La escuela fue violentada por desconocidos, que incendiaron una puerta, destrozaron el tanque de agua y se llevaron parte de las cañerías. Ayer, la Escuela Pueyrredón, una construcción de dos siglos atrás, tenía las puertas de hierro y hojalata enlazadas por gruesas cadenas como signo de inactividad. En el patio, un grupo de docentes mataba el tiempo en charlas de circunstancias, alejados por esas horas a prudente distancia de la tarea en las aulas, a mediamañana vacías de alumnos.
La situación generó preocupación y fueron los docentes quienes alertaron respecto del “olvido” en que está la escuela, señalaron la falta de infraestructura necesaria y de mobiliario en condiciones y las carencias que ya afectan la calidad de la enseñanza que se dicta. El robo y destrucción de las instalaciones, dijeron, “no hace más que agudizar las precarias condiciones de los edificios escolares que carecen de vigilancia”, según el diagnóstico de Mirta Alzugaray.




