
No obstante, en el plano formal, el Congreso del PJ dio muestras de querer avanzar hacia una unidad, más por necesidad que por deseos. Mientras se debate el nombre “Peronismo” para la alianza, habrá cuatro delegados que comandarán las negociaciones claves en función de la estrategia proselitista: la vicegobernadora Verónica Magario, el ministro Gabriel Katopodis y los intendentes Mariel Fernández y Federico Otermin. Los primeros, por Kicillof. Los segundos, por La Cámpora.
El Congreso del PJ celebrado este sábado fue un acto institucional. No mucho más. La única expectativa en el Movimiento Derecho al Futuro del gobernador respecto a la cumbre era, en la previa, “que no haya una emboscada”. Es que la tregua por la detención de Cristina fue apenas eso. O, como se explicó en este mismo espacio, una foto que no coincide con la película.
La película tuvo nuevas escenas en estos días, y en La Plata creen que la estrategia de Máximo es empujar a Kicillof a la ruptura. El domingo pasado, en la capital bonaerense, se concretó la cumbre entre Kicillof, Máximo Kirchner y Sergio Massa, los tres vértices del triángulo llamado Unión por la Patria. Pero hubo gestos que incomodaron y fueron, antes que nada, indicios. Ejemplo: los amagues de Máximo a retirarse de la reunión ante ciertos pedidos, o incluso amenazas de renuncia. Otro ejemplo: la locación del acto, que iba a ser en La Matanza (gobernada por Fernando Espinoza, cercano a Kicillof) y terminó realizándose en Merlo (donde administra Gustavo Menéndez, quien responde al kirchnerismo).
También hay diferencias respecto a la elección de candidaturas y al eje de campaña. En cuanto al primer punto, esperan que una mesa colegiada unja a los de mejor imagen, sin amiguismos. En cuanto al segundo, mientras el ala K apunta a centralizar en la figura de Cristina, en el MDF proponen que el eje de los discursos sea contra Milei.
En paralelo, los intendentes camporistas volvieron a reclamar que el gobernador dé marcha atrás con el desdoblamiento electoral, un hecho que, a dos meses de ir a las urnas, sería un papelón institucional. Por más que, con el diario del lunes, la tesis de Cristina haya sido acertada: la elección bonaerense jamás se puede provincializar.
Como sea, la piedra angular serán los apoderados. Lo saldó en la vereda de enfrente Cristian Ritondo en la negociación con Sebastián Pareja. Contar con un apoderado evita sorpresas. De otra forma, solo queda confiar en un mundo en donde el que duerme es cartera, como dice el saber popular. “¿Cómo vas a ir a un acuerdo político si no podés poner apoderados? El 19 de julio a las 23:59 te meten las listas que quiere Máximo. Él dice que ese sistema siempre funcionó bien y la convence a Cristina de eso, pero ella nunca participó de los cierres”, decía a Ámbito un ministro bonaerense.
En cambio, sí hay consenso en dejar que los intendentes propios sean los dueños de las listas para los Concejos Deliberantes en sus distritos. Acuerdo general tanto en el PJ como en el eje LLA–PRO. Los jefes municipales, claro, también necesitan blindar su propia gobernabilidad.
Gobernadores, al Congreso
En el Senado ya hay proyectos que apuntan a reconfigurar la distribución de fondos: el impuesto a los combustibles y los ATN son el botín. Las provincias intentan blindarse del ajuste con leyes que repartan por ley lo que ahora depende del humor presidencial. La idea es simple: que la caja no quede en manos de un solo jugador. El movimiento es transversal, con oficialistas, dialoguistas y opositores sentados en la misma mesa.
Hay cansancio entre los mandatarios, que se muestran en scrum, por las promesas incumplidas de Nación y porque el axioma de “superávit fiscal” que blande la Casa Rosada esconde un asterisco: es a costa de recursos que le corresponden a los estados subnacionales, pero que se encuentran con un dique de contención en el Palacio de Hacienda.
