
Tras las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la posible importación de más carne argentina, esas manifestaciones provocaron reproches entre los republicanos del Congreso norteamericano, según consignó Bloomberg en un artículo firmado por Alicia Díaz.
En detalle, los legisladores republicanos de los estados agrícolas —que representan a la mayoría de los casi un millón de propietarios de establecimientos ganaderos en Estados Unidos— criticaron la decisión del presidente de cuadruplicar la cuota libre de aranceles para la carne argentina, considerándola contraria a la agenda “America First” que él ha defendido durante años.
“La economía en las zonas rurales de Estados Unidos en este momento no es sostenible”, dijo el agricultor y exsenador demócrata de Montana, Jon Tester. El acuerdo sobre la carne argentina, agregó, solo “se suma a esa insostenibilidad en todos los ámbitos”.
“Compraríamos algo de carne de la Argentina. Si hacemos eso, eso reducirá los precios de nuestra carne de res”, dijo Trump a los periodistas Mark Schiefelbein – AP
Sus inquietudes comerciales generales podrían haberse moderado en parte por un acuerdo que, según anunció ayer en Asia el secretario del Tesoro, Scott Bessent, implicaría compras “sustanciales” de soja por parte de China, después de que ese país hubiera detenido esas adquisiciones en el marco de la guerra comercial con Trump —un aspecto que también preocupa a los agricultores de los estados republicanos—. En ese sentido, Caleb Ragland, presidente de la Asociación Estadounidense de Soja, calificó la medida como un “paso positivo”, informó la agencia.
La semana pasada, durante la visita del presidente argentino Javier Milei a Washington, Trump sugirió comprar más carne de res de la nación sudamericana para ayudar a reducir los precios de la carne de res en Estados Unidos.
“Compraríamos algo de carne de la Argentina. Si hacemos eso, eso reducirá los precios de nuestra carne de res”, dijo a los periodistas.
Los precios de la carne de res alcanzaron máximos históricos este año, según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, impulsados en parte por la reducción del tamaño de los hatos y por la demanda sostenida de los consumidores estadounidenses.
En ese marco, señalaron que hay mucho en juego para el Partido Republicano de cara a las elecciones de medio término del próximo año, donde cualquier avance demócrata en distritos y estados republicanos podría amenazar el control que el partido ejerce en Washington.
Los republicanos mantienen un dominio firme en el centro de Estados Unidos, tendencia que se acentuó en la era Trump, como lo ilustró la derrota de Tester tras tres mandatos en el Senado.
Sin embargo, la preocupación entre agricultores y ganaderos podría volver más competitivos a ciertos distritos, obligando a los republicanos a destinar recursos y tiempo a contiendas que no tenían previstas. También podría erosionar donaciones sustanciales al partido.
La Asociación Nacional de Ganaderos de Carne donó casi US$1 millón a los republicanos en el ciclo electoral de 2024. El grupo, que desde 2012 ha orientado principalmente sus aportes hacia los republicanos tras aumentar significativamente sus donaciones políticas, rechazó rápidamente la medida de Trump, calificándola de “esfuerzo equivocado” que perjudicaría a los agricultores y ganaderos estadounidenses.
El líder de la mayoría del Senado, John Thune, afirmó que la maniobra de Trump “no es la forma de hacerlo”. “Ha creado mucha incertidumbre en ese mercado. Así que espero que la Casa Blanca haya recibido el mensaje”, dijo Thune la semana pasada.
En nueve estados el ganado supera en número a las personas, entre ellos Dakota del Sur —estado natal de Thune—, así como Montana y Nebraska, según un análisis de National Beef Wire con datos del USDA.
La carne de res es “enormemente importante” para los estados dominados por la ganadería y para la industria agrícola en general, afirmó Elliott Dennis, profesor asociado de la Universidad de Nebraska-Lincoln. Los ingresos por ganado representan aproximadamente la mitad de todos los ingresos agrícolas y, este año, hasta el 85% de esos ingresos provendrá de la carne de res, dijo Dennis.
Trump, por su parte, mantuvo su postura, señalando que los ganaderos “no entienden” que su política arancelaria ha beneficiado a su sector y afirmando que deben bajar sus precios.
Los ganaderos ya vienen sufriendo caídas en los últimos años: el inventario de ganado llegó al nivel más bajo en décadas en 2024. Mientras tanto, los costos de la carne de res escalaron un 13,9% en el informe del índice de precios al consumidor de agosto, mientras que los precios de los alimentos en general subieron un 3,2% respecto del año anterior.
“La respuesta es dejar que los mercados continúen recuperándose”, dijo el senador republicano de Montana Steve Daines, y añadió que los ganaderos “finalmente están llegando hasta el punto de en que están ganando dinero nuevamente y están muy preocupados por estas acciones”.
La administración de Trump anunció un plan para la ganadería ISSEI KATO – POOL
El Departamento de Agricultura publicó el miércoles un plan para fomentar la ganadería y aumentar la producción nacional de carne de res, que incluye facilitar el pastoreo en tierras federales, ampliar subsidios de seguro y reducir los costos para los pequeños procesadores. Sin embargo, la iniciativa hizo poco para mitigar las consecuencias políticas del anuncio de Trump.
El embajador comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, aseguró que su teléfono se llenó de llamadas de legisladores republicanos preocupados por la propuesta, pero subrayó que la afluencia de importaciones argentinas no inundaría el mercado de carne como temen los ganaderos.
“La Argentina tardaría al menos dos años en aumentar su propio suministro de carne de res”, dijo Adam Murray, especialista en extensión de ganado de carne de la Universidad de Cornell, lo que dificultaría que domine el mercado nacional en el corto plazo.
No obstante, Murray reconoció que la medida de Trump es arriesgada desde el punto de vista político y de imagen pública. “Declaraciones ejecutivas como esta crean la psicología de que la administración no apoya a los productores de ganado de EEUU.”, añadió Murray.



