Miércoles, 9 de julio de 2025   |   Nacionales

Un recorrido por los caniles de Olivos: lo que realmente se esconde tras el quinto perro presidencial

Un recorrido por los caniles de Olivos: lo que realmente se esconde tras el quinto perro presidencial

El embajador de Francia vaciló. Acababa de abordar la ecuación matemática más complicada de resolver en Argentina, el asunto que llevó a la expulsión de funcionarios de este Gobierno y a recibir presiones y amenazas por parte de diversos medios y periodistas. Javier Milei, en cambio, mostraba un optimismo desbordante. Finalmente había llegado el momento de su singular venganza contra todos aquellos que se atrevieron a cuestionar su integridad. Por ello, eligió al embajador como testigo directo, la prueba que exhibiría posteriormente ante los micrófonos de Neura como la evidencia irrefutable de que jamás había alterado la verdad.

Por eso, el embajador se presentó en un lugar al que muy pocos han accedido. Los caniles de la Quinta de Olivos no se asemejan a la fantasía popular que los imagina dorados y con una piscina. Se trata de un espacio amplio, con cuatro jaulas de rejas que dividen a los animales. Aunque existe un sistema diseñado para conectarlas, rara vez se utiliza. Cada jaula cuenta con una cama de estructura metálica que eleva los colchones del suelo, además de comida y agua para cada uno. El hombre observó, es cierto, algunas excentricidades poco habituales en las perreras: cámaras grabando en su interior y un aire acondicionado que nunca deja de funcionar. También es inusual la salida diseñada para las jaulas, que conectan con un patio privado, cada una de ellas con un árbol particular para que los célebres mastines ingleses puedan disfrutar del sol.

Cuando el embajador abandonó la Quinta, había visto precisamente lo que el Presidente quería que observara: a Conan, Murray, Milton y Robert, los clones que encargó en 2018 a Estados Unidos, uno de los cuales fue presentado al país en su transmisión preferida. También conoció a Junior, el nuevo perro, que llegó a Olivos entre marzo y abril.

El embajador no tenía por qué saberlo, pero Junior era la pieza clave que faltaba en este rompecabezas canino, político y, sobre todo, místico. Ahora que el libertario volvió a tener cinco, se sintió lo suficientemente audaz como para intentar desmantelar ese tabú estatal llamado Conan: mostró por primera vez la copia de este, la presentó como el original —fallecido en 2017— y utilizó al embajador como testigo. “Es de verdad, ¿viste?”, repitió el Presidente a lo largo de la entrevista en Neura. Pero la realidad, como suele suceder en la Argentina de Milei, es mucho más compleja; casi intangible.

¿Por qué son tan significativos los animales del Presidente? ¿Por qué generan un titular en un medio de comunicación? El debut estelar de Junior en Olivos podría ser la respuesta más sencilla a estas preguntas: porque demuestra que, hasta su llegada, no existían cinco perros en la Quinta. Y aquí es donde la duda comienza a adquirir otro matiz.

Si solo había cuatro perros, ¿por qué el mandatario sostuvo durante un año y medio lo contrario? ¿Por qué lo afirmó en múltiples entrevistas y tuits? ¿Por qué hizo estampar cinco animales en el bastón presidencial? Una respuesta, sencilla pero inquietante, es que el mandatario estaba mintiendo. Que lo decía porque no podía admitir públicamente lo que se reveló en un libro (“Las Fuerzas del Cielo”, de Editorial Planeta): que en enero de 2020 falleció, a causa de un problema cardíaco, Lucas, el quinto clon de Conan que llegó casi dos años antes de Estados Unidos. No deseaba revelar que, desde entonces, solo vivía con cuatro perros, algo que podría haber atestiguado cualquier persona que lo visitó en el country de Benavídez, donde cohabitó con los animales desde que se convirtió en diputado hasta asumir la Presidencia.

