
Este mes de septiembre se conmemoró un año más de la enigmática desaparición de Sebastián Ortiz, un suceso que tuvo lugar en San Jaime de la Frontera.
Sebastián Ortiz, de 66 años, fue visto por última vez el 6 de septiembre de 2010. Se desempeñaba como vendedor ambulante, originario de Paso de los Libres (Corrientes), y solía trasladarse en bicicleta por la ciudad para ofrecer sus productos.
Lo avistaron por última vez alrededor de las 20 horas de aquel día, cuando se dirigía a la terminal de ómnibus. Era conocido por todos, apreciado por muchos, pero su rastro se desvaneció. Hasta la fecha, no se ha tenido noticias sobre su paradero.
Ortiz, que contaba con 66 años cuando desapareció, fue visto en su bicicleta roja en la calle San Martín, la principal de San Jaime, a solo una cuadra de la ruta 127. Su intención era sacar un pasaje que lo llevaría de regreso a su hogar, una práctica que realizaba con regularidad.
No obstante, ese día ocurrió algo inesperado, ya que Ortiz nunca volvió a viajar a Paso de los Libres. Se esfumó sin dejar rastro. Nadie sabe qué ocurrió.
Su vida se caracterizaba por la rutina. Durante dos décadas, Ortiz, quien residía en Paso de los Libres junto a su esposa, cruzaba periódicamente a Uruguayana, Brasil, para adquirir distintos productos que revendería en San Jaime. En esta ciudad, alquilaba una habitación en 25 de Mayo y Tratado del Pilar. Durante las mañanas, recorría el pueblo en bicicleta, almorzaba, tomaba una siesta y reanudaba su actividad hasta regresar por la noche.
Sin embargo, el 6 de septiembre de 2010, Ortiz no volvió a casa. Al día siguiente, Beti, la dueña de la habitación que alquilaba, notó la ausencia de su inquilino habitual. Al no obtener noticias, se comunicó con los familiares de Ortiz en Paso de los Libres. Fue entonces que sus hijos viajaron a San Jaime e interpusieron la denuncia correspondiente.
La policía realizó operativos en la ciudad y consultó a los vecinos, pero nadie tenía información sobre el paradero de Sebastián Ortiz. La investigación no avanzaba, por lo que la Fiscalía decidió intervenir en San Jaime, incorporando más efectivos policiales y perros adiestrados.
Se llevó a cabo un rastrillaje por la zona, con la colaboración de varios vecinos, pero no se encontró nada. Se revisaron campos, arroyos, casas particulares, el río Mocoretá, pozos negros y bañados, pero sin éxito.
Incluso se consultó a algunos videntes, pero tampoco obtuvieron resultados. Con el tiempo, la causa comenzó a perder impulso.
Chajarí Digital