Domingo, 28 de septiembre de 2025   |   Campo

reacción de productores ante la medida sobre retenciones al agro y advertencias sobre sus efectos

reacción de productores ante la medida sobre retenciones al agro y advertencias sobre sus efectos

“Desilusión”, “bronca”, “hartazgo”. Esas palabras resonaron en los últimos días en la boca de muchos productores agropecuarios cuando describieron lo ocurrido la semana pasada. El lunes, el gobierno de Javier Milei dispuso la eliminación temporal de las retenciones hasta alcanzar un cupo de exportación de US$7000 millones, con la intención de enviar señales claras a los mercados tras una corrida cambiaria que se extendió varios días. El “veranito” para los agricultores fue efímero: el miércoles se completó ese cupo y las retenciones volvieron a su nivel anterior. Muy pocos lograron comercializar sus granos sin el descuento de los derechos de exportación.

El viernes quedó plasmado el objetivo buscado por el Gobierno: se registró el mayor ingreso de divisas en un solo día en la historia del país, cuando los exportadores de granos liquidaron US$1750 millones. Esa entrada de dólares, junto con el anuncio de respaldo del gobierno de Donald Trump a la gestión de Milei, ayudó a aliviar una crisis que pocos días antes parecía al borde del colapso. El riesgo país descendió y también se moderó la cotización del dólar.

La urgencia por calmar los mercados mediante la fugaz quita de retenciones tuvo, sin embargo, un efecto demoledor en el sector agropecuario. Desató la indignación de numerosos productores de Santa Fe y Buenos Aires, que se entusiasmaron con una medida que se desvaneció en cuestión de horas y varios admitieron haberse “sentido usados”.

En una región donde los rindes son mayores y la cercanía a los puertos exportadores aumenta los márgenes, varios productores consultados por LA NACION coincidieron en que la jugada del Gobierno resultó “contraproducente”, porque “casi nadie” pudo vender granos durante esas horas en que las retenciones fueron nulas y, además, la medida provocó una “distorsión” en los precios de los insumos. “Se trató de un préstamo de los agroexportadores al gobierno”, describió un productor santafesino.

Diferentes productores coinciden en señalar que no lograron vender nada de la cosecha a un precio sin retenciones Landtoken

Ante las fuertes críticas del sector, el Gobierno corre el riesgo de perder en esas zonas productivas, de cara al 26 de octubre, un caudal electoral que tenía cautivo y que históricamente se muestra hostil al peronismo. En la elección ya celebrada en la provincia de Buenos Aires se observaron señales de descontento en distritos agrícolas como Pergamino y Ramallo, entre otros, donde se impuso el peronismo. En la cuarta sección, de fuerte peso agrícola, Fuerza Patria alcanzó el 40% y ganó en municipios afectados por las inundaciones como Pehuajó, Carlos Casares e Hipólito Yrigoyen, además de en centros productivos como Junín, Chacabuco y Chivilcoy. La Libertad Avanza (LLA) apenas se impuso en 9 de Julio, Lincoln y Trenque Lauquen, y con márgenes reducidos.

Alberto Marchioni, ingeniero agrónomo y productor de 73 años radicado en Hughes —provincia de origen del gobernador Maximiliano Pullaro— recurrió a la ironía para definir a qué se dedica: “Plantamos dólares a la intemperie”. Marchioni dirige una empresa familiar desde hace 49 años, ahora junto con sus hijos. Trabajan 1.500 hectáreas en el sur santafesino y el norte bonaerense, superficie que en un 90% arriendan para producir soja, arveja, trigo y maíz pisingallo. “Nosotros que alquilamos la tierra, hoy estamos trabajando a pérdida”, graficó Marchioni, integrante de una familia de inmigrantes italianos que logró progresar con un esfuerzo transmitido entre generaciones.

Alberto Marchioni es ingeniero agrónomo y productor de la zona de Hughes, en el sur de la provincia de Santa Fe Gentileza

Este ingeniero agrónomo de Hughes reconoció que “hay cálculos” que no le cierran, después de una semana en la que admitió “sentirse decepcionado”. “El lunes y martes pasado, cuando se conoció la medida del gobierno, la soja se vendía a US$365 la tonelada. El viernes la compraban a US$310, un 14% menos, luego de que se completara el cupo de los US$7000 millones. Es decir, según mis números, nunca se pagó al productor un valor con retenciones cero”, advirtió.

Molesto por la situación, Marchioni propuso que “los productores no deberían vender más granos, aguantar como se puede, hasta la cosecha de trigo, porque ahora hay un precio que no es representativo”.