Pero luego, el diputado se convirtió en Presidente. En abril de 2024, NOTICIAS reveló que solo cuatro animales habitaban en Olivos. El tema estalló, tanto a nivel nacional como internacional, convirtiéndose en un verdadero tabú. Jorge Rial anunció en su canal de streaming, Carnaval, que el único tema prohibido en C5N —el otro medio donde trabaja— son los perros. “Milei pide que no se hable de esto. Vinieron del canal y me lo dijeron: Milei llamó”, reveló. Otro famoso medio opositor cerró recientemente un lucrativo acuerdo con YPF, con la única condición impuesta desde el oficialismo de no hablar de Conan.

NOTICIAS ha estado al tanto de esta presión desde hace tiempo. Cuando salió la primera tapa sobre el tema, hace un año, recibió un mensaje directo de Santiago Caputo. El asesor multifuncional dijo que publicar la historia “sería interpretado como una declaración de guerra”. Cuatro días después, el propio Milei salió a predecir y celebrar la supuesta quiebra de esta editorial. Desde entonces, el Gobierno ha intentado asfixiar a Perfil, motivo por el cual la empresa enfrenta cinco juicios contra esta administración.

Las amenazas se extienden a todos los que se atrevan a cuestionar algo acerca de los animales presidenciales. “Un periodista confesó que se dedicaba a acosarme a mí con mis pequeños de cuatro patas. Es la clara demostración de la verdadera malicia. Se van a enfrentar a una demanda”, advirtió Milei en un evento a finales de junio. Sus seguidores, como es evidente, comparten esta tónica presidencial: en redes sociales inundan de insultos y amenazas a aquellos que se atrevan a mencionar algo sobre este tabú estatal.

En La Libertad Avanza podrían atestiguar hasta dónde llega la paranoia sobre este delicado tema. Karina Milei contó, en Neura, que hizo despedir a un funcionario porque no trató a Conan con el debido respeto. “Vino una persona y me preguntó ‘¿dónde quieres poner a esa cosa?’. Le dije ‘tú estás fuera de esta reunión y ya no trabajas más conmigo’. No solo lo echamos de la reunión, sino que lo despedimos. Nunca más volvió”. “Tronco”, el animador de ocasión, había tratado al animal como si solo fuera un animal, y sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Entonces, ¿por qué toda esta presión del Gobierno? ¿Por qué Conan y los “hijitos” son un tabú? ¿Por qué millones de pesos de pauta, financiada por los contribuyentes, se destinan a ocultar este tema? ¿Por qué las amenazas, el secretismo, las expulsiones y las supuestas denuncias? Tal vez todo se deba a lo que se encuentra oculto detrás de los perros.

“Me gusta trabajar en Olivos. Ando en mameluco, porque si tengo un rato voy a ver a mis ‘hijitos de cuatro patas’, Conan, Milton, Robert, Murray y Lucas Junior”, declaró Milei en un evento el 30 de abril. A nadie pareció llamarle la atención un pequeño detalle: por primera vez en la historia, le cambió el nombre a uno de sus animales. De Lucas a Lucas Junior.

Podría haber sido un desliz, pero no. “Me gustaría conocerlos”, le dijo Mario Nawfal, un célebre tuitero que entrevistó al Presidente el 27 de junio. “Son cinco: Conan, Murray, Milton, Robert y Junior, porque, justamente, así es como lo llamo”. Esta vez, Milei se tomó la libertad de aclarar el nuevo nombre del quinto perro, un nombre que no había existido antes en una aclaración que nadie había solicitado. En Neura, volvió a cambiar su discurso: “Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas junior, porque es por Robert Lucas Junior, y, obviamente, es el Junior, claro”. Nuevamente, nadie había demandado explicaciones sobre el nuevo nombre del animal.

Junior, al igual que los anteriores, sería una copia genética de Conan original, el animal que falleció en 2017. Perpetuate, la empresa estadounidense a la que Milei le paga 120 dólares cada año para conservar congelada una célula del primer animal, le proporcionó la información genética a “Viagen”, otra empresa de este sector. De ahí habría llegado el nuevo animal, una operación que cuesta 50 mil dólares. Dos fuentes distintas, con acceso presidencial, corroboran esta versión, además de lo que reveló el propio Milei sobre Junior. Bienvenido a la selva.

