Miércoles, 3 de diciembre de 2025   |   Campo

Todo lo que hay que saber si hay presencia elevada de arsénico y flúor en el agua

Todo lo que hay que saber si hay presencia elevada de arsénico y flúor en el agua

El arsénico se encuentra, en niveles elevados, en las aguas subterráneas de muchas provincias argentinas (Buenos Aires, San Luis, Entre Ríos, Córdoba, La Pampa, etc.) y en países vecinos. Se presenta en dos formas: inorgánica, de alta toxicidad, y orgánica, menos tóxica.

El consumo prolongado, especialmente de la forma inorgánica, puede provocar cáncer y lesiones cutáneas. También se lo ha asociado a problemas del desarrollo, enfermedades cardiovasculares y otras afecciones.

Una vez absorbido, el arsénico pasa al torrente sanguíneo y se distribuye en distintos órganos, depositándose preferentemente en la piel, el pulmón, el hígado, el riñón, el sistema nervioso y el corazón. El hígado puede convertir cierta cantidad de arsénico a su forma orgánica, menos dañina. La mayor parte se elimina por la orina en pocos días, aunque en algunos casos puede permanecer varios meses. Otras vías de excreción menos relevantes son las heces y el sudor.

Niveles de tolerancia del arsénico. Consumo humano: 0,05 mg/l (0.05 ppm o 50 ppb) de arsénico según el Consejo Hídrico Federal de Argentina. Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció como límite máximo 0,01 mg/l (0.01 ppm o 10 ppb). Consumo animal: 0,2 mg/l (0.2 ppm o 200 ppb).

Los primeros signos de exposición prolongada (5 años) a altos niveles de arsénico inorgánico en agua y/o alimentos se manifiestan en la piel (cambios de pigmentación), lesiones cutáneas y engrosamientos o callosidades en palmas y plantas (hiperqueratosis). En estos casos, la evolución puede terminar en cáncer de piel, de vejiga o de pulmón.

La exposición prolongada de los animales es riesgosa

El flúor es esencial para mantener la solidez ósea y proteger contra la caries dental, tanto en humanos como en animales. Se recomienda un consumo diario no mayor a 0.1 mg/l de flúor a través de los alimentos y/o del agua para preservar huesos y dientes saludables.

Sin embargo, el consumo de agua con exceso de flúor puede provocar caries, osteoporosis (fluorosis esquelética) y daños en riñones, huesos, nervios y músculos.

También se altera el desarrollo óseo (impactando destete y recría en la hacienda), lo que se traduce en menor peso al nacer. Además, afecta a las vacas lecheras, especialmente en verano.

El flúor no atraviesa la placenta ni se concentra en la leche o el calostro; por tanto, un bebé o un ternero sólo se verán afectados si consumen agua con niveles elevados de flúor.

• Consumo humano o animal: La OMS recomienda como límite máximo 1,5 mg/l (1.5 ppm) de flúor. Los valores de referencia (mínimos y máximos) están influenciados por la temperatura ambiente. El moteado de los dientes aparece con concentraciones de 2 a 5 mg/l. La intoxicación crónica ocurre con consumos de 15 mg/día, aunque los riesgos comienzan con una ingesta superior a 6 mg/día.

El exceso de flúor puede ser perjudicial. Maria Elisa Rol – Shutterstock

En un valioso trabajo, Pérez Carrera, A. y Fernández Cirelli, A., del Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua de la Facultad de Ciencias Veterinarias (UBA), en el sudoeste de la provincia de Córdoba —una de las zonas más afectadas del país—, hallaron que los niveles de arsénico y flúor superan las tolerancias establecidas por las dos organizaciones citadas más arriba. En tanto, el resto de los compuestos químicos (sulfatos, cloruros, carbonatos, etc.) se encuentran dentro de los límites recomendados.

En cuanto a la sintomatología por exceso de flúor, los animales jóvenes resultan más afectados que los adultos. Entre los signos característicos se observan menor tamaño, alteraciones en la forma y el color de los dientes y caída dental.

También se registra falta de crecimiento y pérdida del estado corporal. En el hueso aparecen osteomalacia y osteoporosis, por una alta movilización de calcio y fósforo para compensar las pérdidas de flúor por orina, lo que aumenta el riesgo de fracturas.

Existen diversas opciones para reducir los niveles de arsénico y/o flúor en el agua potable para consumo humano:

• Sustituir aguas contaminadas por otras con bajos niveles de estos elementos

• Mezclar agua con bajos niveles de arsénico y/o flúor con agua de concentración más elevada para obtener mayor volumen de agua con una concentración aceptable.

• Instalar sistemas de eliminación de arsénico y/o flúor; entre ellos se destacan la oxidación, la coagulación-precipitación, la absorción, el intercambio iónico y diversas técnicas de membrana, mediante purificadores con filtros especiales que se comercializan, con una salvedad: muchos de esos dispositivos no eliminan ninguno de estos elementos.

El autor es Doctor en Ciencias Veterinarias especializado en nutrición animal, director ejecutivo de la Consultora Internacional de Producción y Nutrición de bovinos (carne y leche). afmayer56@yahoo.com.ar //resalancursos@gmail.com. www.nutriciondebovinos.ar

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