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Miércoles, 22 de octubre de 2025

Quién ganará el domingo | Perfil

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Quién ganará el domingo | Perfil

Por algo no hay cierres de campaña masivos. Ni desde LLA, con el aparato del Estado detrás, ni en el peronismo se intentaron movilizaciones pre electorales de fuste. No está el horno social para bollos.

Al mileísmo se le complica la calle ante el aumento del malhumor social, reflejado en las encuestas propias que maneja. También los errores autoinflingidos, como la frustrada candidatura de José Luis Espert en el principal distrito del país y cuya imagen se reproducirá en las casi 15 millones de boletas bonaerenses.

El peronismo apenas puede adherirse, y por un rato, gracias a la oposición a Javier Milei. Sin mayores propuestas, va dividido en varias provincias y en la crucial Buenos Aires -donde los violetas solo aspiran a reducir el margen de derrota de septiembre- disimulan una fractura entre al menos cuatro sectores.

Saldada por la Cámara Nacional Electoral, que esta vez justificó su sueldo, la última puja consistió en cómo se presentará el conteo provisional de votos en la noche del domingo, por primera vez con el sistema de Boleta Única Papel. Será por distrito y no habrá un total nacional.

Alerta spoiler: contra lo que dicen en público, las previsiones tanto en el oficialismo como en la oposición es que nadie conseguirá mayoría propia en ninguna de las dos cámaras. LLA será quien sume mayor cantidad de bancas, por lejos, tanto en Diputados como en el Senado. La vara está bien baja, ya que en la Cámara Baja renueva un puñado de bancas y en la Alta ninguna. Suma todo lo que obtenga.

Las cuentas en el Senado son elocuentes. De los 8 distritos que eligen tres representantes (2 para quien gana y 1 para el segundo puesto) los violetas se quedarían sin nada en Santiago del Estero. En CABA, Entre Ríos (con el PJ separado) y Chaco metería dos y en las cuatro restantes -Tierra del Fuego, Río Negro, Neuquén y Salta- uno al menos. De siete bancas pasaría a 17, más del doble, como mínimo.

En Diputados los cálculos son más complejos. Sobre todo porque dejan la Cámara muchos que funcionaron como aliados, a veces incondicionales, del oficialismo pese a que su color original no era el violeta.

El Gobierno asegura que se contenta con armar un bloque propio de un tercio de la cámara, para asegurarse el blindaje de los vetos presidenciales.

Suena escaso y acaso como una sobreactuación previa mileísta ante la posibilidad de no alcanzar los triunfos abultados imaginados meses atrás. La contundente derrota bonaerense dejó una huella traumática.

En el peronismo se conjetura la pérdida de algunas bancas en ambas cámaras, lo que no le impediría mantenerse como la primera minoría.

Las víctimas principales de esta polarización serían la UCR, el PRO y fuerzas provinciales, varias de las cuales negociaron abiertamente subsumirse a los designios de la hermanísima Karina. Se verá ahí cuánto podrá tallar el inestable impulso de los gobernadores de Provincias Unidas.

Será interesante, claro, observar los esfuerzos de oficialistas y opositores por adjudicarse la victoria el domingo 26.

Sea para relanzarse y convalidar el respaldo de EE.UU., por parte del Gobierno, o con el propósito de reconstruirse como opción para el peronismo, lo crucial por venir en la Argentina arrancará el lunes 27.

Pero esa es otra historia.

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