Sábado, 27 de septiembre de 2025   |   Nacionales

Puerto Rico, Vichy y los espacios vitales: memoria e implicaciones políticas

La impronta ideológica de Trump, detrás de la ayuda norteamericana.
Puerto Rico, Vichy y los espacios vitales: memoria e implicaciones políticas

“En pocos días hemos perdido toda certidumbre. Nos hallamos en una pendiente terrorífica e irresistible. Nada de lo que podamos temer es imposible; podemos temer e imaginar cualquier cosa”.

Paul Valéry, 1940

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1 Un poema de 1931, Agua va, de José Limón de Arce, expresa cómo se siente una porción de los puertorriqueños frente a su singular condición de soberanía: “Como sus majaderías/ y atrevimientos castigo,/allá a las tres post meridian/les mandaré un aguacero/de dos horas, bien medidas./Y, si por el agua, fuere/la bachata transferida/mandaré apenas comiencen/otro mayor con ventisca./ Bien está que alguno adule/más, no a mi costa, ¡caroja!/que yo no he nacido yánkee/ni quiero su compañía”.

2. La derrota de septiembre en las elecciones, la incapacidad para conducir una campaña con resultados acordes a las expectativas, la improvisación gubernamental y los casos de corrupción parecieron, por un momento, desvanecer el vínculo del proyecto de Javier Milei con la ultraderecha global.

3. Si se examina el primer mandato de Donald Trump, también aparecen improvisaciones y múltiples vaivenes. Eso persiste y, en buena medida, se transformó en estrategia. Steve Bannon lo dijo respecto de los medios de comunicación. Henry Farrell y Abraham Newman hablan de la enshittification del imperio estadounidense. La última semana y el salvataje del presidente Trump, y en particular el de Scott Bessent, ponen esta cuestión en el centro de la escena.

4. Se ha insistido —y con razón— en la geopolítica, básicamente en la relación del Cono Sur con China como explicación de este salvataje. Pero conviene sumar, como elemento del análisis sobre la intervención de Bessent, la persistencia de la idea de dolarizar: un eslogan de campaña que, a juzgar por los resultados, resultó mucho más potente que “kirchnerismo nunca más”.

5. Hay una palabra entre las obsesiones de la nueva derecha global. El primero que pensó estas cuestiones fue el filósofo francés Alain De Benoist. Pero también reaparece en los textos de Alexandr Dugin (el filósofo y sociólogo más cercano a Vladimir Putin) y en los de Curtis Yarvin: es gobernanza. La gobernanza democrática —que incluye elecciones, por ejemplo— resulta problemática para cierta manera de ejercer el poder. Carl Schmidt, casi el padre intelectual de este movimiento, hablaba de decisionismo: la tradición, la fuerza y el poder por encima de las leyes. Lo que propone Bessent es volver a un eje donde las decisiones no pertenezcan a la sociedad ni a sus representantes, sino que nazcan desde otro lugar.

6. Lo dijo con todas las letras Donald Trump en las Naciones Unidas: el proyecto no solo consiste en cuestionar la hegemonía china, sino también en gobernar con menos límites: “Pero hoy, tras solo ocho meses de administración, somos el país más destacado del mundo. Y ningún otro país nos llega a la suela del zapato. Estados Unidos tiene la suerte de tener la economía más fuerte, las fronteras más sólidas, el ejército más poderoso, las amistades más sólidas y el espíritu más fuerte de todas las naciones de la Tierra. Realmente estamos viviendo la edad de oro de Estados Unidos”. Lo notable es que el discurso de Milei fue exactamente en el mismo sentido.

7. Está claro que la historia de Puerto Rico es muy distinta a la de la Argentina. Sin embargo, es un caso en el que se cedió soberanía a cambio de gobernanza, con un resultado, cuando menos, modesto. Una síntesis producida por IA describe el estado actual: el gobierno local tiene su propia constitución, autoridades electas (gobernador y Legislatura) y amplias competencias en asuntos internos (educación, salud, seguridad). A eso se suma que EE.UU. controla la defensa, las relaciones exteriores, la moneda (dólar), las fronteras, el comercio interestatal e internacional y las leyes de inmigración. Puerto Rico cuenta con un Comisionado Residente en la Cámara de Representantes de EE.UU., pero éste tiene voz, no voto; no tiene representación en el Senado. Los puertorriqueños que residen en la isla no pagan impuestos federales sobre la renta (aunque abonan contribuciones locales como el IVU y aportes al Seguro Social y Medicare). Esta es una de las diferencias más significativas con los estados. Cabe preguntarse con sensatez cuánto de todo esto está detrás de la imaginación de quienes gobiernan la Argentina.

8. Adolf Hitler inició la invasión de otros países europeos impulsado por una idea que, en tiempos de geopolítica intensa y de lucha por la hegemonía, conviene tener presente. La noción de “espacio vital” se halla en el sustrato ideológico de los nazis del siglo XX y reaparece en los dichos de Trump sobre la anexión de Canadá y la toma de poder sobre Panamá.

9. La república francesa de Vichy, el régimen pronazi que gobernó ese país entre 1940 y 1944, formó parte de esa expansión. En aquel entonces predominaba el temor: los franceses de Vichy describieron al Frente Popular como una “alianza monstruosa del comunismo moscovita, el radicalismo masónico y las finanzas judías”.

10. Exasesor de Georges Soros y abiertamente gay, Bessent podría parecer, a simple vista, el representante racional de la gestión Trump. Medios europeístas como Le Grand Continent se encargan de desmentir esa hipótesis: las teorías económicas de Bessent, hoy afines a las de Elon Musk, son la versión matemática del mundo conceptual de los neorreaccionarios. En guerra con Jerome Powell —que es como decir que el Ministerio de Economía está en guerra con el Banco Central— su estrategia interna es avanzar, concentrar poder y reducir la autonomía de la Reserva Federal. Sí: gobernanza, decisionismo schmittiano.

11. Sorprende el silencio de la oposición política como respuesta a la intervención de Estados Unidos en la última semana. Como si la estrategia de Bannon diera resultado, diputados, gobernadores y candidatos parecen groggies.

12. Volvamos a la literatura. En una página sobre letras de Puerto Rico hallamos el célebre cuento de Cortázar, Casa tomada. Vale la pena recordar su final, a la luz de la geopolítica que plantea Javier Milei: “Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada”.

* Jefe de Redacción del diario PERFIL.

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