Se habla de una generación de menores “politóxicos”, que consumen desde alcohol con pastillas hasta inhalantes. La pasta base de cocaína ya se consume en Entre Ríos, más precisamente en las dos ciudades que concentran la mayor franja de población pobre: Paraná y Concordia. Allí ha comenzado a circular lo que en forma corriente se denomina como paco, una droga que se obtiene de la maceración de las hojas de coca, pero que al final contiene una bajísimo porcentaje de cocaína, y una alta presencia de solventes que sirven para “estirar” su rendimiento al máximo: desde parafina pasando por bencina, kerosene y hasta vidrio molido, y que se vende a muy bajo precio. El nombre deriva de una abreviación antojadiza: “PAsta base de COcaína”, y vino a sumarse a la geografía del consumo en una provincia donde las drogas están presentes ya en todos los rincones de la geografía. “Lamentablemente la droga está en todos lados. El que diga que en su pueblo no se fuma un porro ni se toma una bochita de cocaína, miente. En mayor o menor medida, está en todos lados. Aunque el paco, o esta forma de consumir la cocaína, es una modalidad nueva que aparece, que se suma a lo que ya se conoce”, dice el Crio. Luis Sierra, de Toxicología de la Policía.Aunque en los barrios pobres, donde el inicio del consumo se da a los 10 años, cobra fuerza, en medio del poxirrán, la nafta, el gasoil, o el kerosene, una versión local del paco. Precisamente, el paco circula en un mercado empobrecido de consumidores: cuesta un peso la dosis de un gramo, y generalmente se elabora en “laboratorios” rudimentarios que se arman en cualquier casa, aunque la Policía cree que aquí no hay elaboración, sino que ingresa desde otras provincias. Y evitan hablar de paco, sino que dicen que se trata de una cocaína muy empobrecida, generalmente mezclada con químicos. “Es otra versión del paco lo que se consume acá. Tiene clorhidrato de cocaína, pero es una cocaína un poco empobrecida. La forma de consumirla es fumándola, que es una forma nueva: lo usual es que se la aspire o se la inyecte. Fumándola se produce el efecto más rápido que inhalándola. Pero no es lo que podríamos llamar el verdadero clorhidrato de cocaína. Es la pasta base: es la segunda parte de la elaboración de la cocaína, y eso la hace más barata”, destaca el jefe policial.Los especialistas aseveran que el poder devastador del paco en su versión más dura es de 10 a 20 veces más implacable que el de la cocaína, y mientras dure la adicción produce daños neurológicos irreversibles en el consumidor.Mario Sarli, a cargo de la Coordinación Provincial de Programas de Prevención y Asistencia de las Adicciones, dice que sí, que el paco ya ingresó a los barrios marginales de las dos ciudades principales de Entre Ríos. “La gran preocupación es que sus consumidores son invisibles, es decir no consultan, no concurren a las consultas. En general son las madres o familiares quienes lo hacen. Lamentablemente, este tipo de consumo se da en chicos muy pobres que son también politóxicos: consumen de todo. Especialmente alcohol con pastillas, marihuana, inhalantes y también paco”, sostiene Sarli.De acuerdo a un relevamiento hecho en todo el país por la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha Contra el Narcotráfico (Sedronar) entre los años 2001 y 2005 el consumo de pasta base se incrementó un 200 % en la Argentina lo cual da un indicio de la envergadura que adquiere la realidad del paco. Sarli hace una estimación respecto a Entre Ríos. “En la provincia, tenemos 100 personas en tratamiento por adicciones, y el hecho de que esos pacientes hayan llegado a terapia por cualquier droga menos por paco no quiere decir que el paco no esté presente”, asegura el funcionario. Esto es: que el paco está en Entre Ríos, que sus consumidores se pierden en los pliegues de una sociedad que ha bajado la guardia frente a la droga, y que por ahora difícilmente alguno de ellos llegue a una terapia convencional. “Los pacientes que tenemos en tratamientos vienen de muchos años de consumo, algunos con ocho o nueve años”, sostiene José Luis Cian, coordinador del Centro Huella, el único organismo público en Entre Ríos que da asistencia ambulatoria en adicciones.Sarli explica que “el chico que consume paco viene de experiencias de haber consumido otras sustancias, y que cuando hacen contacto con el paco se cuelgan muchos, porque tiene un efecto de inmediatez, además de que se consigue de forma más barata. Pero a la vez, la adicción que genera es más intensa, pero se va más rápidamente ese efecto. Pero mi impresión es que no es tan devastador como se lo presenta”. Su irrupción en el mundo de los consumidores fue paralela al inicio de la crisis de 2002, empujada por los cambios en los hábitos y el nivel de ingreso de la gente. Al crecimiento en el consumo de la cocaína que hubo durante la década de 1990 le siguió una retracción de consumidores, fundamentalmente de bajos ingresos, luego de la crisis, lo que obligó al “mercado” a reestructurarse: así apareció la “droga de los pobres”. A bajo costo, y peor calidad. Cómo se la “corta”Rubén Mendoza, responsable de la División Fortalecimiento Social de la Municipalidad de Concordia, un área que tiene a su cargo un abanico de problemáticas sociales que van desde el Teléfono del Niño, pasando por la violencia familiar, el Sida hasta alcanzar las drogas, piensa en voz alta una hipótesis que tiene. Dice que el Paco que se distribuye en algunas ciudades de la provincia no es tal, sino que se trata de “cocaína de mala calidad, muy cortada, y se la venden a los chicos como Paco, se lo cobran a un peso, con el agregado de que se trata de algo nuevo. En realidad, de novedad no tiene nada, porque es nada más que cocaína muy cortada”. Está cortada, dice Mendoza, con “vidrio, con Rivotril (cuya base es la droga Clonazepan, que se receta como ansiolítico y antiepiléptico), con Paracetamol, con un montón de otras pastillas”. De todos modos, admite que en Concordia se han descubierto “cocinas” donde se elabora el Paco, aunque a la vez advierte que la media del consumo pasa por otro lado, por la cocaína, la marihuana, el alcohol, y sobre todo, los psicofármacos. — ¿Eso es producto del robo de farmacias?– No, es producto de la venta libre en farmacias de esos medicamentos. En Concordia hace años que el Estado provincial no controla las farmacias. De todos modos, Mendoza señala que la franja de población que accede a los servicios de asistencia que da el Estado es mínima. “En tres años de gestión, hemos atendido a 250 pacientes en Concordia”, subraya. — ¿Hay información concreta sobre la existencia de Paco en Concordia?– No, son más bien rumores. No hay estadísticas oficiales ni tampoco hay pacientes en tratamiento que hayan sido consumidores de Paco. De todos modos, mi hipótesis es que el Paco sólo sirve en las grandes ciudades, porque el rendimiento económico de la venta sólo puede prosperar cuando hay muchos clientes que permanezcan mucho tiempo como consumidores. Eso es así, por ejemplo, en el conurbano bonaerense. (Fuente: El Diario)




