
La empresa Vassalli creció con la industrialización del gobierno de Juan Domingo Perón, que intercedió para que se le otorgue un crédito para que amplíe su escala de producción. Roque Vassalli era un metalúrgico (1915-1997) que en 1949 se instaló en Firmat, ciudad ubicada al sur de la provincia de Santa Fe. Su empresa se convirtió en la principal fábrica de cosechadoras. “Vassalli pasó por dos quiebras, pero siempre fue salvada por sus trabajadores”, expresa en diálogo con PáginaI12 el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Firmat, Diego Romero. Desde 2024 la empresa está en manos de la familia Marsó y hace 90 días que no pagan salarios a los 288 trabajadores que se preparan para marchar hasta el Ministerio de Trabajo santefesino.
“Eduardo, Mateo, Pilar y Sofía Marsó, son los dueños de la empresa. Se hicieron cargo en enero de 2024”, dijo Romero. Fue el 15 de enero de 2024, cuando Esteban Eskenazi –accionista mayoritario de Vassalli– informó: “Con mucha satisfacción, les comunicamos la conclusión exitosa de la venta de la totalidad de las acciones de Vassalli en manos de Eduardo Jorge Marsó y su familia, quienes toman la conducción de la empresa a partir del día de la fecha”. Trascendió que fue adquirida en 8 millones de dólares. Como gerente general designaron a Roberto Chinelli, quien ya estuvo al frente de la fábrica en los años noventa, cuando era propiedad de Koner-Salgado, que hicieron quebrar la empresa.
Los trabajadores advirtieron, “que cuando esta gente se quedó con la empresa y no la habían recorrido nunca, ni sabían cómo era, nos empezó a preocupar. Y cuando presentaron al gerente general nos preocupó mucho más”, señala el metalúrgico Romero. “Sabíamos que no venía nada bueno atrás”. Realizaron como paraguas de defensa de los trabajadores presentaciones ante el Ministerio de Trabajo. Pero los nuevos empresarios decidían no asistir. “Nunca se quisieron juntar. Mandaban abogados sin instrucciones”. Los Marsó volvieron a traer supervisores y gerentes que habían tenido un mal paso por la empresa.
En 2018, trabajadores de la fábrica de cosechadoras Vassalli ocuparon la planta para evitar su vaciamiento tras la quiebra. Néstor Girolami, que había sido designado titular del directorio, también poseía acciones. “Roberto Chinelli reapareció en 2018 después de la toma. Decía que él era el dueño de la fábrica. Agitaba un papel firmado por Girolami, que era uno de los concesionarios que se había hecho cargo. Los obreros terminaron tomando la planta, porque fueron un desastre”, cuenta Romero. “Los trabajadores echaron a Chinelli, lo sacaron a empujones de la oficina, pararon un colectivo de línea de una ruta y lo subieron. No volvió nunca más”, recuerda. Hasta que llegaron los Marsó, y con ellos Chinelli.
“Es toda una historia de novela con esta gente. Hasta que vinieron los Marsó y comenzó nuevamente la desgracia nuestra”, afirma el secretario general de la UOM de Firmat. “Hasta septiembre de 2024 pagaron los sueldos en tiempo y forma”. Los empleados que trabajaban 6 horas pasaron a una jornada de 8. “No había producción y no había insumo. Le dijimos que no dieran esas ocho horas porque no era la solución, sino había producción. Le señalamos que era el fracaso a la vuelta de la esquina”, narra Romero. “En septiembre comenzaron a pagar los sueldos en cuota. Fueron pagando mal, hasta fin de año que fue un desastre. Y en junio de este año se cortaron los sueldos y no pagaron más”.
