
La idea del presupuesto participativo seduce: que los vecinos decidan qué obras o proyectos financiar con parte del presupuesto público. Sin embargo, la práctica no siempre acompaña. En muchos municipios el mecanismo se convierte en un ritual vacío o directamente cae en desuso.
Frente a ese escenario, hay ciudades donde el modelo no solo sobrevive, sino que se consolida. Algunas incorporaron tecnología, otras ajustaron las reglas para evitar clientelismo, y varias apostaron por la segmentación para llegar a más sectores sociales.
Vicente López: ejecución y digitalización
Desde hace más de una década, el municipio que gobierna Soledad Martínez (PRO) mantiene uno de los presupuestos participativos más activos del AMBA. El modelo se basa en plataformas digitales que permiten presentar y votar proyectos por zona.
Según los últimos datos oficiales, se ejecutaron 35 de los 37 proyectos seleccionados, y el seguimiento de obras se puede hacer online. Además, en las últimas ediciones se incorporaron categorías como sustentabilidad y accesibilidad. El enfoque digital evita intermediaciones políticas y acelera tiempos de gestión.
Rosario: pionera con presupuesto joven y enfoque territorial
Rosario fue una de las primeras grandes ciudades en implementar presupuesto participativo, allá por 2003. Si bien el esquema tuvo altibajos, desde 2019 se revitalizó con programas como “Presupuesto Participativo Joven”, con fondos asignados a proyectos escolares y barriales.
La ciudad también aplica un modelo de segmentación territorial, con equipos de facilitadores municipales que recorren los barrios para acompañar las propuestas. Aunque no se publican tasas de ejecución año a año, informes del municipio y la participación en la Red Argentina de Presupuesto Participativo confirman su continuidad e impacto.
En 2025 oportunidad hay setenta y dos (72) proyectos distritales, elaborados con ideas propuestas por la ciudadanía en encuentros y operativos desarrollados en más de 1200 puntos de la ciudad.
En el proceso de votación, del cual pueden participar mayores de 13 años residentes en Rosario, resultarán priorizados dieciocho (18) proyectos para toda la ciudad.
Gualeguaychú: récord de ejecución y nueva ordenanza
En esta ciudad entrerriana el presupuesto participativo es política de Estado. Por ejemplo, en 2022 se ejecutó el 98% de los proyectos votados por la ciudadanía, y en 2025 se lanzó una edición con presupuesto récord: $650 millones, el doble que el año anterior.
Una reforma de ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante eliminó la división por zonas y estableció nuevas reglas para facilitar la presentación de proyectos por clubes, iglesias, escuelas y ONG.
Cuentan con una Comisión evaluadora que está integrada por representantes de cada uno de los bloques del Honorable Concejo Deliberante, representantes de las zonas involucradas en la evaluación y miembros de distintas áreas municipales.
Morón: enfoque comunitario y descentralizado
El municipio del oeste del conurbano bonaerense impulsó su esquema participativo con eje en la descentralización barrial.
Desde 2006, el Gobierno local implementa esta política de participación directa, que se consolidó como un mecanismo clave para fortalecer el vínculo entre la comunidad y el Estado.
En la última edición, más de 4.000 vecinos participaron del proceso de votación, y se priorizaron obras vinculadas a espacios públicos y salud comunitaria.
Morón articula el presupuesto participativo con las UGC (Unidades de Gestión Comunitaria), lo que permitió acercar la herramienta a organizaciones de base, como sociedades de fomento o centros de jubilados. La ejecución anual ronda el 85%, según fuentes locales.
San Justo (Santa Fe): presupuesto participativo escolar
San Justo, una localidad de menos de 30.000 habitantes, desarrolló un modelo innovador: presupuesto participativo escolar, en el que estudiantes secundarios definen en asambleas cómo invertir parte del presupuesto educativo municipal.
En la edición 2023 participaron ocho escuelas, y se aprobaron proyectos de mejoras edilicias, bicicleteros y señalética. El municipio informa que todos los proyectos fueron ejecutados antes de fin de año. La experiencia fue destacada en la Red Federal de PP como modelo replicable.
General Alvear (Mendoza): participación intergeneracional
En este municipio cuyano, el presupuesto participativo incluye ediciones para adultos mayores y jóvenes. El último ciclo tuvo una participación récord con más de 100 proyectos presentados y una ejecución superior al 90%.
El gobierno local combina presencialidad y carga digital, y realiza campañas específicas para captar a nuevos votantes. Además, las obras elegidas deben tener seguimiento fotográfico y rendición pública en los centros vecinales.
Ciudad de Córdoba: foco en obras pequeñas y continuidad
Aunque sin cifras públicas detalladas de ejecución, la capital cordobesa sostiene un esquema de presupuesto participativo desde hace más de 15 años, con fuerte impronta barrial. En los últimos años se fortalecieron los vínculos con CPC (Centros de Participación Comunal), y se priorizaron proyectos de bajo costo y rápida implementación.
El modelo cordobés se destaca por su resiliencia institucional: cada gestión mantuvo el mecanismo activo, lo que le permitió generar confianza en la herramienta. En 2024, el municipio anunció una expansión del programa hacia zonas periurbanas.
El Presupuesto Participativo Barrial es una iniciativa que le da al vecino la posibilidad de debatir y controlar el destino de los fondos públicos de manera directa, ya que este prevé el destino del 10% del presupuesto anual de Obras Públicas para la ejecución del programa.