
A raíz de la polémica por un anteproyecto de ley del Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la Provincia de Buenos Aires (Ciafba), que propone declarar de “interés público” el cuidado de los suelos y el agua, integrantes de la Federación Nacional de Productores de Papa y de Coninagro advirtieron que la iniciativa “no refleja la realidad del campo”. Afirman que los productores de papa son quienes mejor cuidan el suelo y que la actividad mejora la calidad de la tierra en lugar de degradarla.
En un encuentro con el ministro de Desarrollo Agrario bonaerense, Javier Rodríguez, al que asistieron Alfredo Pereyra, presidente de la Federación, y Raúl González en representación de Coninagro, los referentes del sector papero expresaron su preocupación por el enfoque con que se aborda la situación agrícola y remarcaron que estudios del sector muestran mayor fertilidad tras el cultivo de papa, especialmente cuando se rota con trigo.
Pidieron que antes de avanzar con cualquier anteproyecto se establezca un diálogo consensuado entre todos los actores de la actividad. Cabe recordar que la iniciativa generó malestar entre entidades rurales, que cuestionaron tanto la metodología utilizada como la falta de consulta previa a productores y a las entidades afines.
Javier Rodríguez, ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires; Alfredo Pereyra, presidente de la Federación Nacional de la Papa, junto a directivos de la Chacra experimental de Miramar
“Nosotros sabemos cuidar el suelo, lo hacemos todos los días, porque si no, no tendríamos los rindes que hoy tenemos”, aseguró Pereyra en diálogo con LA NACION, quien además cuestionó que se busque legislar “sin conocer la realidad de cada región ni consultar a los productores”. Según explicó, los cultivos de papa ocupan apenas el 1% de la superficie total de distritos como Azul, Tandil, Balcarce, Lobería, Necochea, General Alvarado y General Pueyrredón —es decir, unas 30.000 hectáreas sobre 3.000.000—, por lo que consideró “exagerado” atribuirles un impacto ambiental significativo. “Lo mismo que hoy pasa con la papa, sucede con el maíz, que pasamos de tener rindes de 6000 kilos y ahora tenemos 12.000 kilos. Es decir, el suelo lo cuidamos y lo hacemos bien”, observó.
Por eso sostuvo que, ante una situación semejante, quienes deben participar del debate sobre el cuidado del suelo son los productores. “Somos los que sabemos cómo producir, hacer nuestro trabajo, por ende, también tenemos que defender nuestro suelo”, sintetizó. Además, la Federación presentó al ministro una nota formal solicitando la revisión del anteproyecto y la creación de una mesa de trabajo donde participen los distintos actores productivos, técnicos e institucionales.
“Si hay que hacer algo, que nos inviten a decidir. No se puede tomar una determinación sobre el campo desde un escritorio. No es verdad que nosotros hemos desabastecido la tierra: si antes producíamos 300 bolsas de papa por hectárea y ahora producimos 3000 realmente hemos mejorado el suelo. No creo que haya algo que se siembre en la tierra que la deje mejor de lo que la encontró, como lo hace el productor de papa. Uno le hace un análisis al suelo cuando lo recibe, y después, cuando se va, le hace otro: queda mucho mejor, mucho más nutrido que cuando llegó. Eso se puede demostrar”, aseveró Pereyra.
Un cultivo de papa en la provincia de Buenos Aires
Añadió que a Rodríguez le parece bien que cualquier medida se lleve adelante con los productores como actores. “Tenemos que estar nosotros también en la mesa, pero de momento no va a salir. Se va a parar”, señaló Pereyra en relación con el anteproyecto.
Para él, la iniciativa responde “simplemente en armar una caja”, que implicaría seguir sumando un impuesto. “Lo triste de esto es que no solo vamos a tener que pagar, sino que además el Estado va a tener otra caja más para recaudar. Realmente es un fin recaudatorio, porque acá al campo no va a venir nadie a ensuciarse los zapatos. Con esto lo que se genera es un impuesto más que nos agregan al campo. Esto crea un ámbito recaudatorio“, dimensionó.
Según explicó, los productores de papa certifican todos los procesos con GLOBALG.A.P., un sistema de certificación voluntaria de Buenas Prácticas Agrícolas (GAP) que promueve la inocuidad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y el bienestar de los trabajadores. “Somos conscientes de que el suelo hay que cuidarlo, porque es lo que debemos dejarles a nuestros hijos y nietos, y si tenemos que hacer algo lo vamos a hacer, pero que nos inviten. Las regiones y los suelos son distintos, por tanto, si hay que sacar una ley se tiene que pensar bien”, sintetizó.
A la derecha, Alfredo Pereyra, presidente de la Federación Nacional de la Papa