Viernes, 28 de noviembre de 2025   |   Campo

Se dispararon las compras en el exterior de un fertilizante clave para el campo

Se dispararon las compras en el exterior de un fertilizante clave para el campo

En pleno avance de la campaña de granos gruesos —soja y maíz— y tras un año destacado para el trigo, un dato sorprendió al sector agropecuario: entre enero y octubre pasados se importaron 1,2 millones de toneladas de urea, un 32% más que en el mismo período del año anterior, cuando se registraron unas 925.000 toneladas, y más del doble de las 500.000 toneladas de 2023, afectadas por la sequía. El aumento de este fertilizante está ligado al crecimiento del trigo y del maíz que aún se siembra. Pese al incremento, no supera el récord de casi 1,3 millones de 2021. Según los especialistas, este crecimiento pone el foco en la disponibilidad de fertilizantes, en los cambios de la demanda y en la menor producción local por la prolongada parada de la planta de Profertil.

En ese marco, y considerando todos los fertilizantes, no sólo la urea, fuentes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dijeron a LA NACION que entre enero y octubre se importaron fertilizantes por US$1926 millones, un 38% por encima del mismo período de 2024. En volumen, la compra externa de urea aumentó un 32% y la de fosfato monoamónico un 19%. La BCR destacó: “Las importaciones entre estos dos productos totalizaron 2,07 millones de toneladas entre enero y octubre, el segundo mayor volumen para este período. A la vez, este nivel se ubica un 26% por encima del mismo período del 2024 y solo un 3,8% por debajo del máximo de 2021″.

Los expertos consultados por este medio coincidieron, regresando al tema de la urea, en que el incremento responde a una combinación de factores: mayor área destinada al maíz y una caída significativa de la producción nacional.

Según datos oficiales del Indec, las importaciones de enero a octubre alcanzaron los 1,2 millones de toneladas, una cifra que sorprendió por su magnitud. Para Diego Napolitano, presidente de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines bonaerense (Cedasaba), es necesario analizar el fenómeno con cautela. “En principio, es un número teórico, pero habría un 35% más en el crecimiento de importación de urea. Es para su análisis”, dijo a LA NACION el directivo.

Napolitano planteó esta pregunta: “¿Se importa un 35% más porque se va a utilizar más o se importó un 35% más porque se dejó de producir un 35% en la Argentina?”. Y agregó que, por las verificaciones que realizaron, “pareciera que el camino es el segundo; entonces, no significa que se va a usar más urea; sino que lo que posiblemente se está produciendo menos urea en el país y se está compensando con esta importación”.

Diego Napolitano, de Cedasaba

En Fertilizar Asociación Civil la expectativa es positiva: la entidad proyecta que el uso de fertilizantes en 2025/26 supere los 5 millones de toneladas en total, un crecimiento del 7% respecto del ciclo anterior. “Es momento de aprovechar cada milímetro de agua disponible y transformarlo en grano con los cultivos de verano”, afirmó María Fernanda González Sanjuan, gerenta ejecutiva.

La especialista detalló: “Al día de hoy, comparado al período de lo que lleva de la campaña, ya estamos arriba del consumo [del año pasado]”. Aunque advirtió que buena parte de lo que ocurra dependerá del maíz tardío y de las dificultades de acceso a los lotes tras las lluvias. También consideró que un factor relevante fue el aumento de la superficie sembrada con trigo, que demandó más nitrógeno.

María Fernanda González San Juan, gerenta ejecutiva de FertilizarFertilizar

No obstante el mayor volumen, González Sanjuan analizó: “No estamos viendo, y lo vemos como un problema, que el productor haya mejorado el manejo tecnológico”. Según explicó, la dosis de nitrógeno fue ajustada y, con la humedad disponible, el nutriente terminó siendo el factor limitante del rinde y de la proteína del trigo, por ejemplo. “La planta fisiológicamente necesita nitrógeno, ya sea para generar rendimiento o para generar proteína”, dijo.

Para el maíz tardío, las expectativas de rinde pueden ser altas, pero sólo si la nutrición acompaña: “Podríamos aspirar a maíces tardíos de 13.000, 14.000 kilos con una buena nutrición, pero no van a ocurrir si no hay nitrógeno”. También señaló que el aumento en el consumo de urea se explicó más por la mayor superficie que por un alza en las dosis aplicadas.

En esa línea, la Cámara de la Industria Argentina de Fertilizantes y Agroquímicos (Ciafa) proyectó un aumento del consumo de urea de entre el 3% y el 5%. El director ejecutivo, Armando Allinghi, dijo que todo apunta a que el incremento responde básicamente al “impulso de las gramíneas sobre todo por las hectáreas sembradas de maíz temprano y la intención de siembra de maíz tardío”.

Armando Allinghi, director de CiafaCaptura ABC Rural TV

“Hay que tomar en consideración que la provincia de Buenos Aires tiene hectáreas que probablemente no vayan a maíz por las inundaciones o zonas que no son accesibles por el momento, siendo este cultivo uno de los más importantes en cuanto a consumo de urea”, dijo.

Por su parte, Javier Preciado Patiño, analista del mercado de granos, coincidió en la relevancia del dato: “Una importación de 1,2 millones de toneladas [de urea] es un volumen un 32% mayor al año pasado y más del doble de 2023”.

Javier Preciado Patiño, analista de Ria ConsultoresGentileza

El analista apuntó a tres elementos que confluyen: “Una expectativa de mayor área sembrada de maíz; muy buenas condiciones de humedad en el suelo después de tres años deficitarios y una relación de precios que no es mala”. En ese contexto, sostuvo: “Deberíamos estar viendo una buena nutrición para el maíz que empuje los rendimientos”.

Destacó: “el volumen importado no solo compensa sino que supera la parada de la planta de Profertil”, fuera de operación casi por 60 días desde el 16 de octubre pasado.

Profertil, la principal productora nacional de fertilizantes, opera en Bahía Blanca y tiene una capacidad anual de 1,32 millones de toneladas de urea granulada. Según informó la empresa, este año encaró una inversión récord de US$90 millones para su parada técnica, que se extendió más de lo habitual y redujo el abastecimiento local en el período crítico.

La menor producción obligó a recurrir con mayor fuerza a las importaciones para abastecer la demanda de trigo y maíz, sobre todo en un año con proyecciones de ampliación de superficies.

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