Miércoles, 9 de julio de 2025   |   Campo

Un austríaco en Misiones: de un sueño romántico a revolucionar el sector de la construcción

Un austríaco en Misiones: de un sueño romántico a revolucionar el sector de la construcción

POSADAS.- “Estoy en Misiones por un sueño romántico de mis padres, quienes, como muchos europeos del centro, vinieron en busca del clima cálido y la tranquilidad de un lugar donde se pueda dormir la siesta”, explica Darío Cordes, de 39 años, con una sonrisa. Este austríaco, que habla español con acento, llegó a Montecarlo a los 9 años junto a sus padres y su hermana Sarah. Allí, a pocos kilómetros de Caraguatay, donde Ernesto “Che” Guevara pasó algunos años de su infancia en los 40 (hoy hay un museo en la que fue su casa).

Sus padres, que decidieron abandonar Europa debido al resurgimiento de la ultraderecha en la mitad de los 90, adquirieron una chacra con un amplio frente al río Paraná, un verdadero paraíso de verde, paz y serenidad. “Íbamos a la escuela a caballo”, recuerda Cordes.

Después de estudiar gastronomía y trabajar en lugares como el Palacio Errázuriz, a bordo de cruceros de lujo o en Chamonix, al pie del Monte Blanco, decidió regresar a Montecarlo para establecer una empresa en medio de la tranquilidad misionera, casi como siguiendo el llamado de sus padres.

Hace casi 10 años, Cordes fundó un emprendimiento que utiliza una tecnología suiza para aprovechar los desechos forestales, como el raleo o las puntas de pinos, muy abundantes en el epicentro de la zona más forestal del país (el Alto Paraná misionero). A partir de estos materiales, extrae las fibras y las mineraliza utilizando un método que trajo de Europa.

De este modo, produce ladrillos y otros materiales de construcción que están ganando cada vez más adeptos en el mercado, especialmente por su resistencia y perfil ecológico.

“Podemos crear cualquier formato constructivo, desde formatos autoportantes hasta construcciones modulares y cerramientos macizos, tenemos cerramientos bastante amplios”, detalla.

Los ladrillos tienen un aspecto similar al concreto, pero son más livianos, resistentes y muy ecológicos, sostiene Cordes, “porque poseen una huella de carbono positiva, es decir, capturan más CO2 del que emiten durante el proceso productivo”.

Simacon es el acrónimo de “sinergia entre madera y concreto”, explica Cordes, aunque también le gusta pensar que el nombre representa “sistemas y materiales de construcción”. Desde su planta ubicada en la ruta provincial 211, en las afueras de Montecarlo, esta pyme ya abastece a 12 provincias y ha comenzado a exportar a Paraguay y Uruguay, con planes de abrir una segunda planta en Corrientes.

“El sistema constructivo también es más económico debido a los menores tiempos de ejecución; nuestros principales competidores no son los ladrillos, sino los sistemas modernos de construcción, premoldeados o sistemas de hormigón celular. Nuestra ventaja radica en la rapidez de ejecución y la resistencia final del edificio”, señala este austríaco oriundo del sur de la provincia de Estiria.

Esa región, con un fuerte perfil forestal similar al de Misiones, es conocida como “el corazón verde de Austria”. Cordes indica que la tecnología con la que se mineralizan las fibras de madera no es nueva, ya que fue descubierta hace casi 100 años en Europa. Es el primero en aplicarla en Sudamérica, donde crece el interés por el perfil ecológico de los materiales entre sus potenciales clientes, especialmente en sectores que buscan sustentabilidad, como el petrolero.

El proceso mineraliza las fibras de la madera y produce una fusión de madera y concreto, explica Cordes.

El año pasado, suministraron materiales para una moderna estación de servicio de YPF y luego participaron en otros dos proyectos con la petrolera. Además, construyeron 192 casas en Vaca Muerta. “Para cada proyecto brindamos asistencia técnica y asesoramiento en la construcción”, afirma.

“Nuestros ladrillos están compuestos en un 85% de madera, tienen una huella de carbono excelente, capturando más de lo que emiten. Desde 2022, realizamos constantemente la certificación de nuestra huella de carbono, además de considerar la eficiencia energética”, añade.

Los materiales cuentan con certificación de aptitud técnica respaldada por la Secretaría de la Vivienda, necesaria para cumplir con cualquier requisito al solicitar créditos hipotecarios para financiar la construcción o adquisición, así como para llevar a cabo obras públicas.

“También tenemos el certificado FR240 del INTI, que certifica la máxima resistencia al fuego, y contamos con la validación de nuestra huella de carbono mediante una consultora”, indica. Por cada m2 producido, aseguran capturar 36 kilos de CO2, y desde 2018 han logrado acumular más de 1.8 millones de kilos de CO2 capturados.

Al reflexionar sobre la cadena de eventos familiares y casualidades que condujeron a los Cordes desde la lejana Austria hasta la remota localidad de Montecarlo en Argentina, Darío recuerda que sus padres son amantes de la naturaleza y donantes de Greenpeace de toda la vida.

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