Entonces, ¿el libertario ha estado mintiendo todo este tiempo? En realidad, la realidad es más compleja. En primer lugar, el Conan que presentó en Neura no es Conan. Aquel perro murió en 2017, a pesar de lo que ha sostenido su dueño desde entonces, a pesar de lo que afirmaba la cuenta de Twitter que promocionaba paseos juntos. ¿Cómo se puede estar tan seguro? En primer lugar, gracias a la lógica: los mastines ingleses tienen una esperanza de vida de 12 años, y Conan fue adoptado en 2004.

También lo confirma el relato de los pocos amigos que tuvo –como Diego Giacomini, Mariano Fernández o Claudia Oviedo, la CM que gestionaba la cuenta de Conan cuando ya había fallecido–, quienes han narrado en numerosas ocasiones cómo la muerte del animal transformó a Milei. Otro testimonio irrefutable proviene de Perpetuate, que publica en su página web que el Conan original falleció en 2017 y que aquellos que Milei ha presentado como sus “hijos” son, en realidad, copias. ¿Por qué, entonces, el Presidente no dice la verdad? ¿Qué oculta?

Los relatos de Celia Melamed y del hechicero Gustavo son reveladores. La primera es la “comunicadora interespecies” que entrenó a Karina en esta disciplina. La médium fue testigo del momento en que los clones se encontraron con el libertario, cuando uno de los cachorros fue sin ayuda a buscar el tacho de comida del fallecido Conan. Para Milei, eso fue la prueba de que el animal muerto había reencarnado en el recién nacido. Karina, al igual que Melamed, sostiene creer en las reencarnaciones y las vidas pasadas —como figura en el currículum esotérico de la ahora secretaria general, donde se mencionan sus habilidades sobrenaturales, incluidos los registros akáshicos— validó esta versión. Gustavo es otra persona que puede dar fe de esto. En el libro “Las Fuerzas del Cielo”, donde habla por primera vez, el hechicero revela que conoció a Milei en el antiguo imperio romano, donde él era un emperador y el libertario un gladiador reconvertido en general. En el Coliseo, de hecho, fue donde guerrero y perro –en aquel entonces en formato león– se conocieron. Esta narrativa ha sido repetida por Milei a amigos, incluidos los mencionados, pero también a muchos otros. A uno de ellos, Fernández, el libertario le confió más: los roles que asignaba a cada uno de sus animales (ver foto). Estos relatos ilustran por qué, según su percepción, el libertario no mintió durante este año y medio en Olivos: con Lucas, quien murió en 2020, podría haber estado en comunicación telepática desde entonces. Por eso, nunca “dejó” de tener cinco perros, aunque tuvo que esperar a que apareciera un quinto para mostrarlo a un testigo como el embajador de Francia. Como él dice, “es loco pero no boludo”.

Todo esto explica por qué Conan es un tabú de Estado. Porque tras de sí se esconde una inquietante verdad. Y la decena de relatos, documentos y pruebas apuntan en una única dirección: Milei cree ser un elegido por una entidad superior, que lo seleccionó cuando apenas tenía 11 años y que desde entonces lo ha acompañado. Cree que fue Dios –quien transmitió un mensaje a Conan, y este a Karina– el que le encomendó “la misión” de ser Presidente. Fue Dios quien le indicó que tenía que nombrar a Luis Caputo como ministro de Economía. Y fue el rey David, en un sueño, quien le encomendó trasladar la embajada en Israel. La lista es extensa y podría continuar, evidenciando cómo el esoterismo es central para este Presidente y su gobierno, influyendo en decisiones que abarcan desde la configuración del Gabinete hasta la toma de decisiones, y que explica por qué todo el discurso del oficialismo –de las “Fuerzas del Cielo”– es profundamente teológico. Conan es la puerta de entrada a ese mundo sobrenatural.

Y por ello debe ser ocultado: Milei sabe que no todos lo comprenderán.

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