“La gente de campo se dedica a trabajar. Muchos se quedaron tranquilos, porque había tiempo, según se informó, hasta el 31 de octubre. Pero nos despertamos el miércoles pasado con que el cupo estaba cubierto. Eso provocó un fuerte malestar, en medio de una situación compleja para el sector.

“Lo que no entienden en los sucesivos gobiernos es que si el productor no tuviera que pagar las retenciones invertiría a nivel productivo. Brasil triplicó en los últimos años la producción de soja y la Argentina no logra avanzar, porque el productor no puede invertir en tecnología e insumos para obtener más granos”, consideró Marchioni.

Una mirada crítica similar aporta Adrián Criolani, a quien le sucedió una anécdota reveladora: subió al cerro Champaquí para hacer una travesía y, al descender, encontró que todo había cambiado. “Ascendí al cerro con la noticia de que sacaban las retenciones, pero cuando bajé todo había terminado”, confesó en diálogo con LA NACION.

La anécdota ilustra la perplejidad de muchos productores ante la breve reducción de los derechos a la exportación, que duró entre el lunes y el miércoles. “Lo que pasó es lo de siempre, cuando se trata de medidas que en teoría buscan mejorar la situación del productor y que son todas a corto plazo, como sucedió durante el gobierno anterior con el llamado dólar soja, que implementó el exministro de Economía Sergio Massa”, señaló Criolani, veterinario que explota un campo en la zona de Luis Palacios, a unos 30 kilómetros de Rosario, una región muy apreciada por su cercanía a los puertos. Como la mayoría de los pequeños y medianos agricultores, arrienda la mitad de la superficie que cultiva.

Adrian Criolani, productor de la zona de Luis PalaciosGentileza

“La maniobra fue una forma elegante del gobierno de tomar crédito con los exportadores. Insisto en que este tipo de situaciones las vivimos con todos los gobiernos, pero creo que ahora había otras expectativas en el hombre de campo. Sin embargo, se usó esta medida para tapar un agujero, que era la falta de dólares”, reconoció el productor, que remarcó que “lo que pasó con la quita de retenciones produjo una distorsión en los precios, que se empezó a ver reflejada en los insumos para el campo, que comenzaron a aumentar durante los últimos días”.

Criolani sostuvo que la crisis que atraviesa el campo provoca que “el dinero deje de circular” y que, como consecuencia, se daña el aparato productivo. “El gobierno es consciente de que los derechos a la exportación son malos y contraproducentes, pero no los puede reducir porque este país siempre necesita dólares. Y en este momento la urgencia era tener alguien que le adelantara esa plata”, afirmó este productor de Luis Palacios, que toda su vida se dedicó al campo.

“Yo tengo varios adjetivos para describir el momento, pero el que se impone con más fuerza es desilusión”, dijo Carlos Strologo, productor de la zona de Armstrong, donde las protestas contra las retenciones suelen ser ruidosas. Este agricultor que explota 400 hectáreas (200 son pro Gobierno. “Acá casi nadie pudo vender sin retenciones”, apuntó, y destacó que lo más preocupante “es la falta de previsibilidad”, que convierte la producción en una peripecia. “Dijeron que había un mes para poder vender, pero, de pronto, en tres días se terminó”, afirmó. “No entienden que con reglas claras el campo le podría cambiar la cara a este país. Así es muy complicado”, añadió.

Como muchos de sus pares, este hombre de 68 años que dedicó toda su vida al trabajo rural puso el foco en la falta de inversión y en el deterioro del aparato productivo del sector. “Hoy el hombre de campo no tiene libertad para invertir y desarrollarse. Está atado a las idas y vueltas de los sucesivos gobiernos. Eso lo complica, porque el costo del alquiler de los campos, sumadas las cargas impositivas, deja márgenes muy reducidos”.

Luis Martinelli es productor de granos y también explota un tambo en Roldán, a 30 kilómetros de Rosario. “No logramos vender nada sin retenciones”, afirmó. Y criticó “la escasa previsión” del Gobierno, ya que el cupo se agotó en apenas tres días. “Si hubo un negocio, la mayoría de los productores no lo vio”, señaló.

Luis Martinelli, productor de granos en Roldán, provincia de Santa FeGentileza

“El efecto fue contrario en la compra de insumos para el tambo, por ejemplo. Algunos alimentos para el ganado llegaron a subir un 18% en pocas horas, en un momento en que por la caída del consumo el precio de la leche está en baja”, apuntó. Martinelli, de 54 años, trabaja 600 hectáreas en la zona de Roldán, cercana a Rosario, y el 70% de lo que explota es alquilado. “Va a tener que cambiar el paradigma del campo, porque así es casi imposible producir”, concluyó.

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