
Desde Washington, Estados Unidos – Los cinco opositores venezolanos que enfrentaron la presión armada y psicológica del régimen de Nicolás Maduro en la embajada argentina en Caracas agradecieron el apoyo político de Javier Milei, quien mantiene una firme condena hacia el gobierno caribeño.
Magalli Meda, Claudia Macero, Omar González, Pedro Urruchurtu y Humberto Villalobos fueron recibidos anoche por el embajador de Argentina en Estados Unidos, Alec Oxenford.
“Ustedes nos salvaron la vida. Estamos infinitamente agradecidos al presidente Milei”, expresaron los cinco disidentes durante una reunión de una hora en la sede diplomática argentina.
“Fue conmovedor compartir un encuentro con mis amigos venezolanos rescatados: Magalli, Claudia, Humberto, Omar y Pedro. Seguiremos trabajando sin descanso junto a ellos para terminar con las dictaduras en la región. ¡Viva la LIBERTAD!”, publicó Oxenford en su cuenta de X después del encuentro.
La cena informal, que concluyó con los tradicionales alfajores de Mar del Plata, se llevó a cabo en un contexto en el que el Gobierno argentino intensifica sus acciones contra la dictadura de Maduro por la detención sistemática de ciudadanos argentinos en Venezuela.
“La Sr. Diosdado Cabello (número dos del régimen caribeño) dirige una maquinaria represiva basada en el miedo, el secuestro de inocentes, la desaparición forzada y el hostigamiento sistemático a las familias de los perseguidos”, aseveró la cancillería argentina en un comunicado oficial.
Este viernes, Venezuela reportó la detención de otro argentino. Cabello confirmó que el detenido es Germán Darío Giuliani, con pasaporte número AAF598175.
Aún se desconocen los cargos que la dictadura imputa a Giuliani, pero su caso se suma al de Pablo Gonzalo Carrasco, un experto en ciberseguridad arrestado por “conspiración”, y al del gendarme Nahuel Gallo, quien fue secuestrado el 8 de diciembre cuando viajó para visitar a su familia durante las fiestas.
Antes de su visita a la embajada argentina, los cinco opositores a Nicolás Maduro se encontraron con Marco Rubio, quien fue fundamental en el diseño y ejecución de la operación que les permitió alcanzar la libertad.
La reunión entre el secretario de Estado y Meda, Macero, González, Urruchurtu y Villalobos se produjo en un momento en que el régimen caribeño intensifica su represión contra la oposición de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
En un mensaje en su cuenta de X, Rubio manifestó que fue “un honor reunirme con los valientes líderes de la oposición venezolana que fueron blanco de la represión y la tiranía de Maduro”. Además, subrayó: “Su valentía inspira a todos los que trabajan por un futuro más democrático, especialmente tras la detención arbitraria de Juan Pablo Guanipa y más de 70 personas”.
Al final de su publicación, Rubio reafirmó que “EEUU no vacilará en su apoyo a los venezolanos que luchan por la democracia y el regreso seguro de todos los estadounidenses detenidos injustamente”.
Luego de las declaraciones del secretario de Estado, María Corina Machado también utilizó X para agradecer el compromiso de Rubio con la oposición venezolana. “Muchísimas gracias, Secretario @marcorubio, por su firme apoyo a la causa democrática de Venezuela, que es la causa por la seguridad y la prosperidad de todas las Américas.
El rescate de nuestros compañeros, quienes fueron rehenes por más de un año en la Embajada de Argentina, fue una operación épica e impecable, que expuso la profunda vulnerabilidad del régimen de Maduro. Gracias”.
“Siempre agradeceremos al Presidente Trump por su compromiso inquebrantable con el pueblo venezolano, que, a pesar de la brutal represión y el empobrecimiento deliberado, sigue de pie, con coraje y dignidad, decidido a vivir en LIBERTAD”, agregó Machado en su cuenta de X.
Meda, Macero, González, Urruchurtu y Villalobos estuvieron asilados en la embajada argentina en Venezuela durante 412 días antes de escapar hacia Miami.
El régimen violó las leyes internacionales al negarse a otorgar los salvoconductos y estableció un mecanismo de acoso físico y psicológico para quebrar la voluntad de los cinco rehenes políticos.
La represión orquestada por Maduro incluyó un cerco de control e inteligencia alrededor de la embajada argentina, a cargo del SEBIN y la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) de la Policía Nacional Bolivariana.
Todas las casas cercanas a la residencia diplomática estaban bajo control del régimen, y se podían observar patrulleros, vehículos de asalto y motos oficiales vigilando los accesos a la embajada.
“Agotador! En estas últimas 5 horas patrullas, motos y funcionarios encapuchados rodean la fachada de la embajada”, posteó Magalí Meda cuando se cumplieron 170 días de reclusión forzada.
Sin embargo, el hostigamiento no se limitaba a la exhibición de fuerza del régimen. Maduro ordenó a técnicos de Corpoelec -la empresa estatal de electricidad- retirar los fusibles que alimentaban la embajada.
La residencia diplomática contaba con una pequeña planta eléctrica, pero solo podía funcionar por unas pocas horas, afectando la conservación de alimentos y la vida cotidiana.
Además, el régimen restringía el acceso al agua potable, impidiendo la entrada de camiones cisternas, y tras una fuerte presión diplomática, permitió el ingreso de agua una vez por semana.
El presidente argentino, Javier Milei, y su canciller, Gerardo Werthein, realizaron gestiones para lograr que la dictadura venezolana concediera asilo a los opositores refugiados en la embajada.
No obstante, la respuesta del régimen siempre fue negativa. La situación se complicó cuando Milei condenó el fraude electoral perpetrado por Maduro contra Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, líderes de la oposición.
A partir de entonces, Argentina y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas, y Brasil asumió la responsabilidad de la relación bilateral entre Buenos Aires y Caracas.
En este contexto, Lula da Silva emergió como un jugador clave para lograr la libertad de los refugiados bajo la custodia de Maduro. Sin embargo, el presidente de Brasil hizo muy poco en favor de los opositores políticos, a pesar de su vínculo personal e ideológico con Maduro.
Mientras se agotaban las instancias diplomáticas para liberar a los asilados opositores, Marco Rubio, secretario de Estado, gestaba una operación de extracción respaldada por Donald Trump.
Se trataba de una maniobra audaz con parámetros inamovibles: no habría negociación con el régimen de Maduro, y el apoyo de la administración Trump sería informal dentro de Venezuela y completo fuera de sus fronteras.
Así comenzó la Operación Guacamaya, que facilitó la extracción de Meda, Macero, González, Urruchurtu y Villalobos.
Tras una peligrosa travesía por tierra, mar y aire, mientras Maduro visitaba a Vladimir Putin en Rusia, los rehenes finalmente llegaron a Miami.
Habían pasado 412 días como refugiados y, por fin, estaban libres.