Pese a la recuperación parcial de los precios de los granos y de algunos productos regionales, el productor agropecuario sigue afrontando un escenario complejo desde el punto de vista de la rentabilidad. Así lo refleja el último Monitor de Relaciones Insumo-Producto elaborado por Coninagro, correspondiente a diciembre de 2025, que señala que la suba en los valores de los productos no alcanza para compensar el fuerte incremento de los costos clave de la actividad.
“Este indicador mide la capacidad de estos productos para adquirir una amplia gama de insumos, costos e inversiones del sector agropecuario, que incluyen herbicidas, fletes y maquinaria, y 20 variables más que se analizan y permite observar integralmente las dinámicas de costos y precios, ofreciendo una perspectiva valiosa sobre la competitividad del sector”, detallan.
Según el informe, las relaciones insumo-producto muestran, en términos generales, un deterioro respecto del promedio histórico, una señal que vuelve a encender luces de alerta en un contexto donde la competitividad del sector depende, en gran medida, del equilibrio entre precios y costos.
En los granos, las relaciones siguen siendo desfavorables para la compra de maquinaria, la adquisición de semillas y costos clave como fletes y remuneraciones laborales. LA NACION
El análisis pone el foco en cuánto producto necesita hoy un productor para adquirir insumos fundamentales como fertilizantes, gasoil, semillas o fitosanitarios. En la mayoría de los casos, esa relación resulta menos favorable que en años anteriores, aun cuando algunos precios agrícolas exhibieron una recuperación en los últimos meses.
En el caso de los granos, Coninagro detalló que el panorama muestra una mejora gradual mes a mes, con relaciones más favorables en comparación con la campaña pasada, aunque todavía persiste un marcado deterioro del poder adquisitivo en el promedio de los últimos ciclos.
“Los granos vienen mostrando una mejora lenta pero constante. Aun así, el poder de compra sigue estancado cuando se lo mira en comparación con las últimas cinco campañas. Lo más positivo: siguen ganando terreno frente a inmuebles y fitosanitarios”, indica.
Mientras que las relaciones siguen siendo desfavorables para la compra de maquinaria, la adquisición de semillas y costos clave como fletes y remuneraciones laborales”.
En lechería, si bien las relaciones no resultan favorables en la comparación interanual, registran mejoras respecto del promedio de los últimos cinco años. “En este horizonte, se observan relaciones favorables frente a la compra de inmuebles, de hacienda y de camionetas. Por el contrario, las relaciones siguen siendo negativas en lo referido a inversiones como tractores y en los costos laborales, que aún no han mostrado señales de mejora”, dijo en el documento.
En lechería, en tanto, si bien no muestra buenas relaciones interanuales, sí presenta mejoras cuando se la compara con el promedio de los últimos cinco años.
Según el informe, la yerba mate sigue mostrando relaciones poco favorables frente a los últimos cinco años y, aunque algunos números mejoraron respecto de 2024, esa suba se apoya en una base muy baja, ya que el año pasado fue especialmente malo”. Así, analizó el estudio, el 2025 arrancó y continúa con registros débiles, sin señales claras de una recuperación.
En detalle, aunque la comparación interanual del producto mostró relaciones que a primera vista parecen “buenas”, el dato resulta engañoso cuando se lo analiza en contexto: la base de comparación es un 2024 para el olvido de la actividad yerbatera.
“El deterioro del poder de compra de la yerba mate se explica en gran medida por la crisis que atraviesa el sector en los últimos dos años. En 2024, una cosecha récord cercana al millón de toneladas de hoja verde derivó en una situación de sobrestock en los secaderos, agravada por la desregulación del esquema de fijación de precios”, señalaron
“Lejos de una recuperación sólida, el sector continúa deteriorado y, en términos reales, la yerba perdió alrededor del 40% de su poder de compra frente a los principales costos e insumos”, destacaron.
“El deterioro del poder de compra de la yerba mate se explica en gran medida por la crisis que atraviesa el sector en los últimos dos años. En 2024, una cosecha récord cercana al millón de toneladas de hoja verde derivó en una situación de sobrestock en los secaderos, agravada por la desregulación del esquema de fijación de precios”, señalaron.
“Durante 2025, los productores percibieron en promedio entre $250 y $280 por kilo de hoja verde, con algunos casos puntuales cercanos a los $300/kg, además de pagos diferidos mediante cheques a 30, 60 y hasta 120 días. Estos valores se ubican muy por debajo de la última actualización de costos del INYM, que en octubre estimó un costo de $424 por kilo, profundizando el desfasaje entre precios y estructura de costos”, añadieron.
“El poder de compra registra una mejora promedio del 15%, tanto en la comparación interanual como histórica. La única excepción es la relación entre el novillo y el ternero (+8%)”, indicó Coninagro
En el sector ganadero, la hacienda pasa por uno de sus mejores momentos. “Con precios ganaderos por encima del promedio de los últimos años, las relaciones insumo/productos son ampliamente favorables. El poder de compra registra una mejora promedio del 15%, tanto en la comparación interanual como histórica. La única excepción es la relación entre el novillo y el ternero (+8%)”, indicó Coninagro.




