Del relevamiento realizado en estas 30 familias de Bajada Grande, se pudo constatar que en general se trata de familias numerosas, cuyos medios de subsistencia provienen de los aportes de diferentes planes sociales, desocupados, changarines y servicio doméstico, lo que evidencia la imposibilidad de resolver por sus propios medios el problema de la vivienda.
Actualmente viven en ambientes pequeños, lo que genera hacinamientos, sin baño, construcciones de chapa, pisos de tierra; la provisión de agua es externa a la vivienda y sin servicio de luz eléctrica.
La mayoría de las familias cuentan con tenencia precaria de los terrenos y sólo en cinco casos se realizó la solicitud formal ante las autoridades municipales pertinentes, sin obtener hasta el momento respuesta favorable. El requisito de acreditar un permiso de uso de los terrenos es básico para garantizar que la construcción que se realice no corra riesgos de perderse si el terreno es cedido a otra persona o reclamado por otro vecino. A su vez se garantiza la permanencia de los grupos familiares en la zona, validando los procesos de cooperación e identificación con su contexto más próximo.
En relación a la demanda sistematizada de la información aportada en las entrevistas, aparecen diferentes caracterizaciones, configurando dos líneas de acción fuerte: la asistencial y el mejoramiento habitacional. Lo asistencial fue atendiéndose a través de la provisión de colchones, frazadas, zapatillas y módulos alimentarios.
Finalmente, se informa que se ha coordinado con la Secretaría de Energía, para enmarcar la falta de provisión de energía en dos programas que se ejecutan en la actualidad: Programa de Inclusión al Servicio de Energía Eléctrica y el Programa Tarifa Social Eléctrica.





