
El presidente Javier Milei volvió a evidenciar su particular forma de ejercer la representación pública al retirarse antes de la jura de los nuevos diputados y trasladarse al Campo Argentino de Polo, donde se disputaba la semifinal del Abierto. Según reconstruyó este medio, Milei salió del Congreso junto a su hermana y secretaria general, Karina Milei, y, minutos después, ambos fueron vistos en Palermo, instalados en la tribuna para presenciar el partido en el que jugaba Adolfo Cambiaso, figura central del deporte y amigo del Presidente.
En el campo, los Milei se mostraron distendidos: Karina saludó a varios asistentes y el Presidente fue recibido con aplausos y pedidos de fotos. Las cámaras registraron abrazos con Cambiaso y conversaciones informales con parte de su equipo, una escena que contrastó con la solemnidad legislativa que acababan de abandonar. El mandatario incluso lució un casco con el escudo argentino, un gesto interpretado como parte de su construcción simbólica en torno a la tradición vinculada al caballo, uno de los repertorios que suele reivindicar en público.
La presencia presidencial no pasó inadvertida: los espectadores celebraron su llegada con gritos de apoyo. Milei respondió con el pulgar levantado y una sonrisa, mientras Karina filmaba parte del momento con su celular. La jornada, que también contó con la asistencia de colaboradores cercanos del Presidente, derivó en una secuencia de imágenes que rápidamente circularon en .
La decisión de ausentarse de la jura y priorizar un evento deportivo reavivó el debate sobre su estilo de liderazgo: para algunos fue una señal de desinterés por los rituales institucionales del Congreso; para otros, un gesto coherente con la narrativa de Milei de distanciarse de la “casta” y mostrarse en espacios menos formales, donde se siente más cómodo y recibe adhesiones espontáneas del público.
El episodio, una mezcla de política, espectáculo y estrategia de imagen, puso otra vez en evidencia la tensión entre los compromisos protocolares y la estética libertaria que Milei cultiva desde antes de llegar a la Casa Rosada. Entre los juramentos legislativos y el brillo del polo, el Presidente eligió este segundo escenario para pasar la tarde.





