La investigación, que hasta las primeras horas de ayer estaba en manos de la comisaría 10ª, que por jurisdicción corresponde al lugar del hecho, arrojó como resultado la confirmación de que Jessica, al momento de sufrir un impacto de revólver calibre 38 en la parte alta de su parietal derecho, se encontraba junto a su novio, Alberto Enrique Osuna, de 19 años, quien sería además el propietario del arma.
Pocos minutos antes del disparo, la pareja había estado en el mismo lugar junto al hermano de la chica, quien en el momento del episodio había salido de la habitación.
Las primeras versiones, que se conocieron extraoficialmente, daban cuenta –por parte de los dichos del joven Osuna– que la chica estaba jugando con el arma y hasta se llegó a confundir en un primer momento –y en el terreno de las hipótesis– si se trató de una autodeterminación o de un movimiento accidental.
Pero con el correr de las horas, el joven Osuna, que había quedado demorado a la espera de una determinación del juez interviniente, habría solicitado ayer de tarde hablar con el magistrado para contarle "la verdad" de lo que pasó.Lo cierto es que los investigadores habrían dudado de la primera versión, al constatarse por parte de los médicos forenses que el orificio de entrada de la bala está en una posición muy alta y muy incómoda como para que hubiera sido efectuada por la mano de la misma víctima.