Miércoles, 10 de septiembre de 2025   |   Campo

Una familia de ganaderos desafía los límites de la biología con su innovador enfoque en la cría de ganado

Una familia de ganaderos desafía los límites de la biología con su innovador enfoque en la cría de ganado

Con un adecuado manejo del pasto y una cuidadosa selección genética, la familia Lafontaine ha logrado índices de producción ganadera que superan notablemente los promedios de la zona. Durante varias generaciones, su objetivo ha sido desarrollar un sistema de producción basado principalmente en la alimentación pastoril y desafiar una curva biológica que indicaba que los terneros con bajo peso al nacer tenían menores pesos al destete en comparación con aquellos de alto peso al nacer. Así, existía una relación adversa entre bajo peso al nacer y alto peso al destete.

Juan Adolfo Lafontaine, uno de los actuales responsables de la empresa, se propuso romper esta curva seleccionando animales que pudieran producir terneros con bajo peso al nacer, pero con un alto ritmo de crecimiento posterior que les permitiera alcanzar un peso elevado al destete.

A lo largo de muchos años de selección, ha logrado ese objetivo y, como resultado de su trabajo, puede ofrecer reproductores de un año que pesan 450 kilos, engendrando terneros de bajo peso al nacer que se destetan con 240 kilos en febrero, y que luego incrementan su peso en 200 kilos más en seis meses, justo cuando están listos para la faena. Estos animales exhiben precocidad, fertilidad y madurez fisiológica temprana. Un objetivo cumplido.

Este esfuerzo se llevó a cabo en la cabaña Los Tigres, pero su impacto no se limitó a esa propiedad. La familia Lafontaine también posee un campo donde realizan cría, recría y engorde de novillos de manera comercial, incorporando los avances obtenidos en la cabaña.

La empresa de los Lafontaine se dedica a la ganadería desde hace muchos años en General La Madrid, en el sudoeste de Buenos Aires. Su cabaña Los Tigres alberga 400 vientres de pedigree puro y puros controlados en 700 hectáreas, a partir de los cuales venden reproductores de uno y dos años, así como vientres preñados y con ternero al pie. Adicionalmente, poseen un campo de 2050 hectáreas -denominado Sud Oeste- que alberga 1000 vacas, destinado a la cría e invernada de su propia producción, con venta de vientres preñados y novillos para consumo y exportación.

Durante varias generaciones, se han enfocado en mejorar la producción ganadera en una zona complicada como lo es el sudoeste bonaerense, combinando una adecuada cadena forrajera con una genética sobresaliente para aumentar la productividad de los campos. A lo largo de 50 años, seleccionaron vacas que pudieran prosperar en ese ambiente, incluso buscando un plus a través de la selección. En particular, Juan Adolfo Lafontaine, la cuarta generación todavía al mando del campo, se propuso desafiar las curvas antagónicas del crecimiento animal.

En una jornada organizada por Select Debernardi que reunió a 900 personas, su hijo Nicolás destacó que “lo habitual es que una hembra que produce un ternero con bajo peso al nacer alcance un tamaño reducido al destete, y viceversa”. Esto significa que los terneros de alto peso al nacer son los que logran mayores pesos al destete.

Productores en la recorrida a campo

Con base en esta curva de crecimiento, se empleaban comúnmente toros que producían terneros pequeños al nacer para inseminar vaquillonas, mientras que se utilizaban otros toros que daba terneros más grandes para las vacas. Lafontaine propuso modificar esta curva biológica seleccionando animales con bajo peso al nacer que, aunque livianos, tuvieran un mayor crecimiento que el promedio de la raza durante las etapas de cría, recría y engorde. Se buscaba evitar problemas durante el parto, sin sacrificar el peso del ternero al destete.

