Sábado, 6 de septiembre de 2025   |   Policiales

Tragedia en la Ruta 12: tres muertos y un herido por colisión entre camioneta y tren

Tragedia en la Ruta 12: tres muertos y un herido por colisión entre camioneta y tren

En una mañana gris en el sur de la provincia, específicamente en el kilómetro 190 y medio de la Ruta Nacional N° 12, donde la ruta se cruza con las vías del ferrocarril, la vida y la muerte se encontraron en un instante. Una camioneta Toyota Hilux, de color gris, que transitaba en dirección Médanos-Gualeguay, con dominio AE827YG y cuatro ocupantes a bordo, embistió contra la imponente estructura de un tren de carga. Tres de los ocupantes perdieron la vida en el acto; el cuarto fue trasladado al Hospital San Antonio de Gualeguay, donde se confirmó que sus heridas son graves, aunque no revisten riesgo de vida.

De acuerdo con las primeras constataciones realizadas por el personal policial que presta servicio en el Puesto de Control Vial de Gualeguay, el hecho se registró minutos antes de las 7 de hoy, reflejando el profundo desgarramiento humano que hay detrás de las cifras: tres vidas extinguibles, familias desoladas, y una comunidad que recibe la noticia como un golpe seco en el pecho. Las víctimas, oriundas de la localidad bonaerense de Tres Arroyos, multiplican el dolor, extendiéndolo más allá de las fronteras entrerrianas. El cuarto ocupante de la camioneta fue derivado al Hospital San Antonio de Gualeguay con heridas graves, aunque sin riesgo de vida, como se indicó.

Los Bomberos Voluntarios de Ceibas confirmaron que la ruta debió ser completamente cortada, ordenándose el desvío de tránsito hacia la Ruta Provincial N° 16. Este operativo, efectivo y necesario, contrastaba con el silencio abrumador que suele seguir a una tragedia.

No obstante, este incidente no puede ser interpretado únicamente como una fatalidad. Cada siniestro vial debería interpelar tanto a la sociedad como al Estado: ¿qué se ha hecho y qué falta por hacer para evitar que los cruces ferroviarios continúen siendo escenarios de muertes evitables? El derecho vial recuerda que la seguridad en el tránsito no se improvisa; es el resultado de políticas sostenidas, infraestructura adecuada, controles rigurosos y, sobre todo, de una cultura de prevención que debe permear a toda la ciudadanía, sin excepción.

Las estadísticas hablan por sí solas: la cantidad de muertes por siniestralidades viales en Argentina es inaceptablemente alta. En estos eventos, se cruzan no sólo vehículos y formaciones, sino también responsabilidades compartidas. La señalización, la visibilidad, el mantenimiento de barreras y la capacitación de conductores forman un tejido del cual depende la preservación de vidas. Cuando uno de esos hilos falla, el resultado suele ser irreversible.

El dolor que deja este siniestro es también un llamado de atención. No se trata de buscar culpables en medio de la conmoción, sino de comprender que la siniestralidad vial no es un destino trágico preescrito: es un fenómeno social que puede ser mitigado. Así lo entienden los especialistas en criminología vial y seguridad pública, quienes insisten en la necesidad de educar desde temprana edad, incorporar nuevas tecnologías de control y consolidar una conciencia ciudadana basada en el respeto.

Un tren y una camioneta que se encuentran en el mismo punto geográfico son, en realidad, metáforas de dos tiempos históricos que aún no logran reconciliarse. El transporte ferroviario, con su cadencia lenta pero inalterable, demanda prioridad de paso y seguridad garantizada. El tránsito vehicular, regido por la prisa y la inercia de las rutas, exige previsión y responsabilidad. Cuando esos tiempos se desajustan, la tragedia se impone.

Hoy, mientras las familias lloran a sus seres queridos y la justicia debe establecer las circunstancias para determinar responsabilidades, la comunidad tiene la obligación de reflexionar. Cada muerte en la ruta es una página escrita con dolor en el libro de la sociedad. Y, como todo libro, debería enseñarnos algo: que las señales y normas no son meros adornos, que la prevención no es un eslogan vacío y que la vida, en el cruce de caminos, siempre debe tener la última palabra.

El kilómetro 190 y medio de la Ruta 12 ha dejado su marca como una herida en el mapa vial. Una herida que solo podrá cicatrizar con memoria, respeto y compromiso. Porque en materia de seguridad vial, recordar no es suficiente: es imprescindible transformar el recuerdo en acción concreta. De lo contrario, el eco de las sirenas volverá a sonar, anunciando que la sociedad no ha aprendido lo suficiente.

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