
En los últimos días, una serie de indicadores privados que monitorean la evolución de la economía han llegado a una conclusión común: julio, mes en el que se intensificaron las tensiones financieras en torno al tipo de cambio y las tasas de interés, registró una disminución en la actividad económica.
Otro concepto que circula en el mercado es que el incremento en los costos financieros que enfrenta la economía afectará más adelante, durante el proceso electoral. El Gobierno ha reconocido en días recientes que habrá un impacto en la actividad, aunque lo considera limitado, bajo la premisa de que la volatilidad será transitoria. Por el momento, el equipo económico valora que la inflación no respondió de manera significativa al vaivén del dólar.
Los últimos reportes de consultoras privadas presentan señales mixtas respecto al desempeño económico de julio, coincidendo en un escenario de estancamiento y futuras tensiones.
Según la consultora Orlando Ferreres, “la serie desestacionalizada refleja una contracción de 1,0% respecto a junio, y se sitúa apenas 0,3% por encima del nivel de diciembre del año pasado”. El informe indica que la intermediación financiera sigue siendo el sector de mayor crecimiento, seguido por minas y canteras, así como la construcción, que muestra una salida gradual de la profunda recesión anterior.
En contraste, “la mayor contracción de julio se dio en la industria manufacturera, que reportó cifras bajas en sectores clave como el alimenticio y el automotriz”. Además, Ferreres advirtió que “el contexto macroeconómico se ha deteriorado, y a nivel político comienzan a surgir fisuras en el gobierno, lo que incrementa la incertidumbre general.”
Por su parte, Equilibra estima que el EMAE de julio mostrará un aumento interanual del 3%, aunque en términos desestacionalizados experimentará una caída “por tercer mes consecutivo: -0,3% mensual respecto a junio”. Según sus cálculos, “el nivel de actividad crecería un 5,7% en los primeros siete meses del año en comparación con el mismo período de 2024”, aunque el promedio de los últimos tres meses sugiere una baja de 0,4%. La consultora advirtió que, tras el endurecimiento de la política monetaria con el aumento de tasas, se anticipa “una caída desestacionalizada en la actividad en lo que queda del año”, con una expansión del PIB en 2025 estimada en torno al 4,5%, 1,2 puntos por debajo del acumulado hasta julio.
En consonancia con este análisis, Analytica calculó que “con la caída prevista para julio (-0,1%), la actividad económica tuvo 5 de 7 meses con variaciones negativas en lo que va de 2025”. En comparación con diciembre, el nivel de actividad se mantiene 0,8% por debajo. Para la consultora, la economía “habría ingresado en una fase de estancamiento, reflejando los límites para el crecimiento del actual esquema que mantiene restringida la demanda para sostener el régimen monetario y cambiario.”
LCG identificó señales mixtas en los indicadores de julio. “Los primeros datos anticipados de julio muestran casi igual número de indicadores positivos que negativos en términos mensuales: caídas en ventas minoristas y recaudación de IVA, y aumentos en recaudación del impuesto al cheque, en consumo de bienes durables (motos y autos) y en préstamos personales”, puntualizó la consultora.
Sin embargo, LCG advirtió que “acelerar la desinflación antes de las elecciones tendrá costos en términos de actividad”, ya que el aumento de las tasas de interés “restringirá el crédito, principal motor de la recuperación en los últimos meses de 2024”, mientras que “el congelamiento de salarios obstaculizará la recuperación del consumo.”
Los indicadores sectoriales también han evidenciado que la cuestión de las tasas de interés será clave para la actividad en los próximos meses. El último relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) ofrece una perspectiva específica sobre el consumo en julio, en línea con la desaceleración que muestran otros indicadores de actividad. Según el informe, el Indicador de Consumo (IC) “mostró un avance de 1,1% en la comparación interanual, mientras que experimentó un decrecimiento desestacionalizado de 0,1% con respecto a junio.”
Así, el IC mantuvo en julio un crecimiento interanual en todos los meses del año, aunque con un menor dinamismo que en junio. En palabras de la entidad, “el índice desestacionalizado se contrajo levemente y ha mantenido el nivel de la serie en relativa estabilidad”. El informe destaca que, a pesar de la tendencia positiva en comparación con 2024, la curva de consumo refleja un reciente estancamiento.
El documento de la CAC también alerta sobre el contexto de incertidumbre financiera. “Las últimas semanas han estado marcadas por una volatilidad significativa tanto en el mercado cambiario como en las tasas de interés de la economía”, señalaron. Esta combinación tiende a moderar el gasto de los hogares, que “postergan decisiones de consumo discrecional y aumentan su propensión al ahorro precautorio.”
Con estos datos, el consumo se suma a la lista de variables que muestran una dinámica mixta: aunque la comparación interanual sigue arrojando cifras positivas, las señales más recientes apuntan a una pérdida de fuerza en la segunda mitad del año, en un contexto de mayor tensión financiera y política.
Paralelamente, un informe de la Fundación FIEL también ha señalado señales de desaceleración en la industria. “El Índice de Producción Industrial (IPI) de FIEL registró en julio, según información preliminar, una caída de 3,3% interanual, recortando la mejora acumulada en los primeros siete meses al 1,7% en comparación con el mismo periodo de 2024.” También se observó una disminución mensual pronunciada, del 1,4 por ciento.