
Tras un inicio prometedor, la intención de siembra de trigo ha ido disminuyendo en las etapas finales. La fase inicial de la campaña se beneficiaba de tres factores positivos: precios del cereal superiores a 200US$/t para la época de cosecha, fertilizantes a precios accesibles y una excelente recarga de los perfiles.
Con el paso del tiempo, los costos de los fertilizantes aumentaron y los precios del grano disminuyeron, impactando negativamente en los márgenes. Además, una amplia porción de la provincia de Buenos Aires enfrenta excesos hídricos que impidieron cumplir con el 100% de la superficie proyectada para el cereal.
En otras regiones, la falta de humedad ha sido un problema: en la Pampa, por ejemplo, no había disponibilidad de agua superficial en el momento óptimo de siembra; aunque los perfiles más profundos estaban bien recargados, no había agua en la superficie. Por lo tanto, es probable que la combinación de estos factores reduzca la intención inicial de siembra, que aspiraba a superar los 7 millones de hectáreas, y que actualmente se sitúa por debajo de esa barrera psicológica.
Según Battistoni, analista de granos de AZ-Group, en el sur bonaerense se requieren 33qq/ha para cubrir los costos directos, alcanzando un total de 54qq/ha para atender los costos integrales como único cultivo en un campo alquilado a 350US$/ha. En esta área, los rindes proyectados se ubican en 50qq/ha.
Al abordar la planificación financiera, los pronósticos para el trigo 2025/26 no son alentadores. De acuerdo con Jeremías Battistoni, analista de granos de AZ-Group, en el sur bonaerense se requieren 33qq/ha para cubrir los costos directos, elevándose a 54qq/ha para cubrir los costos totales como único cultivo en campo alquilado a 350US$/ha. En esta región, los rindes esperados son de 50qq/ha.
Considerando cifras muy ajustadas, plantea que “será una campaña enfocada en asegurar el cultivo, especialmente en lo relacionado con los costos, y buscar oportunidades en el mercado: donde haya precios favorables, será necesario avanzar en la comercialización”.
Un aspecto crucial para evitar incrementar los riesgos y la volatilidad en el cultivo de trigo son las pólizas que protegen contra las adversidades más comunes: granizo, re-siembra, heladas, entre otras. Generalmente, las compañías de seguros aplican un porcentaje por hectárea del total a cubrir. Es decir, el costo de la póliza varía según el capital a asegurar y el riesgo de siniestros en la zona.
En detalle, Pablo Adrover, de Summa Seguros, explica, citando a la consultora, que “para trigo y cebada, la cobertura más habitual es la de granizo, a la que comúnmente se le añaden incendio y re-siembra por el mismo costo”. A esta cobertura básica se le pueden agregar cláusulas para viento y heladas, aunque con un coste adicional.
El costo de las pólizas varía según la región y el monto a asegurar. “No es lo mismo un seguro para granizo en trigo en el sur de Córdoba, donde hay alta siniestralidad, que un seguro en el este de La Pampa, con menos riesgo de imprevistos”, señala Adrover en el informe de AZ Group.
Para tener una referencia del costo de un seguro básico de granizo para trigo que cubra los gastos de siembra, en la provincia de La Pampa se puede hablar de un monto de 20 dólares por hectárea.
Recomienda el seguro de granizo e incendio para trigo, al que se puede sumar viento, especialmente en cultivos de cebada, maíz y girasol. Además, aconseja “realizar un análisis exhaustivo de las coberturas contra heladas, considerando las tasas actuales y los deducibles”.
También sugiere, de acuerdo con el reporte, crear un “paquete” de coberturas que incluya todos los cultivos de cosecha fina y gruesa del campo, ya que de este modo se puede conseguir una tasa más baja en comparación con la contratación exclusiva del seguro de trigo. La razón de este comportamiento radica en que se paga menos por volumen y por cultivos diversificados, explica.