El primer ministro británico, Keir Starmer, y el jefe de Gobierno noruego, Jonas Gahr Store, presentaron este jueves en Londres un acuerdo de defensa que incluye una alianza naval “para contrarrestar la amenaza submarina rusa”.
Valorada en 10.000 millones de libras (unos USD 13.300 millones), esta cooperación surge por la preocupación ante la creciente actividad submarina de Moscú cerca de infraestructuras críticas en el Atlántico Norte y por el aumento del 30% en el avistamiento de buques rusos en aguas británicas en los últimos dos años, según cifras del Ministerio de Defensa británico (MoD).
El acuerdo establece que las Armadas de ambos países —miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)— operarán de forma conjunta una flota de al menos 13 fragatas Tipo 26, todas ensambladas en el Reino Unido y diseñadas específicamente para la guerra antisubmarina.
“Este acuerdo histórico con Noruega fortalece nuestra capacidad para proteger nuestras fronteras y la infraestructura crítica de la que dependen nuestras naciones”, afirmó Starmer durante la firma del pacto.
El dispositivo conjunto patrullará las extensas aguas entre Groenlandia, Islandia y el Reino Unido, zonas clave para la defensa de cables y oleoductos submarinos que transportan comunicaciones, electricidad y gas.
“La flota cazará submarinos rusos y protegerá infraestructuras críticas en el Atlántico Norte”, detalló el MoD, que subrayó la importancia del acuerdo ante “la profunda inestabilidad global” y la necesidad de cooperar con aliados internacionales.
Store, por su parte, describió el pacto como “un acuerdo muy importante de cooperación e integración” y añadió: “Esto trata realmente del presente. Se trata de reconocer dónde está Europa y de lo que necesitamos para garantizar la seguridad del futuro”.
En los últimos meses, el Reino Unido y otros países occidentales han manifestado su inquietud por la posibilidad de ataques o sabotajes rusos contra cables de telecomunicaciones y de energía en aguas profundas, tras varios incidentes sospechosos. El propio MoD informó que responsables de defensa consideran que la infraestructura crítica está cada vez más amenazada por la presencia de Moscú.
El pasado mes, el ministro de Defensa británico, John Healey, advirtió a Rusia luego de informar que un buque militar ruso, el Yantar, había ingresado por segunda vez en el año en aguas británicas y había dirigido láseres hacia pilotos de la Royal Air Force, en un comportamiento que calificó de “profundamente peligroso”.
El acuerdo incluye además planes para que los Royal Marines realicen entrenamientos anuales en Noruega, con el fin de reforzar su preparación en condiciones polares, y la integración del Reino Unido en un programa noruego para desarrollar naves nodrizas destinadas a sistemas no tripulados de guerra submarina y a labores de desminado. Según el MoD, “patrullaremos el Atlántico Norte como uno, entrenaremos juntos en el Ártico y desarrollaremos el equipamiento avanzado que mantendrá a nuestras poblaciones seguras, hoy y en el futuro”, en palabras de Healey.
El pacto contempla la creación de más de 4.000 empleos en la industria naval británica gracias al encargo de fragatas a BAE Systems, que superó la competencia de empresas francesas, alemanas y estadounidenses para obtener este contrato. En septiembre, Noruega ya había anunciado la compra de al menos cinco fragatas Tipo 26 dentro del mismo marco presupuestario.
El acuerdo fue rubricado tras encuentros de alto nivel en la residencia oficial de Downing Street y fue seguido por una visita de ambos líderes a la base de la Royal Air Force en Lossiemouth, Escocia. Ambas partes enfatizaron la necesidad de proteger la seguridad nacional y la infraestructura clave frente a lo que consideran una campaña híbrida por parte de Rusia para desestabilizar a los aliados occidentales desde la invasión a gran escala de Ucrania en 2022.
(Con información de AFP y EP)




