
CÓRDOBA.- Dos de sus productos, el sardo y el gouda, fueron premiados en el World Cheese Awards, el certamen más prestigioso del mundo para la industria quesera. La Blanqueada, fundada en 1950 en 9 de Julio (Buenos Aires), obtuvo la medalla de plata y la de bronce entre más de 5.200 quesos de 46 países. Hoy la pyme está dirigida por el hijo del fundador, Leopoldo “Polo” Sarnícola, quien se muestra orgulloso del sector argentino. “El queso argentino está al nivel de cualquier país del mundo -dice-. Muchas pymes participan y ganan. Son quesos reconocidos”.
La empresa, que emplea a 70 personas, posee un tambo propio con unas 500 vacas Holando que aportan alrededor de 12.000 litros diarios. Esa producción, sumada a la leche que compran en la región, conforma un total de entre 25.000 y 30.000 litros diarios. Procesan aproximadamente 250.000 litros por semana para obtener unos 25.000 kilos de queso al día. Elaboran quesos duros (parmesano, reggiano, sardo, provolone), semiduros (pategrás, fontina, tybo, gouda) y blandos (cremoso, mozzarella, azul). Además producen dulce de leche.
La fábrica tiene 75 años y no comenzó con la marca La Blanqueada. A sus productos los llamaban “Polo” porque así se denominaba la sociedad anónima entre Leopoldo Juan Sarnícola y su socio. “Tenían unas pocas vacas y recibían leche de tamberos vecinos -cuenta “Polo”- hacían cremoso, dulce de leche, sardo y pategrás”.
La empresa, que tiene 70 empleados, cuenta con un tambo propio con unas 500 vacas Holando que dan unos 12.000 litros diarios. Esa leche, sumada a la que compran en la región, integran los entre 25.000 y 30.000 litros diarios Gentileza
La vida de “Polo” siempre estuvo vinculada al emprendimiento familiar; sin embargo, al terminar la secundaria se fue a estudiar la Licenciatura en Economía Agropecuaria y regresó al pueblo en 1994, tras cursar una maestría. “Me fui con la idea de volver. Papá era uno de esos hijos de italianos inmigrantes que había crecido mucho sin delegar nada -recuerda el empresario-. Cuando volví sabía que la relación iba a ser complicada en el trabajo porque éramos dos generaciones diferentes, así que le pedí algo donde pudiera estar solo. Así es cómo quedo a cargo del tambo y de la fábrica”.
En ese momento surge la marca La Blanqueada, que luego atraviesa otra etapa a partir de 2013. “Polo” recuerda que, ya en su adolescencia, observó el rol “clave” de Francisco González. Originario de la localidad de French, ingresó a los 17 años y pasó toda su vida laboral en la quesería, transformándose en uno de los pilares técnicos del proyecto. Era quien sabía trabajar con lacto fermentos y sueros verdes, “logrando quesos reconocidos en la zona”.
Leopoldo “Polo” Sarnícola se muestra orgulloso del sector en la Argentina. “El queso argentino está al nivel de cualquier país del mundo”
“En él detecté el arte de hacer queso. Su pasión y su devoción por entender al queso como un producto vivo, madurando, creciendo todos los días y convirtiéndose en un producto diferente”, señala. Con el tiempo la industria avanzó y hoy dispone de nuevas tecnologías y fermentos. “Todo cambió muy rápido”, añade.
Desde mediados de los ’90 se sucedieron múltiples dificultades: inundaciones que afectaron la producción de leche, conflictos laborales y la falta de condiciones para invertir en la tecnología necesaria para modernizarse. En ese contexto, en 2013 se relanza la empresa: “Para salir adelante había que hacer algo totalmente nuevo”.
La Blanqueada logró forjar un vínculo con el sector gastronómico: sus productos tienen mucha aceptación de parte de chefs de todo el país Gentileza
Por la calidad de sus quesos, La Blanqueada consiguió estrechar lazos con el ámbito gastronómico: sus productos cuentan con buena aceptación entre chefs de todo el país. “Eso ayuda y también es una evaluación permanente de lo que hacemos”, afirma “Polo”.
El empresario resalta además el papel de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel), la entidad que representa a las pymes lácteas a nivel nacional, porque “incentiva a que mandemos quesos a concursar, a que estemos presentes con nuestros productos. La verdad, que tenemos muy buenos quesos, competitivos a nivel mundial. No tenemos nada que envidiarle a nadie”.




