
El dólar oficial finalizó la semana pasada en $1.375, marcando un nuevo récord nominal, tras varias semanas de alta volatilidad en el mercado.
Así, el tipo de cambio real multilateral se incrementó 10,7% en julio y acumula un avance del 23,6% desde la eliminación del cepo.
Este aumento representa el mayor salto desde diciembre de 2023 y sitúa al mes pasado entre las diez mayores correcciones cambiarias mensuales desde la salida de la convertibilidad en 2002, según GMA Capital.
En el ranking de las variaciones más significativas, le precede el incremento de junio de 2018, que fue del 10%, y el de febrero de 2016, donde se registró un aumento del 10,9 por ciento.
“El aumento del tipo de cambio real se debió tanto a la depreciación nominal como a la moderada respuesta de los precios internos hasta el momento. La combinación de un régimen de flotación y una creciente credibilidad en la consolidación del proceso desinflacionario mitigó una corrección inmediata de los precios internos”, indicó la consultora.
Por ahora, distinto
Esto contrasta con episodios previos, donde la inflación siguió casi automáticamente a las correcciones, erosionando la competitividad adquirida.
El repunte fue especialmente notable en el principal sector exportador del país. Ahora, el agro no solo cuenta con un tipo de cambio más favorable, sino que también se beneficia de una reducción permanente en las retenciones.
En tan solo un mes, el complejo sojero experimentó un incremento del 19,2% en el precio por tonelada, a pesar de la caída en la cotización internacional de la oleaginosa.
No obstante, para confirmar una mejora en el tipo de cambio real, aún se debe evaluar el impacto que tendrá el reciente aumento de la divisa en los precios de agosto.
“En principio, habrá algún traslado, especialmente en los bienes transables, aunque la discusión más relevante se centrará en el componente no transable. Por ahora, el mercado se muestra optimista con respecto a un pass through limitado”, afirmó el informe.
A su vez, la consultora LCG destacó: “El traslado a precios de la suba del dólar está restringido porque las expectativas de inflación están más ancladas que meses atrás y la actividad económica es poco dinámica. Sin embargo, si el dólar aumenta más en los próximos meses, es probable que no haya suficiente margen para reducir márgenes en el sector minorista”.
Competitividad
La mejora en la competitividad, un reclamo de diversos sectores de la economía a través de la eliminación de impuestos, podría aliviar el déficit en las cuentas externas. A excepción del dato excepcional de junio (debido al adelanto de las liquidaciones agropecuarias), el balance cambiario registraba déficits de cuenta corriente desde junio de 2024 y en los últimos 12 meses contabilizaba un neto de -1,8% del PBI.
“El nuevo nivel del tipo de cambio no corregirá de forma inmediata ese desequilibrio, dado el rezago natural que existe en los flujos. Sin embargo, podría establecer las bases para un déficit de cuenta corriente más cercano al 2% del PBI. Aunque sea negativo, este número es más coherente con un escenario de crecimiento y reduce el riesgo de una crisis de balanza de pagos”, explicó GMA.
Apuestas perdedoras
Uno de los efectos adversos del aumento en las cotizaciones es que, desde mayo, el Banco Central (BCRA) ha perdido casi $500.000 millones en el mercado de futuros de dólar debido a sus intensas intervenciones para tratar de frenar la escalada.
Entre las causas de este récord nominal del dólar se encuentra el factor estacional, por la disminución de liquidaciones de exportadores del agro desde mediados de mes; una mayor liquidez de pesos en el mercado, a raíz del desarme de las LEFI; y la habitual demanda preelectoral como cobertura.
Desde Ecolatina sostuvieron: “Estamos en una etapa de menor oferta en el mercado oficial y una demanda sostenida ante una contienda electoral, históricamente asociada con una dolarización por parte de los individuos. En este contexto, la incertidumbre reside en si el Gobierno logrará recalibrar de manera efectiva el aspecto monetario, que ha venido sufriendo un deterioro tras el desarme de las LEFI”.
“Esta cuestión será fundamental para mitigar la volatilidad de las tasas, alcanzar un nivel de tasas reales menos nocivo para la actividad y anclar con mayor firmeza las expectativas de devaluación”, añadieron.
Desde LCG previeron: “En las próximas semanas, no creemos que existan motivos para que el dólar baje, y que el impulso de la suba estará determinado por la evolución de las cuentas externas”.
Mientras tanto, la consultora Invecq se cuestionó: “¿El tipo de cambio alcanzará el techo de la banda, actualmente en $1.450? Si el mercado confía en el esquema actual, con tasas en estos niveles -más el desembolso del FMI confirmado por USD 2.000 millones-, no debería suceder. Sin embargo, si esto ocurre y el BCRA interviene, ¿podrá contener la presión o se intensificará la dinámica?”