
El frente electoral impulsado por cinco gobernadores para despegarse en las elecciones nacionales de octubre tanto de La Libertad Avanza como del peronismo no tendrá, al menos por ahora, un correlato inmediato en el Congreso. Con un potencial de unos once diputados y siete senadores, los mandatarios avanzan con cautela y priorizan la solidez del armado antes que la expansión. Aspiran a sumar nuevos referentes, pero solo si garantizan cohesión y permanencia en el tiempo.
La formación de los nuevos bloques en el Congreso será después del recambio del 10 de diciembre. “Será en una segunda instancia. Hay que ver cómo funciona esto”, explican en el nuevo espacio. “Es un frente electoral como punto de partida. Veremos si hay condiciones para ampliar con más gobernadores”, agregan.
La nueva liga está conformada por Ignacio Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy), Claudio Vidal (Santa Cruz), Martín Llaryora (Córdoba, peronista del cordobesismo) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe). También influye desde afuera Juan Schiaretti, el exgobernador cordobés y excandidato presidencial en 2023.
En la Cámara de Diputados se alinean con los gobernadores los chubutenses Jorge Ávila y Ana Clara Romero; los cordobeses Ignacio García Aresca, Carlos Gutiérrez, Alejandra Torres y Juan Brugge; los santacruceños Sergio Acevedo y José Garrido; la santafesina Melina Giorgi; y los jujeños Jorge Rizzotti y Natalia Sarapura. En el Senado, los nombres propios son siete: Edith Terenzi (Chubut), Andrea Cristina (Jujuy), Alejandra Vigo (Córdoba), Carolina Losada y Eduardo Galaretto (Santa Fe), y los santacruceños Natalia Gadano y José Carambia, estos dos últimos con vínculos oscilantes respecto al liderazgo de Vidal.
Los cinco mandatarios ratificaron que seguirán impulsando dos proyectos con media sanción del Senado: la distribución del Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la modificación en el reparto del impuesto a los combustibles líquidos, que incluye la eliminación de intermediarios fiduciarios. “No estamos mendigando nada que no nos corresponda ni atentando contra ningún equilibrio fiscal. Cuando hablamos de asignaciones específicas, hablamos de lo mismo”, insistió ayer Torres, el anfitrión del encuentro y uno de los voceros más activos.
En un comunicado conjunto, los gobernadores marcaron posición: “Hay un grito federal que necesita voces en el Congreso. Tenemos la enorme responsabilidad de defender los intereses de nuestras provincias y, al mismo tiempo, contribuir a la gobernabilidad de la Argentina. Todos, el gobierno nacional y nuestras gestiones provinciales, hicimos los ajustes necesarios para avanzar en los cambios que necesitábamos en forma sustentable”.
Pero la apuesta, dicen en el flamante espacio, no es a crecer a cualquier precio. Prefieren consolidar una base firme antes que arriesgarse a un nuevo desgranamiento. Y la experiencia reciente los respalda. En 2023, en el Senado –territorio donde los gobernadores tienen más influencia– ya se había intentado armar un interbloque con impronta provincial. Se llamó “Provincias Unidas” y lo lideró Torres. Lo integraron su aliada Edith Terenzi, Carlos Espínola (Corrientes), Edgardo Kueider (Entre Ríos), Alejandra Vigo (Córdoba), Juan Carlos Romero (Salta) y Lucila Crexell (Neuquén). Pero el armado se desmoronó tras el escándalo de Kueider en la frontera con Paraguay, que forzó su salida del Congreso. Ese antecedente encendió las alertas: ahora, la prioridad es construir un bloque duradero.
Aunque se presentan como una alternativa de “centro”, los gobernadores buscan diferenciarse tanto de lo que fue Juntos por el Cambio como de experiencias recientes de tercera vía, como el espacio Somos en la provincia de Buenos Aires. Por eso, al menos en esta etapa, descartan incorporar figuras como Miguel Ángel Pichetto o Emilio Monzó, con vuelo propio. La consigna es clara: la pureza y subordinación al espacio como condición de origen.