Lunes, 2 de junio de 2025   |   Campo

Productos innovadores que impulsan cultivos y ganadería, conquistando espacio en el mercado agrícola

Productos innovadores que impulsan cultivos y ganadería, conquistando espacio en el mercado agrícola

Existen en el mercado múltiples productos que se clasifican como fertilizantes especiales. Estos productos generan una respuesta adicional en las plantas gracias a su formulación y al agregado de compuestos químicos o biológicos que no necesariamente aportan nutrientes.

Los fertilizantes especiales han mostrado, en diversas investigaciones, una respuesta positiva y consistente en el rendimiento de granos. Esto está llevando a un aumento acelerado en su uso y comercialización a nivel global.

En el reciente Simposio Fertilidad 2025, el doctor Patrick Du Jardin de la Universidad de Lieja, Bélgica, reconocido como uno de los principales expertos en bioestimulantes, explicó que estos se definen por los efectos esperados en las plantas y cultivos. En el vasto mercado de productos disponibles, los bioestimulantes pueden actuar reduciendo el estrés, mejorando la calidad de los frutos, aumentando la disponibilidad de nutrientes en el suelo o optimizando la forma en que las plantas los utilizan. Por este motivo, es importante entender que los productos bioestimulantes “no son soluciones universales”. Es fundamental documentar, de manera precisa, las condiciones ambientales y los efectos alcanzados con los distintos bioestimulantes.

En Argentina, los bioestimulantes que contienen aminoácidos o derivados proteicos han mostrado incrementos promedio de 200 kg/ha en trigo, 245 kg/ha en soja y 390 kg/ha en maíz, especialmente cuando se aplican de forma foliar en fases vegetativas. Los productos a base de extractos de algas, en cambio, han revelado aumentos de 240 kg/ha en soja y 450 kg/ha en maíz. Los elicitores, que complementan la acción fungicida en muchos casos, demostraron un aumento medio de 245 kg/ha en soja, particularmente aplicados durante la fase reproductiva.

Fernando Salvagiotti, coordinador del programa nacional “Ecofisiología y Agroecosistemas” del INTA, ofreció una perspectiva agronómica sobre el impacto real del uso de fertilizantes biológicos en la nutrición de los cultivos. Comenzó destacando que existen múltiples microorganismos que favorecen el crecimiento de las plantas, ya sea de forma directa o indirecta, a través de procesos como la fijación biológica de nitrógeno atmosférico, la producción de hormonas y sideróforos, la solubilización de fuentes poco solubles de fosfatos o potasio, o el biocontrol mediante antagonismo, parasitismo o supresión de organismos dañinos.

La inoculación de leguminosas se posiciona como la práctica más significativa en términos productivos y económicos, dado el volumen de nitrógeno que se puede incorporar a los sistemas mediante la fijación simbiótica. La efectividad de esta simbiosis será mayor cuando las condiciones favorezcan la producción de biomasa, lo que se traduce en una mejor absorción de nitrógeno. Sin embargo, mencionó que, aunque se han identificado diversas bacterias y hongos capaces de solubilizar fósforo o potasio, no se han encontrado evidencias que sustenten que estas bacterias aporten un beneficio neto a la nutrición de las plantas.

Posteriormente, Nahuel Reussi Calvo, de la Universidad Nacional de Mar del Plata y Conicet, se centró en los fertilizantes de eficiencia mejorada. Estos productos facilitan una mayor disponibilidad de nutrientes para las plantas, al tiempo que disminuyen el potencial de pérdidas o contaminación ambiental en comparación con un fertilizante convencional. Se destacan por su eficacia en reducir las pérdidas de nitrógeno bajo condiciones favorables. No obstante, su respuesta es “sitio específica”, lo que requiere una correcta evaluación y diagnóstico previo a su aplicación. Aunque menos conocidos, existen fertilizantes de fósforo que incluyen en su formulación polímeros, bioestimulantes o inhibidores de la fijación. Estas tecnologías se complementan con biofertilizantes, materiales reciclados y fuentes orgánicas al considerar alternativas de manejo y fuentes de nutrientes. La integración de diferentes tecnologías de insumos y procesos es esencial para lograr los objetivos de sostenibilidad ecológica, económica y social en nuestros sistemas productivos.

Los tres investigadores enfatizaron la necesidad de contar con evidencia científica que respalde el uso de estos fertilizantes especiales. Muchos de los procesos o funciones asociados a ellos aún carecen de fundamentos o demostraciones en campo adecuadas. Además, su aplicación no es generalizable, por lo que es necesario analizar cada situación específica para determinar la necesidad, el objetivo y el tipo de producto adecuado para alcanzar los resultados deseados.

El autor es docente en la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNER.

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