En este caso, se repite una idea: la foto tampoco es película. Difícilmente los 24 mandatarios se sostengan unidos hasta el final del camino, cuando muchos de ellos deberán cerrar filas con LLA para las elecciones de octubre. “Están los que quieren ir a fondo y darle sanción a los proyectos y los más dialoguistas, que en algunos casos están trabajando un acuerdo electoral y dicen: ‘No podemos poner en riesgo la gobernabilidad y romper relaciones con Milei’”, advierte un estratega de los gobernadores.
Es decir, aunque hubo acuerdo para elevar los proyectos, que a priori cuentan con los números para ser aprobados en el Congreso, no hay una posición unificada y homogénea de los 24 gobernadores respecto a cómo proceder desde ahora. Los proyectos tienen un costo fiscal del 0,2%; la pulseada es más por poder que por el superávit.
En cambio, las elecciones tienen otra relevancia, pero allí tampoco los dialoguistas van de la mano. ¿Todas las elecciones valen lo mismo? No. Un buen calculador del precio es saber qué se renueva en cada distrito. El otro, el peso de la oposición y la transversalidad de cada oficialismo.
Para graficar el caso por caso: este viernes se reunieron los patagónicos Alberto Weretilneck (Río Negro), Rolando Figueroa (Neuquén) y “Nacho” Torres (Chubut) para celebrar avances en el gasoducto cordillerano y repitieron el tono federal contra Nación. Ahora, en octubre, el distrito de Torres pone en juego en octubre dos diputados. Un precio bajo, máxime en una jurisdicción donde el PJ está desarticulado. En cambio, tanto Río Negro como Neuquén renuevan senadores.
Es decir, Torres no necesita cerrar acuerdos con LLA, ya que solo se quedaría con las dos bancas si alcanza un 75%, una métrica difícil de lograr aún con alianzas. Por eso, anoche lanzó el mismo frente sin libertarios que lo llevó a ser gobernador en 2023, con el PRO y la UCR. “Despierta Chubut”, con respaldo de 30 intendentes, donde Torres expresó: “No tenemos nada que ver con LLA, somos oposición, y los cobardes que crean que acomodándose van a sobrevivir, lo cierto es que esa mediocridad los va a llevar a pasar sin pena ni gloria”.
En cambio, su otro par del PRO, Rogelio Frigerio, en Entre Ríos, renueva tres senadores y cinco diputados. Otro precio. Además, allí el peronismo tiene otro vigor y, si el mandatario divide votos con los violetas, el PJ podría quedarse con dos bancas en la Cámara Alta. Un escenario similar al de Chaco, donde el gobernador radical Leandro Zdero ya ensayó la sociedad con Milei para las elecciones provinciales desdobladas.
En cuanto a Weretilneck y Figueroa, vecinos y socios políticos, también apostarán por sus provincialismos, que incluyen a radicales y peronistas. La tesis es que allí el PJ tiene menos poder, y que la ecuación es similar con o sin LLA. De ganar con los libertarios adentro, Juntos Somos Río Negro o Comunidad (Neuquén) deberán ceder un lugar a Karina Milei. Y si salen segundos en soledad, ganan de todos modos un solo lugar. En ambos casos, el discurso de campaña será similar: elegir representantes provinciales en el Congreso y no a partidos que deciden desde el Obelisco. Federales vs unitarios, y una táctica que le dio resultado al MPN por seis décadas. Y aunque Weretilneck tenga un discurso más confrontativo contra los libertarios que Figueroa, en ambos casos saben que el rival a largo plazo será la lista violeta.
Así, habrá un barrido provincia por provincia. Al final del camino, no es más que una cuenta matemática, una ecuación de algunos componentes. La incógnita es si las eventuales sociedades podrán morigerar (o no) la pelea de las provincias con Nación.