Cuando Moisés Baralya, a cargo de la explotación del tradicional cine, cerró definitivamente la puerta del Rex el 20 de marzo, integrantes de la Sociedad Italiana hicieron conocer su convicción de reabrir el lugar como sala de espectáculos, ya que es patrimonio de los abuelos italianos. “Fue construido con la idea de fomentar la cultura que ellos habían traído y afirmarla en la tierra que nos recibió”, expresó Olga de Chicco, titular de la Sociedad Italiana en ese momento. Es por eso que, según manifestó la presidenta, la entidad rechazó propuestas de instalación de mercados chinos, por ejemplo, para continuar con el legado de sus abuelos.
“Ya firmamos el contrato y en lo que a nosotros respecta están satisfechas nuestras aspiraciones”, contó de Chicco. Ahora, los empresarios están trabajando para cumplir con los requisitos que demandan los organismos oficiales, principalmente la Municipalidad, relacionados con la seguridad.
Aunque la fecha no es exacta, todas las expectativas están puestas en inaugurar el Nuevo Rex durante las vacaciones de julio.
Los trabajos comenzaron y los operarios irán a contrarreloj porque ya faltan pocos días (las vacaciones de julio comienzan el 10) y todo debe estar listo para el acto inaugural. “Como dueños del local resignamos aspiraciones relacionadas con montos más altos para que esto continúe siendo una sala de espectáculos”, señaló de Chicco.
Motivos del cierre
Si bien el auge de nuevas salas provocó un cambio de hábitos en los amantes del séptimo arte, la clausura concretada el 25 de enero de 2005 por los controles de la Municipalidad realizado como consecuencia de la tragedia de Cromañón terminaron convirtiéndose en el último golpe al cine Gran Rex.
El 20 de marzo se cerró una sala de espectáculos que formó parte de la historia de Paraná durante 70 años, con épocas de esplendor, de marcada presencia en actividad social -en sus primeras épocas como teatro y luego como cine- y también en su época de agonía, que culminó con el cierre la puertas del Gran Rex por parte de Baralya.
“La Sociedad Italiana no quiso renovar, no sé qué planes tiene para el lugar”, dijo, y relató: “Esto comenzó con la clausura en enero del año pasado: la Municipalidad pidió unos arreglos para garantizar las condiciones de seguridad, los hicimos, y luego de ello nos pidieron nuevas cosas, ampliaron más solicitudes. A raíz de esta situación, dijimos que la inversión la podíamos hacer si la Sociedad Italiana nos facilitaba más años de contrato para recuperarla”, indicó al momento del cierre Baralya.
Uno de los puntos exigidos por la comisión de inspectores de la Municipalidad y que finalmente no se concretaron fue la colocación de rociadores contra incendios en toda la sala. Ello requería una inversión superior a los 100.000 pesos.Son esas algunas de las cuestiones de seguridad que deben tener en cuenta los nuevos inversores.La realidad es que desde hace meses la capital entrerriana no cuenta con cines y este proyecto reabre las expectativas de los paranaenses de la puesta en funcionamiento de los cines.
Los inversores, con salas en el país
El inversor es Antonio Álvarez, un empresario de Buenos Aires vinculado a salas de cine en distintos puntos del país, incluido el cine Gran Odeón de Concordia, con capacidad para 680 en platea y 700 en pullman. La Fundación Gran Odeón se dedica a realizar obras teatrales y culturales, además de actividades municipales y benéficas, según especificó su presidente, Eduardo Caminal. La Fundación otorgó la explotación del cine a Álvarez por tratarse de un empresario con gran conocimiento y trayectoria en el mundo del cine.
Dentro de las reformas que se están realizando en el cine se encuentra la de la fachada. “Van a reciclar el frente y ahora se llamará Nuevo Rex”, dijo Olga de Chicco. Luego agregó: “Tendrá elementos de última generación, sobre todo en lo que se refiere a pantalla y butacas”.
La entrevistada señaló que es muy grande la inversión que está realizando el nuevo inquilino del local. (Uno)




