
EL CALAFATE, Santa Cruz.- Para el año 2100, los investigadores anticipan una disminución del 30% en la precipitación anual en el centro y noroeste de esta provincia, como resultado del cambio climático que afecta al planeta. Esta información proviene de un estudio realizado por científicos del INTA Santa Cruz y la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, quienes analizaron seis décadas de datos climáticos y elaboraron escenarios futuros basados en información científica, proporcionando pautas para planificar el futuro del campo con previsión.
“Nos motivó cuantificar el cambio climático con datos científicos para poder asegurar la producción en los escenarios futuros y adaptarnos a ellos”, afirmó Pablo Peri, director del proyecto y coordinador nacional del Programa Forestal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en diálogo con LA NACION.
La investigación ha concluido: se han dejado atrás años de trabajo que consistieron en crear una base de datos climáticos propia para Santa Cruz. Se rastrearon no solo datos oficiales de meteorología, sino también se recabó información en las estaciones ubicadas en las estancias y se desarrollaron proyecciones a partir de modelos climáticos globales que ofrecen diferentes escenarios futuros según el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero.
Integrantes del Grupo Forestal, Agrícola y de Manejo del Agua de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Santa CruzINTA Santa Cruz
Con esta información, se establecieron once regiones climáticas en la provincia, y los resultados fueron contundentes: una gran parte del territorio ya muestra una tendencia negativa en las lluvias, y el panorama podría volverse aún más crítico hacia el año 2100.
El futuro de los pastizales, así como su vulnerabilidad ante la falta de precipitaciones y los períodos de sequía, fue una de las constantes que guió la investigación. Esta preocupación también está presente entre los productores rurales. La escasez de agua, junto con el aumento en la duración de los períodos de sequía, afecta la calidad productiva de los pastizales donde se desarrolla la ganadería ovina extensiva.
Los resultados de la investigación, que forma parte del trabajo doctoral del ingeniero Leandro Almonacid del Grupo Forestal, Agrícola y Manejo del Agua de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Santa Cruz, bajo la dirección de Peri, caracterizaron la dinámica de las sequías meteorológicas en la provincia en el contexto del cambio climático, analizaron el comportamiento de las precipitaciones en las últimas seis décadas y proyectaron posibles escenarios hasta 2100.
El Dr. Pablo Peri durante el recorrido de campo realizado para esta investigación.INTA Santa Cruz
Almonacid sostiene que “este no es un problema futuro, ya lo tenemos hoy”. Recordó que “la reducción de las lluvias y la ocurrencia de sequías han llevado en los últimos años a declarar emergencias agropecuarias en la provincia”. A este respecto, advirtió que “la investigación plantea que los impactos más directos recaerán sobre los pastizales, base de la producción ovina, afectando la productividad de los sistemas”.
En este sentido, Peri, quien ha participado como delegado argentino en las reuniones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el organismo de las Naciones Unidas encargado de evaluar la ciencia vinculada al cambio climático, consideró que los cambios deberán ser abordados desde distintas perspectivas. Rescató dos posibles enfoques: “Uno es desde la mirada de la mitigación; el otro, desde la adaptación. Lo cierto es que desde nuestra región no podemos influir en la mitigación global, pero sí podemos adaptarnos. Los productores tendrán que evaluar qué medidas adoptar para disminuir este riesgo anticipado”.
Trabajo en los campos de Santa Cruz para relevar el estado del suelo y el futuro de los pastizalesINTA Santa Cruz
En el escenario más crítico, hacia finales de siglo, se prevé una reducción de hasta un 30% en la precipitación anual en el centro y noroeste de Santa Cruz. En cuanto a la dinámica de las sequías, se observa la existencia de dos zonas contrastantes: en el oeste, se registran menos eventos, pero estos son más prolongados y severos; mientras que en el centro y este, hay mayor cantidad de episodios aunque de menor duración y severidad.
Los investigadores señalaron una serie de alternativas y estrategias que podrían ser útiles para los productores, tales como técnicas de suplementación, exploración de alternativas de extracción de agua, segmentación de los campos para un manejo más eficiente y autoproducción de forraje. También son fundamentales la creación de redes de alerta por sequía y el monitoreo continuo de los campos para anticipar y enfrentar situaciones críticas.
“Por ello, a partir de este trabajo invitamos a los tomadores de decisiones, a los productores, las sociedades rurales, los compradores de lana y corderos, y los gobiernos, a analizar las opciones para adaptar la producción y evitar el colapso de la cadena productiva”, subrayó Peri.
La publicación se basó en la base de datos global CRU para analizar el comportamiento de las precipitaciones entre 1961 y 2020. Los resultados revelaron un marcado descenso en las lluvias anuales y estacionales, con tendencias negativas más pronunciadas en el noroeste provincial, especialmente durante los meses de otoño e invierno.
Para proyectar el futuro, los investigadores recurrieron a los modelos climáticos globales del consorcio CMIP6, que ofrecen simulaciones según diferentes escenarios de emisiones. De los 27 modelos disponibles, seleccionaron los cinco que mejor representaban la dinámica de la provincia en un periodo de referencia (1995-2014). Con esta selección, se elaboraron proyecciones para dos horizontes temporales: 2041-2060 y 2081-2100.
El equipo de investigación se completó con Natalia Pessacg y Boris Díaz. El trabajo completo, titulado “Caracterización espacio-temporal de las sequías meteorológicas en Santa Cruz en el contexto de cambio climático”, está disponible en línea a través de la Revista Meteorológica.