
De cara al futuro, Sierra considera que la actual condición Neutral puede mantenerse o podría evolucionar hacia una Neutral Cálido. Mientras se define este proceso, el clima fresco o frío favorecerá un buen desarrollo de los cultivos de granos finos, los cuales iniciaron su ciclo con óptimas condiciones de humedad, facilitando el desarrollo de raíces y el macollaje.
En cuanto a la siembra de granos gruesos, aún quedan muchas incógnitas por resolver y los pronósticos son menos precisos. Sierra sugiere que hay posibilidades de un escenario favorable para los maíces tempranos, que podrían beneficiarse de la humedad acumulada y desarrollarse adecuadamente con una baja población de chicharritas y otros insectos. Sin embargo, para los maíces tardíos, podría haber un mayor riesgo si las irrupciones de aire polar continúan durante el verano, lo que podría seguir limitando la entrada de aire húmedo tropical. En este hipotético escenario, la disponibilidad de agua en el suelo podría no ser suficiente para satisfacer las demandas de las etapas reproductivas del maíz y la soja. Por ello, Sierra concluye usando una metáfora: “si persisten en verano, los vientos polares se convertirían en barreras para el clima”.