
Varios productores han calificado la eliminación temporal de las retenciones como “otro dólar soja,” advirtiendo que, aunque la medida mejora precios a corto plazo, genera desorden, incertidumbre y beneficia a los exportadores. Señalaron que el plazo de poco más de un mes obliga a vender rápidamente, con el riesgo de una caída de precios al final del período, y cuestionaron la repetición de decisiones “intempestivas” similares a las de la gestión del exministro de Economía Sergio Massa.
La medida oficializada este lunes abarca todos los granos y estará en vigor hasta el 31 de octubre de 2025 o hasta que las ventas declaradas al exterior (DJVE) alcancen los US$7000 millones, lo que ocurra primero. Entre otros cultivos, previamente a la eliminación temporal, la soja estaba gravada con un 26% de retención, mientras que el maíz y el trigo lo estaban con un 9,5%.
René Ponce Micino, productor de Santiago del Estero, manifestó que aún posee la mitad de su producción y planea aprovechar esta ventana para vender. “Preferiría que la eliminación fuera permanente. Otorga más previsibilidad a toda la cadena. Vendía de a poco, porque siempre es necesario tener cobertura contra el dólar,” añadió.
Sobre los insumos, mencionó que probablemente se activen compras por cuestiones de oportunidad, mejorando así la relación entre insumos y granos. “Afecta a quienes siembran en campos alquilados, ya que no existe un mercado de cobertura que funcione en estas circunstancias. La mercadería se vende y toma coberturas en A3 Mercados, pero al ser por un mes la baja, no funcionan en los mercados de futuros,” comentó.
Gonzalo Ropero, productor de Chascomús, expresó: “La intención es vender, pero hay dos o tres aspectos que debemos observar en su evolución. Primero: el mercado, debemos ver dónde se estabiliza, ya que esto depende de la oferta y la demanda. La cuenta teórica de las retenciones es real, pero hay que observar la demanda y la oferta. La oferta tenderá a vender, especialmente la soja, debido a la considerable diferencia de precios. Es el grano más importante y transparente, que se cobra a más corto plazo. Se aprovechará la oportunidad.”
Recordó que el tiempo es limitado. “¿Qué pasará con el mercado? Habría que examinar lo que ocurrió en ventanas anteriores, como la del 30 de junio, donde en los últimos días se desplomó el precio. Por ‘puerta 12’, podría haber—no afirmo que sucederá, pero el riesgo está—una repetición de una situación similar. Es crucial planificar bien la estrategia,” subrayó.
La otra cuestión a analizar es qué hacer con los pesos. “Comprar insumos es una necesidad y una solución. Puedes calzar dólares con dólares, pero debes ajustar bien los plazos de pago: no vender a 30 días y pagar a 7, o lo que sea. Es demasiado pronto para decidir si vender o no. Es una buena noticia, pero hay que evaluar cuán buena es y cómo administrarla,” sostuvo.
Raúl Victores, productor y dirigente de la Sociedad Rural de San Pedro, consideró que la decisión del Gobierno de llevar las retenciones a cero se toma en un momento extemporáneo. “Debería haberse reflexionado y tomado antes, aunque el Gobierno evalúa que esto es interesante o necesario,” indicó.
A pesar de cuestionar el momento, destacó el valor de la decisión. “Sin duda, me parece valioso que las retenciones se reduzcan a cero. Lástima el mal momento en que llega,” afirmó. Al mismo tiempo, opinó que, más allá de los aspectos tributarios, “el Gobierno debería avanzar en desprenderse de un entorno que lo conduce a situaciones complejas.”
Pablo Ginestet, coordinador de la comisión de granos de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y productor agropecuario, consideró que la eliminación temporal de las retenciones fue inesperada: “No se anticipaba algo así. Todos estamos obligados a vender rápidamente y los exportadores generalmente aprovechan para pagar menos de lo que deberían.”
Respecto al impacto real, indicó que algunos productores podrían beneficiarse de la mejora temporal de precios para “comprar insumos, maquinaria o dólares para cubrirse,” pero subrayó que no resuelve el problema estructural: “Si se hubieran implantado planes de reducción gradual de retenciones antes, hoy tendríamos muchas menos retenciones y mayor producción.” A su juicio, el sector ha pasado años con reducciones temporales que no generan previsibilidad ni incentivos a largo plazo.
Criticó la desprolijidad y la incertidumbre que deja la medida a partir del 1° de noviembre: “Todos los dólares que se anticipen ahora faltarán más adelante.” Recordó que lo mismo sucedió al finalizar el programa anterior en junio y advirtió que estas decisiones resultan “muy injustas” porque penalizan a los productores que ya liquidaron antes: “Es muy desprolijo y una pena que se realice así; podría haberse hecho de forma ordenada, con una reducción permanente hacia adelante, y no con estos parches.”
Santiago del Solar, productor agropecuario, calificó la medida como “intempestiva e inesperada” y advirtió que generará serios problemas en el mercado de granos. Explicó que, al ser un mercado con cotizaciones a futuro y posiciones tomadas, los cambios repentinos causan un desarbitraje: “Algunos ganarán mucho dinero y otros perderán, una transferencia de recursos según cómo les haya ido en la tómbola.” Remarcó que decisiones de este tipo no contribuyen a la transparencia del mercado.
Al establecer un período fijo para la venta, comentó, se generará un apuro para los productores y una ventaja para los compradores, tanto externos como exportadores argentinos. “Se rompe el hechizo el 30 de octubre y el 1 de noviembre, y la soja, el maíz y el trigo se convierten en calabaza de golpe,” ilustró. El productor no disfruta del beneficio completo de la eliminación de las retenciones, mientras que el exportador gana previsibilidad y el comprador internacional dispone de una sobreoferta que deprime los precios.
Además, subrayó que la medida no aborda los problemas fundamentales y deja un precedente negativo. Recordó que cada vez que se implementan estos programas, los productores aprenden que “quien guarda y espera hasta el último minuto obtiene un beneficio.”
“Lo inauguró Massa [con el dólar soja], este gobierno ya lleva dos, y quedan dos años más. Ese es el mensaje que recibe el productor: lo hicieron una vez, lo harán dos, lo harán tres. Entonces, ¿por qué vender fluidamente?” planteó.
Desde la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena) apoyaron la reducción, pero resaltaron que las alícuotas del sector de la nutrición animal son una medida que Caena ha solicitado durante años.
“Sin duda, es una medida que respaldamos, ya que llevamos tiempo solicitándola. Esta acción se traducirá en nuevas oportunidades de inversión y exportación para nuestro sector. Confiamos en que se convertirá en permanente, ya que la previsibilidad a largo plazo incrementará inversiones y oportunidades,” afirmó Juan Pablo Ravazzano, presidente de Caena.