
Tyler Robinson, de 22 años, se entregó a la policía un día y medio después de asesinar a Charlie Kirk, un activista conservador de 31 años, durante una charla en la Utah Valley University, en Orem. Este crimen conmocionó a la clase política estadounidense no solo por la relevancia de la víctima, sino también por las características del agresor: un joven de familia estable y sin antecedentes que lo hicieran parecer “sospechoso”.
El miércoles, Kirk respondía a una pregunta sobre los tiroteos masivos en Estados Unidos cuando Robinson disparó un único tiro desde una distancia de aproximadamente 125 metros. La bala le atravesó el cuello, causando su muerte casi inmediata.

Los testigos indicaron que Robinson huyó dejando atrás un rifle de cerrojo con mirilla telescópica, envuelto en una toalla, así como munición con inscripciones. Entre ellas se leían frases como: “¡Hey, fascista, atrápala!”, “Bella Ciao” —en alusión a la canción antifascista italiana— y “si estás leyendo esto eres gay”.
Un perfil inesperado
Nacido en 2003, Robinson no era estudiante de la universidad. Según lo relatado por el gobernador Spencer Cox, la familia del joven compartió que estaba en contra de Kirk y que parecía “lleno de odio y propagando odio”. En los días previos al crimen, se había vuelto “más político” e hizo publicaciones en la aplicación Discord, las cuales fueron revisadas por los investigadores, en las que hablaba de “recuperar un rifle de un punto de entrega”, de “dejarlo en un arbusto” y de “cambiarse de ropa” tras usarlo.

El compañero de cuarto de Robinson permitió a la policía tomar fotografías de esos mensajes, que constituyen una prueba clave en la investigación.
La muerte de Kirk desató una verdadera cacería humana en Utah. Miles de policías participaron en el operativo de búsqueda mientras el joven permanecía prófugo. Finalmente, según relató el presidente Donald Trump en una entrevista con Fox News, un familiar cercano logró convencerlo de entregarse.
Trump, que al principio había culpado al ataque a la “izquierda radical”, moderó luego su discurso: “Kirk abogaba contra la violencia. De esa manera quiero que la gente responda”. El mandatario le otorgó póstumamente a Kirk la Medalla Presidencial de la Libertad en reconocimiento a su militancia.
Quién era Charlie Kirk y las reacciones del arco político
Kirk era una figura central del movimiento juvenil conservador. Fundador de Turning Point USA, se había convertido en un referente para sectores nacionalistas y cristianos en universidades de todo el país. Durante la última campaña presidencial fue un aliado clave de Trump, y su gira “American Comeback” buscaba reforzar ese vínculo con los jóvenes.
El gobernador Cox calificó el crimen como “un ataque al experimento estadounidense” e instó a la juventud de Utah a no responder con violencia. La conmoción traspasó las fronteras partidarias: tanto demócratas como republicanos condenaron el asesinato.

El cuerpo de Kirk fue trasladado a Phoenix, Arizona, en el avión del vicepresidente JD Vance, quien ayudó a cargar el ataúd junto a la viuda, Erika Kirk, que también viajaba a bordo. En la noche del jueves se llevaron a cabo vigilias en campus y plazas públicas en todo el país. Jóvenes encendieron velas y recordaron al activista, en un clima de unidad poco habitual en la polarizada sociedad estadounidense.
Testimonios ciudadanos
En Orem, testigos del ataque compartieron sus impresiones con la agencia AFP. “Lo vemos todo el tiempo, y por eso realmente se siente como si hubieran matado a un miembro de tu propia familia”, comentó Dave Sánchez, de 26 años. Otro joven, Jonathan Silva, de 35, resumió la incredulidad generalizada: “Todavía me parece una locura que esto haya ocurrido. Es totalmente surrealista”.
DCQ