
En las últimas semanas, el Gobierno ha intensificado la adquisición de divisas mediante operaciones del Tesoro fuera del mercado oficial, reduciendo la brecha entre los dólares acumulados en el Banco Central y la meta establecida en el programa con el FMI, en un contexto de definiciones en Washington para aprobar un nuevo desembolso.
Los datos más recientes del BCRA, que presentan un seguimiento con algunos días de retraso sobre la cuenta corriente en pesos y en moneda extranjera correspondiente al Tesoro Nacional, indicaron un aumento de USD 630 millones el pasado viernes. Este incremento no se atribuye únicamente a compras, sino también a la entrada de un desembolso de organismos internacionales por créditos previamente aprobados, según cálculos del mercado.
Estudios de FMyA señalaron que las compras del Tesoro alcanzaron cerca de USD 1.000 millones en lo que va de julio. Considerando también las liquidaciones del bono Bonte, suscrito directamente en dólares y destinado a la cuenta del Ministerio de Economía, la cifra total asciende a USD 2.500 millones.
El equipo económico ha decidido acelerar la acumulación de reservas tras los primeros dos meses de implementación del esquema de flotación entre bandas, en el cual se priorizó el control de la inflación luego del ajuste en el régimen del dólar. Durante esas semanas, desde el Palacio de Hacienda insistían en que no era “necesario” acumular divisas.
La llegada de la primera revisión de metas entre el staff técnico del FMI y el Gobierno pareció funcionar como un punto de inflexión, llevando al equipo económico a aumentar la acumulación de dólares de manera más ágil, incluso con el Banco Central fuera del mercado y limitando las intervenciones a la franja inferior de la banda de flotación.
El objetivo del segundo trimestre parece haber quedado atrás, por lo que el mercado ya comienza a observar cómo se posiciona el BCRA para cumplir con la próxima meta, cuyo vencimiento es el último día de septiembre. Según estimaciones de la consultora LCG, debería acumular otros USD 3.800 millones para alcanzar ese umbral. A largo plazo, necesitará nada menos que USD 10.500 millones para cumplir con la meta de fin de año.
Este martes, tras el cierre de operaciones en el mercado, el equipo económico desmintió que el Tesoro hubiese salido a inyectar liquidez en un contexto de tasas de interés en pesos muy volátiles y elevadas. Luis Caputo respondió a un post en X y afirmó que el Ministerio de Economía no había buscado dicho efecto.
Un informe de Romano Group, publicado el martes por la noche, estimó que para el equipo económico “prima el interés por mantener al tipo de cambio flotando ‘tranquilo’, y por ello la idea de no consolidar un esquema de tasa fuertemente a la baja”. “De cara al futuro, y una vez superado el torbellino de noticias, creemos que la tasa se situará estructuralmente por debajo de los niveles anteriores, aunque continuaremos observando una considerable volatilidad en función de la posición de liquidez del momento”, concluyó.
La aceleración en la acumulación de dólares ocurre en la recta final de la revisión de metas con el FMI, que este martes, según la agencia Bloomberg, mantuvo una reunión informal de directorio, un paso habitual en el proceso decisional previo a la aprobación de un nuevo programa o una evaluación trimestral.
Según fuentes con conocimiento del funcionamiento del organismo, una fecha posible para el debate en el board sobre el caso argentino, en el que se evaluarán los primeros tres meses del nuevo programa iniciado a mediados de abril, es la próxima semana, antes de que finalice julio y comience el receso estival de los organismos internacionales en Washington.
Este martes, el FMI alertó en un informe que la economía argentina requiere más reservas, la implementación de reformas, el retorno a los mercados internacionales y una aceleración de las inversiones extranjeras.