
La ganadería argentina cierra un 2025 de “transición positiva”, con rentabilidad récord para los productores, recuperación del consumo interno y un giro histórico en las exportaciones que priorizaron el valor por sobre el volumen.
Así lo afirma un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA), elaborado por el Instituto de Estudios Económicos de la entidad, que explicó que el sector capitalizó un escenario internacional favorable, impulsado por la “guerra arancelaria” de Estados Unidos contra Brasil, y respondió positivamente a la desregulación interna.
En el análisis se explica que 2025 fue “un año de transición hacia un esquema de mayor apertura, competitividad y valorización del producto argentino”. Remarca que el resultado es un balance “claramente positivo”, donde los precios y márgenes mejoraron, la producción se estabilizó a pesar de la caída de stock, y el comercio exterior se reorientó estratégicamente.
El dato más poderoso que destaca el informe es la transformación del perfil exportador argentino. Si bien, afirman que el volumen total de exportaciones de carne bovina cayó un 12% en 2025, el valor de esas ventas creció un 24%, y alcanzó un récord histórico para el mes de agosto de 381 millones de dólares. Este fenómeno, calificado por la SRA como el “comienzo de un cambio estructural”, se explica por un redireccionamiento estratégico. Mientras cayeron las ventas de carne congelada (cuyo principal destino es China), las exportaciones de carne fresca, dirigidas a mercados de alta exigencia y mejor precio como la Unión Europea, Israel y Estados Unidos, aumentaron un 7%.
Según destacan, este reposicionamiento fue posible gracias a un contexto global que benefició a la Argentina. Es decir, los precios internacionales de la carne bovina mostraron una suba interanual del 25%. El valor FOB real alcanzó los 4500 dólares por tonelada, un “valor que se encuentra por encima del promedio de las últimas tres décadas”.
El informe señala también que la “guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos” fue clave, ya que Brasil, uno de los principales competidores, fue el país “más impactado por las nuevas medidas, al enfrentar un arancel adicional del 50% en sus exportaciones hacia EE.UU., situación que abrió oportunidades para la Argentina”.
Afirman que el volumen total de exportaciones de carne bovina cayó un 12% en 2025. Cézaro De Luca – EFE
La mejora de los precios internacionales, sumada a la liberalización del comercio y la reducción de derechos de exportación, dicen, generó un escenario de “resultados económicos ampliamente positivos” para todos los eslabones de la cadena en el ámbito local.
En esa línea, indican que el negocio ganadero registró márgenes reales muy superiores a los promedios históricos. En detalle, la rentabilidad fue ampliamente positiva. “La cría mejoró un 27% respecto al año anterior, el ciclo completo un 44% y la invernada también un 44%, con márgenes reales muy superiores a los promedios históricos”, sostienen.
Dicen, además, que los precios de la hacienda acompañaron esta tendencia, manteniéndose entre un 12% y un 16% por encima de sus promedios históricos. Además, las relaciones de insumo-producto, como las vinculadas al maíz, el gasoil o el costo laboral, se ubicaron en “niveles más competitivos”. Este clima favorable se vio reflejado en el crédito al sector, que se duplicó respecto a los niveles de 2024, alcanzando los 1934 millones de dólares.
A nivel interno, indican que la producción también mostró signos de eficiencia: aunque el stock bovino volvió a reducirse por segundo año consecutivo, acumulando una pérdida de 2,6 millones de cabezas (ubicándose en 51,6 millones), la oferta de carne creció levemente un 0,9%. Esto, según dicen, se explica por dos factores clave: un aumento en el peso medio de faena, que en agosto alcanzó los 234 kilos, y una mayor eficiencia reproductiva, ya que la relación ternero/vaca mejoró hasta el 69%.
El consumo interno mostró una recuperación del 7%, alcanzando los 50 kilos por habitante al año. Archivo
Sin embargo, el informe advierte que la “elevada participación de hembras en la faena muestra que aún no se ha iniciado una recomposición clara del rodeo nacional”.
En paralelo, afirma que el consumo interno mostró una “recuperación del 7%, alcanzando los 50 kilos por habitante al año”, niveles similares a los de 2020-2022. Esta mejora se asocia a “la recuperación parcial del salario real”. No obstante, la SRA advierte que “los salarios todavía compran un 26% menos carne que el promedio de los últimos 30 años”, lo que marca un amplio margen de mejora para la demanda doméstica. De cara al futuro, el informe plantea que el gran desafío para 2026 será “consolidar la competitividad externa, y recomponer el stock ganadero sin resignar eficiencia ni rentabilidad”.
Se proyecta que el sector finalmente iniciará un ciclo de retención de vientres para reconstruir el rodeo. Sin embargo, advierten sobre la consecuencia inevitable de este proceso: “Esperamos que inicie un ciclo de retención; todas señales que auguran una caída temporal de la oferta, propio del ciclo biológico de recomposición de stock”.
Esta “caída temporal” de la oferta, combinada con “demandas firmes”, mantendría “buenos precios para la actividad ganadera” y también para sus sustitutos, como el pollo y el cerdo. Para consolidar el crecimiento, la SRA reclama avanzar en una “agenda pendiente” que incluye la implementación de la trazabilidad electrónica, la eliminación de impuestos distorsivos como Ingresos Brutos y Derechos de Exportación, y avanzar hacia el estatus de país libre de aftosa sin vacunación.



