Sábado, 7 de junio de 2025   |   Campo

Pronóstico inquietante del director del INTA sobre la reforma que impulsa el Gobierno en el organismo

Pronóstico inquietante del director del INTA sobre la reforma que impulsa el Gobierno en el organismo

Los ajustes y modificaciones en la estructura del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) podrían dejar al agro argentino sin el respaldo técnico necesario en un contexto global que exige un aumento en la producción de alimentos. El mejoramiento genético, los bancos de germoplasma, las investigaciones de base, los ensayos para vacunas y la protección de los recursos naturales están en riesgo. Según las advertencias de trabajadores y directores, la pérdida de programas y estaciones experimentales podría ser irreversible, habiéndose reducido la dotación de personal en un 10% hasta la fecha.

En una entrevista con LA NACION, Ariel Pereda, director nacional del INTA, informó que en el último año y medio se ha reducido la planta de trabajadores en alrededor de 650 personas, debido a jubilaciones e retiros voluntarios. “Si consideramos las proyecciones por bajas estimadas en los próximos años, a fines de 2025 la planta del INTA se reducirá en un 16%, y si miramos el valor de la dotación óptima, la reducción sería del 23%”, afirmó.

El avance que busca el Gobierno, explicó, daría lugar a un achicamiento y reducción del Consejo Directivo, que está compuesto por representantes del sector público y privado, especialmente por el cambio en su composición, que implica la salida de las universidades y la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea). Este cambio modificaría el modelo histórico de gobernanza del INTA, haciendo que el Poder Ejecutivo tenga un peso decisivo sobre los destinos de la institución.

“La posibilidad de que un DNU defina, además de una nueva constitución del Consejo Directivo, una centralización administrativa y financiera del INTA condicionará la toma de decisiones en la agenda institucional para el sector y para el país”, analizó.

Ariel Pereda, director nacional del INTA: “Dejaría de ser un organismo técnico para ser uno político”

Según Pereda, la consecuencia directa de este avance sería que el INTA “dejaría de ser un organismo técnico para convertirse en uno político”, algo que, visto desde una perspectiva más amplia, “quedará sujeto a los cambios del color político de los gobiernos de turno”.

Respondió que diversas áreas se verían afectadas y están haciendo esfuerzos considerables para abordar estas dificultades de la mejor manera posible, pero un ajuste mayor en la institución o un nuevo retiro voluntario “afectará” de manera profunda e “irreversible”. Por ejemplo, en los programas de mejoramiento genético, donde el INTA es el principal obtentor de variedades del país. Lo mismo aplica a los bancos de germoplasma y a las investigaciones básicas, en las que el sector privado no invierte, lo que impactaría notablemente en la competitividad de las regiones extrapampeanas.

“Los procesos biológicos que requieren varios años de recopilación de información o los ensayos prolongados para la producción de vacunas para la ganadería se verían seriamente comprometidos. ¿Quién se encargaría del cuidado del medioambiente y de recursos naturales como el suelo, sus nutrientes, el agua y su uso eficiente, con un INTA debilitado?”, planteó. Actualmente, hay nueve agencias pertenecientes a la Estación Experimental AMBA que están en proceso de cierre, desde La Plata hasta Escobar, Marcos Paz, San Vicente, Luján y Moreno, entre otras.

Trabajadores de INTA Castelar salieron en respaldo del organismo

Por esta razón, si se avanza con el DNU, como señala el gobierno de Javier Milei, la totalidad de las agencias de extensión y la cobertura técnica en un amplio espectro de actividades relevantes se verían comprometidas debido a la reducción de personal. Esto tendría un impacto directo en el interior productivo del país. Pereda aclaró que el INTA siempre ha realizado un ejercicio continuo de autoevaluación y reestructuración.

“No tengo dudas de que el INTA tiene mucho por mejorar, pero eso no se soluciona con un simple Excel, sino con ideas, propuestas y mucho diálogo. Este año, el INTA se planteó iniciar un proceso para definir qué debemos continuar haciendo, qué temas debemos dejar de lado y cuáles debemos abordar. Este análisis se propone hacerlo con el sector productivo y académico, tratando de enriquecer el proceso con miradas externas al INTA”, indicó.

Sobre las declaraciones del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, acerca de que el INTA “consume la mitad de las retenciones del maíz”, advirtió que el funcionario está “mal asesorado” al presentar un dato “malicioso”.

“El ministro se refiere a los $400.000 millones que figuran en los papeles, cuando el presupuesto real para este año es de $223.600 millones. Existe una diferencia de 187.000 millones que proviene de la recaudación indicada por la ley de autarquía, que solo se incluye para mostrar la diferencia entre recursos y presupuesto disponible; esos 187.000 millones nunca estarán disponibles. Esta situación se repite todos los años y nunca el INTA accede a la totalidad de los recursos que le corresponden por ley. Sturzenegger debería saberlo”, aclaró.

Ariel Pereda, director nacional del INTA: “Otro error importante es no contemplar en la ecuación el impacto económico de las innovaciones y paquetes tecnológicos”

En 2003, el INTA contaba con aproximadamente 3600 empleados. Por ello, resaltó que el ministro omite que entre 1982 y 1992 la plantilla era de aproximadamente 5800 agentes, cifra similar a la de hoy. “No se trata de manipular estadísticas, sino de discutir ideas. ¿Es correcto que el INTA tenga la misma dotación que hace 37 años, ante el aumento de la población en Argentina y el crecimiento de la superficie sembrada, la producción y la exportación, indicadores que se han duplicado durante esos años?”, planteó.

Asimismo, señaló que otro error significativo es no incluir en la ecuación el impacto económico de las innovaciones y paquetes tecnológicos desarrollados por el INTA y puestos a disposición del sector de forma directa. Entre ellos se encuentran desarrollos muy relevantes, como la identificación del Mal de Río Cuarto, la enfermedad viral más importante del maíz en Argentina; la promoción de la siembra tardía, que ha proporcionado rentabilidad y estabilidad al productor; la implementación de la siembra directa; o más recientemente, la creación de Bautista INTA, el primer maíz mejorado desarrollado en la mesopotamia para consumo directo o alimentación de ganado y el control de la chicharrita.

Por último, sostuvo que esperan que el Gobierno escuche a todos los sectores. “Esperemos que se generen espacios de diálogo genuinos con una agenda estratégica, para un mejor INTA y una mejor Argentina”, concluyó.

Si el Gobierno avanza con los cambios, dijo, en un año el INTA ya no existirá tal como lo conocemos hoy. Habló del riesgo de “un INTA sometido a los vaivenes políticos de los gobiernos de turno y con una capacidad de respuesta mínima para el sector productivo en un mundo que demanda cada vez más alimentos, que es la principal fuente de divisas para el país”.

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