La situación que afecta a toda la comunidad de Firmat, dado que la empresa tiene 288 trabajadores directos y hay empresas proveedoras de Vassalli que también se ven afectadas. “Desde junio de 2025, que los Marsó no pagan salario, la obra social, la cuota sindical, no pagan la cuota alimentaria para hijos y tendrían que depositar a las madres. No pagan las jubilaciones, no pagan nada”, dice con bronca Romero. “No les pagan a los proveedores, tienen un montón de cheques caídos”. La planta está cerrada. “Desde la semana pasada que no abren. Supuestamente por mantenimiento. Esta semana adujeron lo mismo. Es mentira, no están haciendo nada”, precisa.
Una situación de zozobra para trabajadores y la comunidad de veinte mil habitantes. “Hoy los obreros están afuera haciendo guardia las horas que tienen de trabajo. Informaron desde la empresa que portería solamente iba a estar en el turno de seis de la mañana hasta las dos de la tarde. El resto del día la fábrica estará sin portero, nada. Nunca pasó en la historia de Vassalli”, afirma Romero. “Se está complicando cada vez más porque esta gente no está siendo clara con lo que quiere hacer con la planta y eso es totalmente preocupante”.
El desasosiego no paraliza a los trabajadores que supieron y saben defender su fuente laboral. Cuando Diego Romero expresa que Vassalli “siempre fue salvada por los trabajadores”, no se equivoca. En toda la historia de conflictos de Vassalli, con un empresariado tan irresponsable, accionistas sin conocimiento, como los Marsó, y los tantos que pasaron y realizaron vaciamiento y despojo, siempre esa maniobra encontró la resistencia obrera. Por eso, sabiendo de la historia y la lucha que hay que dar, desde la UOM están armando una movilización para el día jueves 25 de septiembre que marchará hacia la sede del Ministerio de Trabajo de la provincia.
Los obreros de Vassalli, intuyen que los Marsó buscan llevarse la planta a Entre Ríos. “Seguramente tienen algún acuerdo con el gobernador entrerriano (Rogelio Frigerio), para recibir algunos beneficios más y por eso se la está queriendo llevar. Eso es lo que más o menos todos, sacamos en conclusión”, explica Romero. “La situación es que ellos no aparecen, no dan la cara, pero tampoco el Poder Judicial hace nada. Entonces, no sabemos quién está detrás de todo esto. Al intendente (el radical Leonel Maximino) se le está prendiendo fuego el pueblo y tampoco mueve mucho. Acá hay un trasfondo político que está muy claro”.
Cosecharás tu siembra
La senadora bonaerense por La Libertad Avanza Florencia Arietto sigue impulsando la defensa del Movimiento Empresarial Antibloqueo Argentino (MEABA). Representa empresarios estafadores que recurren a la treta de Arietto para judicializar los conflictos que tienen con obreros que defienden sus derechos. El 27 de agosto Arietto escribió: “Acá te explico el caso que tomé en Firmat (Santa Fe) en defensa de una histórica empresa llamada Vassalli, que está siendo jaqueada por la mafia sindical de la UOM. ¡Bloquear es delito!”. Y publicó su video-show.
Lo que no se vio luego reflejado en sus redes, fue que a ella nadie le creyó el rol de heroína que quiso asumir en defensa de los trabajadores, supuestamente rehenes de una mafia sindical encabezada por Romero. Al parecer en Firmat, los trabajadores y trabajadoras no se comieron ese verso, y no quisieron escuchar de su boca la mentira empresarial que venía a encarnar. La echaron.
Querer hacer creer que el no pago de salarios por los Marsó responde a una irresponsabilidad sindical, es algo que en Firmat, ni obreros ni la ciudadanía puede comprar. Sembrar odio, puede ser fácil, diciendo barbaridades desde las redes antisociales y tan lejos del lugar. Pero al acercarse, Arietto supo claramente que ni las mujeres ni hombres de esa fábrica querían ser enredados por sus patrañas. En un pueblo como Firmat, donde todos saben quién es Diego Romero, la idea de mafia sindical no es algo que puede permear como este grupo empresariado que pretendía imponer ante el show de Arietto que contrató. Los trabajadores resisten y resistirán para salvar su fuente laboral y estarán de pie exigiendo se les pague por su trabajo lo que los Marsó adeudan.