
Walter Javier Detzel, conocido como “El Messi de la Sandía” en Juan José Castelli, una localidad del centro-norte de la provincia de Chaco, consiguió un triunfo clave. Tras escribirle personalmente al ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, para eliminar una traba burocrática que afectaba a su sector, contó que el primer resultado de esa gestión ya está en marcha: “Ayer salió del pueblo el primer camión con 28 toneladas de sandía con destino a Montevideo”. La Argentina no exportaba a granel desde hacía 42 años, dijo.
El envío, que hoy tramitaba formalidades aduaneras en Barranqueras, es fruto directo de la resolución 21/25, que simplificó un viejo marco normativo de 1983 sobre el empaque de frutas. Esa normativa le había costado a Detzel y a otros productores la pérdida de mercados internacionales, que esperan recuperar en esta cosecha.
“En el año 2018 hicimos contacto con empresarios de Paraguay. Empezamos a exportar, hasta que aparecieron las cuestiones burocráticas de Aduana y Senasa”, relató en su momento Detzel, cuando salió la resolución. La exigencia de embolsar la fruta de gran tamaño para su envío a granel implicó una complicación. “Eso nos hizo perder el cliente, porque el comprador del exterior no quería la sandía embolsada: se rayaba, se dañaba, se estropeaba. Quedamos muy angustiados”, confesó.
La sandía no se exportaba a granel desde 1983
El cliente paraguayo que no pudo llevarse la mercadería de la Argentina terminó comprando en Brasil, que sí vendía a granel. “Nosotros nos quedamos de brazos cruzados. Pero después, con la desregulación, nos vimos beneficiados porque se liberó el tema del envase. Hoy tenemos libertad total para exportar a granel nuestro producto“, celebró en diálogo con LA NACION.
Detzel, además de productor, es distribuidor de empresas líderes del sector agropecuario. Destacó que la apertura a la exportación es fundamental para la rentabilidad del norte argentino en este tipo de cultivos. “Nosotros estamos en el extremo norte, lo que significa que, por una cuestión de latitud, siempre salimos primero con la producción. Al ser primicia, la rentabilidad en Chaco siempre es buena”, explicó.
No obstante, el mercado interno se satura con rapidez cuando aparece la sobreoferta. “En épocas específicas del año empieza a haber sobresaturación de mercadería: sandías, zapallos, melones. Al ser primicia en Chaco, Formosa y Salta la rentabilidad es buena. A medida que la cosecha avanza hacia Corrientes y Entre Ríos, aparece más volumen, se genera una sobreoferta y los precios bajan. Ahí es clave mantener contactos con los mercados internacionales para sostener precios estables, porque la mercadería que va afuera siempre mantiene los precios”, amplió.
A la sandía se le pone un sello de identificación
Sobre las medidas que tomó el Gobierno respecto del sector agropecuario, observó que, en términos generales, los productores están conformes. “Sabemos que costó y que fue un esfuerzo, pero se abren puertas nuevas. Tenemos un tipo de cambio más estable que permite apalancarse mejor, porque los insumos y las semillas cotizan en dólares. Tener previsibilidad da tranquilidad, y en general los productores están conformes y apoyan a este gobierno [de Javier Milei]“, indicó.
Vender al exterior resulta beneficioso. Señaló que el precio del mercado interno es de $400 por kilo y el de exportación $500 por kilo. “Conviene más vender afuera porque es un precio estable y continuo”, puntualizó. Sembrar una hectárea de sandía implica un costo de $700.000 y rinde 30 toneladas: el negocio es “excelente”. El margen bruto por hectárea, tras descontar gastos y tomando como referencia el precio local, ronda los $11.300.000.
El primer cargamento que viajó sin empaque después de 42 años
Detzel señaló que también lidera un grupo de 150 productores de la zona, a quienes asiste con asesoramiento, insumos y la distribución exclusiva de semillas híbridas de multinacionales como Bayer y Syngenta. “Soy el que investiga y testea todas las variedades; probamos entre diez y veinte materiales híbridos y vamos evaluando cuál se comporta mejor, cuál tiene más calidad de fruto, tamaño, dulzor”, detalló.
Su liderazgo quedó demostrado en esta primera exportación: la fruta que cruzó a Uruguay no provino de su propia finca, porque todavía no había madurado. “La sandía que se fue a Uruguay era de un amigo, Roberto Benítez, cuya chacra está cerca y su fruta ya estaba madura. Yo hice el servicio de exportación y le compré a él la fruta”.
Además, añadió que con Chile están avanzando, pero con otro producto: zapallo plomo: “Hay empresarios chilenos interesados”.
Para él y para tantos otros productores, la actividad es una pasión. “Hay gente que se apasiona con el fútbol y otros con la pesca. Esto es una dedicación, y lo hacemos con toda la pasión del mundo”, afirmó.
La inspección del Senasa del primer cargamento a Montevideo
Detzel heredó la “pasión” por la sandía de su padre, que produjo durante 40 años y hoy se dedica a la cría de ganado. “Mi viejo siempre fue productor de sandía, de toda la vida, pero nos dejó a nosotros, los changos. Yo tengo un hermano también, con quien seguimos con la fruta; mientras mi papá cría sus vacas, pero están entusiasmados, contentos“, resumió.
En la provincia de Chaco se siembran entre 1800 y 2000 hectáreas de cucurbitáceas, que incluyen melón, sandía y zapallo.
La sandía de la primera cosecha, cuya exportación se hizo a granel



