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Sábado, 17 de abril de 2021

Unos anteojos debajo de un sillón, la clave para condenar a perpetua al hijo de una ex jueza (femicidio en Entre Ríos)

Unos anteojos debajo de un sillón, la clave para condenar a perpetua al hijo de una ex jueza (femicidio en Entre Ríos)

“Julieta no veía nada, usaba anteojos hasta parabañarse”. Había pasado una semana de la muerte de Julieta Riera (24) y elcaso aún impactaba a la sociedad paranaense. La joven había caído desde elbalcón del departamento 5 del octavo piso del edificio de calle San Martín 918,durante la madrugada del 30 de abril del 2020. Un dato que subía el rating: lachica salía con el hijo de una ex jueza y el hombre pasó a ser inmediatamenteel principal sospechoso.

“Volví a la escena del crimen una semana después, el 8de mayo. Muchas cosas no estaban claras. El imputado decía que ella se habíacaído, que no la había tocado. Todo cambió cuando abajo de un sillónencontramos los anteojos de Julieta. Una de las patillas estabadoblada…”, cuenta Iván Berón, Jefe de la División Scopometría de laDirección Criminalística de la Policía de Entre Ríos.

Ese equipo rearmó la línea de tiempo y reconstruyó la escenadel crimen, todo lo volcó en un video pericial que demostró cómo ocurrieron loshechos. “Él la golpeó, me pegó una piña. El marco de los anteojos estabamarcado en el ocular derecho de la víctima. La estranguló hasta dejarlainconsciente, luego la alzó en sus brazos y la arrojó por el balcón”,detalla Berón a Clarín.

Allí otro eslabón clave en la investigación. La chica cayóde espaldas, golpeó con un toldo y se rompió la columna, allí el cuerpo giró180° y luego terminó su caída sobre el techo de unas oficinas, en el tercerpiso. En total, la caída fue de 19.28 metros. “Si se hubiese arrojado,como argumentaba el acusado, hubiera caído de otra manera. Fue clavereconstruir toda la caída. Él decía además que había caído por el otro lateraldel balcón”, agrega el perito, que declaró durante cuatro horas en eljuicio por jurados.

El acusado, Julián Christe (32), hijo de la ex jueza en loCivil y Comercial de Paraná, Ana María Stagnaro, fue condenado por el delito de”homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y por haber sidocometido mediando violencia de género”. Tras conocerse el veredictocondenatorio de los 12 jurados, el juez técnico Elvio Grazón lo condenó aprisión perpetua, una pena que deberá cumplir en la Unidad Penal 1 de lacapital entrerriana.

Horas antes de conocer su veredicto condenatorio, elacusado, quien había llegado al debate con un arresto domiciliario que cumplíaen la casa de su madre, hizo uso de su derecho y dijo sus “últimaspalabras” en las que aseguró ser inocente y que “nunca” hubieralastimado a su novia.

“Soy inocente, a Juli la amaba con el alma, y tengo laconciencia tranquila de que nunca le habría hecho daño”, dijo Christe,durante la audiencia que se desarrolló en el salón de actos del SuperiorTribunal de Justicia de Entre Ríos (Stjer), en la ciudad de Paraná, y que contócon la presencia de la madre y los hermanos de la víctima.

Tras las últimas palabras del acusado, el jurado popularpasó a deliberar, mientras decenas de personas, entre ellos otros familiares yamigos de Riera, se concentraron fuera de la sala de audiencias a la espera delveredicto.

Previamente, el fiscal Ignacio Aramberry consideró en sualegato de clausura que Christe “es un violento de manual”, y que esaviolencia “afectó directamente a Julieta, que iba en aumentoprogresivamente hasta que un día terminó matándola”.

Christe “le sacó su individualidad, la manipuló y legeneró depresión, aislamiento y pérdida de individualidad; la aisló del mundo,hasta que la privó de la vida”, apuntó el fiscal y precisó que tras”matarla se fugó y recurrió a la madre, que le solucionaba los problemas,y quiso contactar a un abogado antes que a emergencias”.

En tanto, Ladislao Uzin Olleros, uno de sus abogadosdefensores, aseguró que “personas pusilánimes, canallas y cobardes, enredes sociales, la prensa sensacionalista y con escraches, instalaron la figuradel macho violento y femicida” y calificó de “mamarrachesca ydeficiente la investigación del Estado”.

Durante siete audiencias pasaron más de 15 testigos, entrefamiliares, amigos, y peritos policiales, judiciales y forenses que trabajaronen el caso.

Uno de los puntos sobresalientes del juicio por jurados fuecuando se dieron a conocer los mensajes que la víctima le envió a la madre delacusado en enero del año 2020, unos meses antes de ser asesinada.

“Tu hijo me da miedo, toma un poco y me pega. Se ponecomo loco, yo lo amo pero así no puedo”, le dijo Riera en un mensaje de lamadrugada del 1 de enero del 2020, a la madre de Christe, quien intentóllamarla, pero Riera no contestó.

“Por qué no me atendés”, le preguntó, a lo que lajoven respondió: “Cuando te vea hablamos. No le digas nada a Julián de quete hablé”.

En tanto, Ana Burgos y Florencia Riera, madre y hermana dela víctima que presenciaron todas las audiencias del debate, aseguraron cuandodeclararon en el juicio que días antes de su muerte, Julieta les mostrómoretones y les confesó que había sido agredida por su pareja.

“El último día que la vimos (martes 28 de abril del2020) la hermana le dice que se quede unos días en casa. Yo le dije traéte unpoco de ropa y te venís. Y no, no vino y no vino más”, dijo Burgos.

La mujer recordó que su hija “era muy reservada”,pero pudo verle “moretones y marcas”, aunque en ese momento le dijoque se los había provocado al caer de la moto, y contó que el último día que lavio, Julieta le comentó que Christe era “un tipo celoso” y que no legustaba “verla con otras personas”.

“Ella se sienta de la nada y me muestra en el hombromoretones y me dice que se los hizo él. Le dije que no tenía por qué tocarlapero se levantó asustada y me pidió con miedo que no le cuente a mi mamá”,enfatizó Florencia y también señaló que anteriormente vio “otros moretonesen las piernas pero no pregunté”.

Por su parte, la ex jueza Ana María Stagnaro, madre delcondenado, afirmó que la causa es un “invento perverso” de lafiscalía para “únicamente mostrar lo que lo castiga” a su hijo, aquien calificó como “una persona amorosa” que “sufrió “latragedia de la muerte de su novia”, a quien ella consideraba “comouna hija”.

El femicidio ocurrió el 30 de abril de 2020, cuando la jovencayó del balcón del departamento 5 del octavo piso del edificio de la calle SanMartín 918, entre las 2.20 y 2.50 de la madrugada.

La joven, que estudiaba para terminar el secundario y teníaun hijo menor de edad, presentaba más de 31 lesiones, hematomas, hemorragias yexcoriaciones en el rostro, cuello, brazos y piernas, según determinaron losmédicos forenses, lesiones que, “principalmente en la zona del cuello,fueron anteriores a la caída”.

La pareja convivía desde hacía un año y medio y “más de10 personas” entre familiares y amigos de la chica “sabían que larelación estaba caracterizada por la violencia de género”, dijo el fiscal.

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