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Lunes, 20 de agosto de 2018

Una semana de exámenes para el Gobierno y el peronismo (entrerrianos y allanamientos a CFK)

Una semana de exámenes para el Gobierno y el peronismo (entrerrianos y allanamientos a CFK)
Senado

esde hace cuatro meses el Gobierno viene afrontando unasucesión frenética de mesas examinadoras en materia política y económica. Conmás aplazados y recuperatorios que aprobados con buena nota, sigue intentandosacar adelante un año inimaginable, acompañado por una oposición que tropiezaparejo.

Esta semana, oficialistas y opositores volverán a medirse ya ser examinados. Serán cuatro días que permitirán ir delineando el horizontecon el que terminarán 2018.

El Gobierno necesita dar señales de que podrá contar conalgunas herramientas imprescindibles, como el presupuesto , para el cual veníatejiendo apoyos laboriosamente y con cierto éxito. Las medidas tomadas deurgencia el lunes pasado le hicieron saltar varios puntos a ese tejido por elimpacto que estas tendrán en cuentas y obras subnacionales antes de lo que losgobernadores e intendentes opositores esperaban. Si hasta acá la fragmentaciónperonista dificultaba llegar a un acuerdo general tanto como beneficiaba porimpedir una oposición unificada, es probable que nuevas cariocinesis compliquenmás el panorama.

El efecto positivo para el Gobierno de la causa de loscuadernos de la corrupción acaba de entrar en una fase más incierta, al menosen lo inmediato. Las revelaciones y trascendidos de las declaraciones con lasque cerró la semana José López , el primer bolsero in franganti, amenazan conponer los focos sobre provincias y municipios que durante el kirchnerismorecibieron obras y beneficios llave en mano, nacidos de la misma matriz oscuraque ahora se expone impúdicamente. Algunos de esos mandatarios siguen en sucargo, otros han sido reemplazados por delfines que fueron parte de esasgestiones bajo sospecha y otros, con menos pasado, dependen para su reeleccióndel poder residual que siguen manteniendo viejos caudillos aliados con elkirchnerismo. Por ahora, no ven negocio en pagar un costo probable a cambio deun beneficio improbable.

La reacción peronista en contra de aquellas medidas, enespecial el fin de la coparticipación del fondo sojero, no tiene, entonces,solo una raíz económica. Si bien el primer llamado a la resistencia, que seconcretó el viernes pasado, tuvo un acatamiento parcial e ilusionó al Gobierno,el rechazo amenaza con ampliarse esta semana. También podría reforzarse laposición ambigua o menos hostil hacia Cristina Kirchner de varios peronistas alos que ya se contaba entre los emancipados de su influjo.

El Senado se dará la tercera oportunidad este miércoles paradefinir si aprueba los allanamientos a los domicilios y oficinas de laexpresidenta que, a esta altura, difícilmente puedan ser algo más que un tourinocuo y sin sorpresas. Si el oficialismo no vuelve a equivocarse y logra ponercoto a la pasión turística para congregar a todos sus senadores en el recinto,es casi seguro que contará, gracias a los peronistas que ya bajaron al recintola semana pasada, con el número para que los funcionarios del Poder Judicialentren en algunos de los aposentos privados del viejo régimen.

Para el Gobierno, es probable que no necesariamente sea unabuena noticia si, como se prevé, los senadores de origen justicialista vuelvena exponer y a refirmar que al único liderazgo al que responden sin dudar es elde sus gobernadores. Solo después, cuando no entran en conflicto con sus jefes,se pliegan a la racionalidad de Miguel Pichetto, un anticristinista sinfisuras, que ha sido más eficiente para sacar proyectos del Ejecutivo que laspropias autoridades oficialistas de la Cámara alta. El oficialismo no deberíaesperar de un opositor lo que sus políticas y sus funcionarios son incapaces dehacer o de darle.

Pichetto vio con sorpresa la semana pasada cómo algunossenadores que hasta ese día venían alejándose consistentemente del cristinismose negaron a votar los allanamientos pedidos por el juez Bonadio . Es el casode los dos legisladores que responden al pampeano Carlos Verna, un viejoenemigo de Cristina, o el de los de la provincia de Entre Rios, que gobiernaGustavo Bordet, a quien Macri tiene en alta estima.

Ni los cuadernos ni mucho menos los resultados económicos dela gestión macrista han dado jaque mate a Cristina Kirchner. Las encuestas quecirculan por los despachos oficiales, de empresarios locales y de inversoresextranjeros lo confirman. Mientras la moneda esté en el aire, todo seguirásiendo incierto.

Hasta esta semana, el peronismo no kirchnerista, incluidoSergio Massa (el desconfiable de siempre, según Macri), se mostraba favorable afacilitar la aprobación del presupuesto que en dos semanas debería enviar elPoder Ejecutivo, aunque todavía los números están en evaluación y hay variosmenús sobre la mesa. Las urgencias de los últimos días vuelven a hacerlosdudar.

En el Gobierno confían en que al final lo conseguirán, perosaben que poco los ayudan sobresaltos financieros y cambiarios como los de lasemana anterior. Durante el fin de semana y el lunes pasados, los funcionarioseconómicos y políticos debieron trabajar a destajo para dar señales a losmercados y, sobre todo, al Fondo Monetario Internacional de que el recorte degastos no solo va en serio, sino que se acelera. Las medidas adoptadasdesmintieron en los hechos la afirmación realizada hace no más de un mes de queel ajuste requerido para este año ya estaba sobrecumplido. Si así fuera, no sehabría suspendido la baja de las retenciones a los derivados de la soja ni sehabría aplicado el recorte a las provincias del fondo sojero, que complicó máslas relaciones con la oposición.

“El problema es que en este contexto no nos queda muchocrédito”, se sinceró un importante ministro para graficar las dificultadesde estos días. Hacía referencia no solo a la escasez de financistas para unEstado bulímico, sino también a la limitada confianza que despiertan laspromesas de resultados y los anuncios de medidas. Crédito y creencia tienen lamisma raíz.

La crisis financiero-económica no encuentra su piso y corroela base social. Por eso, Macri y María Eugenia Vidal rompieron la inercia”nopasanadista” y casi al unísono salieron a decir que sonconscientes de las dificultades por las que atraviesa buena parte de lapoblación en busca de empatía y de una cuota extra de paciencia, que tambiénempieza a escasear. Por las dudas, refuerzan la ayuda en las zonas másvulnerables del conurbano.

Mientras tanto, el sismo provocado por la mayor causa decorrupción llevada adelante en el país no encuentra su techo. Por eso, ytambién por razones de eficiencia procesal, abundan ya en el Poder Judicial, enel oficialismo y en el mundo de los negocios los que propician cierresparciales del proceso con dictados de prisiones preventivas y, luego,elevaciones a juicio de lo que se haya probado, antes que seguir explorandoramificaciones de destino brumoso y conclusiones lejanas. Sería una forma deencontrar algunas de las certezas que se reclaman en medio de la bruma. Pero nohay doctrina pacífica ni consensos firmes para eso.

La corta semana que empieza mañana volverá a tomar examen alGobierno y a la oposición. Necesitan algunos aprobados para que cada semana noparezca más breve que la anterior. El tiempo apremia.

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