Martes, 28 de octubre de 2025   |   Campo

Pueblo bonaerense aislado donde la única urna recorrió 170 kilómetros para llegar

Pueblo bonaerense aislado donde la única urna recorrió 170 kilómetros para llegar

En Morea, una pequeña localidad del partido bonaerense de 9 de Julio, votar el domingo pasado fue casi una odisea para quienes no residen en el pueblo. La combinación de lluvias persistentes, caminos rurales intransitables y el aislamiento casi total impidió que la mayoría del padrón pudiera acercarse a la única urna disponible.

Morea tiene cerca de 200 habitantes, la mayoría productores que se dedican al campo. “En realidad, es más campo que pueblo; Morea tiene cinco cuadras a la redonda”, describe Maribel Bruno, vecina de la localidad, a LA NACION.

“En el pueblo vive mucha gente mayor; por eso nos preocupa el estado de los caminos rurales. Hoy la situación es crítica. Lamentablemente estamos muy complicados porque estamos aislados”, agrega.

La gente del Correo Argentino hizo 170 kilómetros de ida, pero de regreso no quisieron repetir esos kilómetros: probaron por el camino que estaba cortado y pasaron como pudieron. Gza.

Para llegar por la vía directa, el desafío es enorme: “Son 40 kilómetros hacia 9 de Julio por camino de tierra, pero está intransitable desde hace aproximadamente mes y medio; totalmente cortado e imposible de utilizar”, relata.

Morea, el pueblo aislado por el agua donde mucha gente no pudo votar

La otra opción tampoco ofrece garantías: “El otro camino son 17 kilómetros de tierra hasta la localidad de Dudignac y de ahí es todo ruta hasta el centro de 9 de Julio”. Pero en ese trayecto los caminos también están comprometidos: “Complicados; también están cortados”.

En ese sentido, Bruno explica: “Allí hay una cortada muy importante y profunda por donde corre mucha agua y lo venimos sufriendo desde hace dos meses; somos los propios vecinos de Morea los que tratamos de mantener el paso. Le venimos tirando cascotes, tratando de solucionarlo nosotros”.

El problema es estructural: los campos, saturados de agua, están a mayor nivel que los caminos rurales. “Más adelante, ya llegando a Dudignac, hay aproximadamente 100 metros de agua con un pozo profundo que, lamentablemente hoy, si no tenés una 4×4, no podés pasar”.

De las 341 personas habilitadas para votar, solo 140 pudieron hacerlo: un 41% del electorado. Gza.

El impacto en la vida cotidiana es profundo. La educación es uno de los sectores más afectados. En el pueblo funcionan la escuela primaria Nº16, con más de 110 años; una secundaria y un jardín de infantes. Pero la asistencia de los docentes es cada vez más difícil.

“En las tres instituciones, por ejemplo la primaria, los docentes vienen de 9 de Julio y de Dudignac. Esta semana hay clases virtuales porque es imposible llegar. En la secundaria tenés solo un profesor que es de Morea; el resto viene de Dudignac y no llega. Y para el jardín de infantes, el director y la maestra vienen de 9 de Julio, que tampoco están pudiendo llegar”, cuenta Bruno.

El presidente de mesa, Mariano Barbosa, cumpliendo con su deber cívico. Gza.

La situación tuvo un impacto directo en la votación del domingo. “La verdad que fue muy tranquila porque hubo gente que no pudo llegar”, describe la vecina, que vive en el centro a apenas una cuadra y media de la escuela; pero la mayoría no está en esa situación.

“Mucha gente que vota en Morea es de Dudignac y de 9 de Julio; quisieron venir a votar a Morea y no pudieron llegar. Mucha gente del campo que debía votar tampoco pudo hacerlo en Morea. Hubo una familia que vino de 9 de Julio en un Ford Falcon y les entró el agua en el auto, así que no pudieron pasar”, lamenta.

Pese a la poca concurrencia, el resultado final fue: 86 votos para LLA; 45 para Fuerza Patria; y 10 votos para Provincias Unidas. Gza.

De las 341 personas habilitadas para votar, solo 140 pudieron hacerlo, un 41% del electorado. “Porque el resto no pudo llegar; no es que no quiso votar sino que era imposible llegar”, subraya Bruno.

La escena del operativo electoral también fue insólita. “Hay una única urna en Morea; la mesa es la 131 y el presidente fue mi marido, Mariano Barbosa, que además es docente”, detalla.

Incluso los gendarmes que transportaban la urna tuvieron inconvenientes: “Vinieron a traer la urna y se encajaron por el camino corto, por lo que tuvieron que dar la vuelta y hacer 170 kilómetros para llegar”.

Lo mismo ocurrió con la gente del Correo Argentino: “Hicieron 170 kilómetros de ida, pero de vuelta no quisieron repetir el recorrido; probaron por el camino que estaba cortado y pasaron como pudieron”. Pese a la poca concurrencia, el resultado final fue 86 votos para LLA, 45 para Fuerza Patria y 10 votos para Provincias Unidas.

La bronca entre los vecinos se acumula. “Venimos de meses de sequía y el municipio, durante ese tiempo sin lluvia, no hizo nada”, cuestiona Bruno. Y asegura que “se sabía que este fin de semana iba a llover”, sobre todo cuando “ha llovido 110 milímetros en dos días”.

Sin embargo —reclama— no se hizo nada de antemano: “Los días que no llovieron y en los que se pudo haber trabajado para limpiar canales y arreglar caminos, para que la gente pudiera circular y votar, el municipio no hizo nada”.

Nacida y criada en La Matanza, hace nueve años Bruno decidió dejar la inseguridad del conurbano bonaerense y se mudó a Morea, en busca de un futuro mejor para su familia. “Buscando tranquilidad”, reflexiona, con 40 años. Hoy, en medio de esta emergencia hídrica, reconoce con angustia que están “repensando qué hacer en el futuro si la situación de los caminos rurales continúa”.

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