El proceso no fue sencillo: requirió paciencia y una rigurosa selección que consistió en conservar vacas que dieran terneros con bajo peso al nacer, pero eliminar aquellas que criaban terneros con índices de crecimiento más bajos. En otros términos: en 2001, Lafontaine asumió el desafío de crear una población masiva de lo que se consideraba excepcional; concretamente, vacas que dieran terneros con bajo peso al nacer, pero que mostraran un buen ritmo de crecimiento hasta el destete, una tarea que muchos calificaron como “biológicamente imposible”. En resumen: reducir complicaciones durante el parto, sin perder kilos al destete, buscando que los animales alcanzaran una madurez fisiológica temprana. Después de muchos años de trabajo constante, lo logró y presentó los resultados en la jornada.

El peso al nacer es una de las características más complejas de medir, y los Lafontaine diseñaron un dispositivo que elimina el esfuerzo de pesar cada ternero manualmente. Este aparato se conecta a la caja de la camioneta y cuenta con un soporte que incluye una balanza.

Para alcanzar los resultados deseados, Lafontaine combinó la selección basada en fenotipo con las DEP (Diferencias Esperadas Entre Progenies) dentro del programa ERA (Evaluación de Reproductores) de Angus. Las DEP son herramientas que permiten prever, a partir de los antecedentes del padre y la madre, junto con los del toro que realiza el servicio, cómo podría ser la descendencia. “Es útil para analizar lo que no se visualiza y complementa la selección fenotípica para mejorar la productividad”, definió Nicolás Lafontaine.

Toros Angus de dos años en Los Tigres

El resultado de esta selección ha llevado a que el peso al nacer promedio del rodeo haya disminuido con el tiempo, mientras que el peso de los terneros al destete ha aumentado simultáneamente. Esto indica que el desafío de seleccionar por características antagónicas ha dado resultados concretos.

Como consecuencia de este proceso de selección, en la cabaña se ofrecen toritos de un año genotipados con información completa, que llegan a ese momento con 450 kilos y una circunferencia escrotal promedio de 37,5 cm, después de ser destetados con 268 kilos. Haber superado la curva normal permite la venta de toros de un año con precocidad sexual y madurez fisiológica.

La selección también ha considerado las condiciones del producto final del novillo, es decir, su carcasa. En la cabaña están enfocados en aumentar el área del ojo del bife y mejorar la calidad de la carne, encontrando un equilibrio entre la proporción de carne y grasa. En la selección de estas características “no hay situaciones antagónicas, lo cual facilita el avance en una dirección positiva”, aclaró Lafontaine.

Los avances genéticos de la cabaña Lafontaine se aplican en el rodeo general del campo Sud Oeste. Esto significa que allí se pone a prueba la genética mejorada en condiciones comerciales, y las conclusiones se retroalimentan a la cabaña como un aporte que enriquece el trabajo. De este modo, los terneros nacidos de las madres seleccionadas durante tantos años evolucionan de manera óptima durante la invernada. En el área comercial de la empresa, “los machos llegan a 300 kilos en junio, lo que permite su carga final a fines de primavera, alimentados de manera pastoril con un bajo nivel de suplementación”, explicó.

Estos novillos “se adaptan perfectamente para el consumo interno liviano y también para la cuota Hilton, alcanzando 460 kilos en destino, sin necesidad de pasar dos años en el campo”, destacó Nicolás.

“Es un biotipo plástico, lo que permite que el 20-30% de la ‘cabeza’ pueda ser vendida a cuota Hilton a fines de diciembre, mientras que el ‘cuerpo’ y la ‘cola’ se cargan más livianos para el consumo interno luego”, añadió.

La alimentación de ambas categorías es en un 95% pastoril, complementada con una suplementación del 0,5-0,8% del peso vivo en otoño para prevenir problemas de diarrea en los verdeos. “Este sistema de bajo costo ofrece resultados muy positivos en la gestión ganadera”, comentó el empresario. En otras palabras, pasto y genética son la base del sistema de producción comercial de los Lafontaine, quienes comercializan 10 jaulas por año. La producción de carne por hectárea ha aumentado un 32% desde el ciclo 2003/04 hasta el ejercicio 2023/24.

El proceso de selección ha permitido que en el entore de vaquillonas de 15 meses se hayan reducido a la mitad los problemas de parto y se haya incrementado en un 60% el crecimiento. Además, ha posibilitado asegurar un bajo porcentaje de pérdidas en esta categoría.

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